Ante la amenaza de derrumbes en la zona donde residía la familia Melara Salamanca, el miércoles en horas de la madrugada ellos esperaban a que amaneciera para poder salir de la vivienda y refugiarse con sus parientes, no obstante a eso de las 5:30 de la mañana fueron sorprendidos por un alud de tierra que afectó a tres viviendas en la localidad.
“El domingo hubo un derrumbe en el taller (cercano a la vivienda), era un presagio de que algo así podía suceder, con otros familiares les estábamos pidiendo que salieran, que se fueran a nuestras casas”, dijo Wilfredo Salamanca quien permanece en la zona donde esta mañana se intenta reanudar las tareas de búsqueda y rescate.
Las víctimas han sido identificadas como María Isabel Salamanca y Francisco Javier Melara (esposos), Karla, de 25 años; Jennifer de 22; Javier de 23 y los gemelos Nahúm y Josué, de 18 años, todos, Melara Salamanca.
Al lugar ha llegado equipo élite de rescate para remover la cantidad de lodo y árboles que han bloqueado la zona. De la vivienda “solo ha quedado un baño”, agrega Wilfredo quien señala que solo la fe los mantiene.
“Como familia estamos consternados y con la fe puesta en Dios, sabemos que Dios se va a glorificar, pero él tiene la última palabra”, agregó consiente que cada minuto que pasa las probabilidades de encontrarlos con vida se agotan.
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“Sabemos que ellos estaban orando al momento que ocurrió”, agregó. Explica que una de las víctimas, Jennifer, se mantuvo en contacto con familiares hasta el último momento.
Intentos por reanudar tareas de rescate
A eso de las 10 de la mañana, ante el cese de las lluvias, los equipos de trabajo metieron maquinaria pesada donde la pareja de esposos y sus cinco permanecen atrapados.
Por varias horas el trabajo fue suspendido debido a que la inestabilidad del suelo y las intensas lluvias ponían en peligro a los rescatistas, señalaron las autoridades.
“La tierra sigue acumulando agua y se vuelve más inestable” dijo el cuerpo de Bomberos. A la zona llegaron el director de Protección Civil, William Hernández y el director de Bomberos, Edwin Chavarría para analizar las acciones a realizar.
Los intentos de reanudar el trabajo se ven obstaculizados por las lluvias, los rescatistas aprovechan los momentos en los que la lluvia se detiene y paran de nuevo cuando vuelve a llover.
El miércoles, a eso de las 5:30 de la mañana se derrumbó la mitad de la montaña que inicia desde la parte alta de Los Planes de Renderos, hasta la calle antigua a Zacatecoluca en el municipio de Santo Tomás, y se extiende a San Marcos y San Salvador afectando tres viviendas, una de estas la de la familia Melara Salamanca.
A eso de las 3 de la tarde, el ministro de Gobernación Mario Durán confirmó que se escuchaban ruidos por lo que se reavivó la fe de encontrarlos con vida.
Durante 15 horas rescatistas, efectivos de la Fuerza Armanda, policías y Bomberos trabajaron intensamente y contra el reloj. Hoy, a eso de las 7 de la mañana los rostros de esperanza parecían desvanecerse ante las intensas lluvias, pero no el deseo de seguir trabajando para encontrarlos.
“Está sonando el teléfono (de una de las víctimas), estamos con la esperanza de encontrar personas con vida en este momento, estamos trabajando en el lugar para rescatarla, esperamos que lo logremos”, dijo ayer Durán mientras un equipo canino rastreaba la zona.
La intensa búsqueda para encontrar a esposos y sus cinco hijos soterrados en Santo Tomás
Familiares que llegaron a la zona del desastre también confirmaron que marcaban a los teléfonos de dos miembros de la familia y que estos aún se escuchaban.
“Mi hija anda allá con los equipos de rescate y me dice que escuchan que se oyen voces. Dios quiera que estén vivos. (Los teléfonos) suenan”. “Yo sé que el Señor es bueno y él ha escuchado nuestras oraciones”, señalaron María Esperanza y Gladis Salamanca quienes esperaban noticias al límite de la zona que ha sido acordonada por las autoridades.
“Tenemos fe, tenemos señales de vida y sabemos que mi familia está ahí (con vida)”, agregó Wilfredo Salamanca, mientras mostraba una de las biblia que sus parientes leían antes del derrumbe.