"El Salvador va a elegir a un jeque y estoy seguro de que Bukele querrá inaugurar una dinastía": Daniel Zovatto
El politólogo argentino presagia una etapa muy oscura para El Salvador y está seguro de que Nayib Bukele querrá inaugurar la dinastía de los Bukele.
El politólogo y abogado argentino Daniel Zovatto presagia una etapa muy oscura para El Salvador, ante la reciente aprobación de la reelección presidencial indefinida. Nuevas Ideas y sus voceros han defendido las recientes reformas constitucionales diciendo frases como "La mayoría manda" o "El pueblo lo aclama", pero para este experto en sistemas electorales esas son justificaciones "primitivas".
La popularidad de Nayib Bukele no era un cheque en blanco para que su partido modificara las reglas a su favor, dice el experto en sistemas electorales, quien advierte que se viene una mayor protagonismo del Ejército porque el presidente querrá mantenerlo como aliado para garantizarse la perpetuidad en el poder.
¿La alta popularidad del presidente justifica que se cambien las reglas a su medida?
Argumentar que lo que están haciendo es escuchar el clamor popular que dice "nosotros queremos de manera indefinida a Bukele" es falso. La popularidad no es un cheque en blanco para gobernar como se te ocurra. La Carta Democrática Interamericana en su artículo 3 establece dos legitimidades. Hay una legitimidad de origen, es decir, vos tenés que ser electo en un proceso electoral libre, transparente, con niveles de integridad electoral. Y hay una legitimidad de ejercicio, que dice que aunque vos ganaste una elección, cuando ejercés ese poder tenés que hacerlo respetando los derechos humanos, la división de poderes y la independencia de los otros poderes, cosas que no ocurren en El Salvador. Bukele no tiene ni legitimidad de origen, ni legitimidad de ejercicio. Lo único que tiene es popularidad.
¿Por qué ilegitimidad de origen? Porque fue reelecto de manera inconstitucional. ¿Y por qué es una ilegitimidad de ejercicio? Porque hoy todos los poderes están cooptados bajo el poder central de Bukele.

¿Qué le espera a El Salvador en unas elecciones donde no hay oposición y donde Nuevas Ideas controla el Tribunal Supremo Electoral?
Que Bukele va a ganar nuevamente en un proceso electoral que no va a tener ninguna credibilidad, ni ningún nivel de integridad electoral porque vas a ir a un proceso electoral donde vos estás prácticamente controlando todo el proceso. El Tribunal Electoral está totalmente cooptado por el Ejecutivo; y la oposición, en todo caso, quizás similar a lo que hizo Venezuela, se inventan unos pequeños partiditos para disimular, pero en realidad esos partidos no tienen ninguna opción de competir en términos verdaderos. Bukele va a volver a ganar las elecciones hasta que en un momento determinado eventualmente el régimen comience a desgastarse. No se puede establecer la fecha, Cuba lleva más de 60 años.
El problema que estamos viendo es que, a diferencia de las dictaduras militares de los años 60, 70 y 80 en América Latina, las nuevas dictaduras están durando muchos años.
VER: ¿Cómo logró Bukele acumular tanto poder en El Salvador… y tan rápido?
Con esta reforma, El Salvador ingresa a un proceso muy peligroso, porque no es como describieron que acaba de morir la democracia. La democracia de El Salvador murió hace rato. Lo que pasó es que firmaron la carta de defunción y la enterraron. La democracia murió con la reelección inconstitucional de febrero del año pasado.
¿Usted ahora encuentra más parecidos entre El Salvador, Venezuela y Nicaragua o todavía hay diferencias?
Diferencias algunas hay, por ejemplo, el nivel de persecución política y de detenidos políticos y de represión que ves en Cuba, que ves en Nicaragua y que ves en Venezuela, todavía no está. Pero eso no quiere decir que no venga, en la medida que se comiencen a fortalecer algunos espacios de oposición.
¿Pero ve diferencias en cuanto al sistema electoral?
El sistema electoral está totalmente cooptado por el Ejecutivo.
¿En ese aspecto ya estamos en las mismas ligas?
Pero por supuesto. Y, además, en el nivel de concentración de poder. Lo otro que va a venir ahora va a ser un afianzamiento cada vez mayor de la presencia y de la influencia del Ejecutivo en las Fuerzas Armadas, porque las Fuerzas Armadas son las que custodian, protegen al dictador de turno para que la dictadura pueda continuar; a través desde una relación, no tanto ideológica, sino a través de una relación basada en los negocios y en las actividades ilícitas que pueda haber. Lo estamos viendo en el caso de Venezuela, lo vemos en el caso de Nicaragua y lo hemos visto en el caso de Cuba.
Una vez que Bukele ya tiene el poder Ejecutivo, del Legislativo, del Judicial, tiene el control del Tribunal Supremo Electoral, ha cerrado los espacios de la sociedad civil, ha perseguido y sigue persiguiendo a los activistas de derechos humanos y a los periodistas, a los empresarios los tiene doblegados. ¿Quién es el que realmente le puede llegar a complicar? ¿Quién es el que hoy le puede enfrentar? El ejército.
Por lo tanto, vas a ir viendo cómo se va a ir consolidando esa relación que le garantice a Bukele la continuidad en el poder sin ningún tipo de riesgo. Para eso, más que la ideología, va a tener que ofrecerle buenos negocios.
¿Mimar al Ejército para garantizarse perpetuidad?
No tan solo mimarlo, sino hacerlos partícipes de los negocios, porque lo que estamos viendo es que la mejor manera de tenerlo a tu lado no es porque defienda una ideología, sino porque sean parte de tus negocios y que si tú caes, ellos pierden desde el punto de vista también de sus negocios.
Yo llevo años denunciando esto, porque estaba claro el manual. La diferencia del régimen autoritario de Bukele de los otros tres es que Bukele ha logrado consolidar su régimen autoritario en mucho menos tiempo.
Yo tuve un fuerte enfrentamiento con (Luis) Almagro porque me decía que yo veía autoritarios por todos lados. No, ahí estaba. Bukele estaba claramente con sus orejas de autoritarios, sus uñas de autoritario, sus garras de autoritario, y su estilo autoritario. No las tenía escondidas, las fue demostrando paso a paso.
Quienes defienden estas reformas dicen que solo Bukele puede sacar adelante a El Salvador...
Lo digo sin rodeos: el Presidente Nayib Bukele es el único que puede llevar a El Salvador hacia donde nuestra población quiere llegar. No hay nadie más.
— Xavi Zablah Bukele?? (@XZablah) July 31, 2025
Él es el líder que este país necesitaba: el único que tuvo el valor de romper con la política tradicional, de enfrentar el…
Es el mismo mensaje que hemos visto en otros países: que es el fenómeno del líder del hombre indispensable e insustituible. Si vos vas a Google lo vas a encontrar cuando se decía de Evo, que si Evo no estaba no había manera de que Bolivia pudiera funcionar. Y entonces uno se tiene que preguntar qué va a pasar con El Salvador si mañana Bukele no puede seguir ejerciendo la presidencia. ¿Qué hay que hacer? Disolver a El Salvador y cerrar el país porque no hay nadie que pueda llegar a gobernarlo. Es absurdo.
Es primitivo ese discurso y es totalmente antidemocrático.
Otra manera de intentar justificar lo que hicieron es que están poniendo ejemplos como Suecia, Canadá, donde Trudeau, para decir que esto pasa en democracias…
Eso demuestra ya no un nivel de primitivismo, sino un nivel de ignorancia, porque Canadá, porque Suecia son sistemas parlamentarios. Y en un sistema parlamentario el primer ministro sale por mayoría del Congreso. Y la reelección en un sistema parlamentario es totalmente diferente de la reelección en un sistema presidencial.
Los tres argumentos son inválidos y a su vez no tienen ningún tipo de sustento desde la teoría de la democracia y de lo que establece la Carta Democrática Interamericana.
Llegar a la fórmula esta del hombre indispensable, el líder insustituible, es una aberración porque está demostrando un discurso totalmente primitivo. Pareciera que lo que están eligiendo es más un jeque que un presidente.
Y ahí vas a tener otro problema, porque está naciendo la posibilidad de un régimen con pretensión dinástica, como lo estamos viendo en el caso de Nicaragua. Ojo con lo que están larvando en El Salvador.
Es realmente un caso muy serio. Yo vengo advirtiendo, el problema que tiene es la seducción peligrosa del régimen. Por eso yo hablo de la bukelización y de la eficracia. La bukelización es ejercer el poder absoluto justificando que vos estás entregando resultados a la gente, en el caso de El Salvador fundamentalmente en el tema de la seguridad, convirtiéndote en una suerte de líder imprescindible e insustituible.
Tú eres el único que puede hacer eso y a cambio de ese resultado que tú le das y de ese apoyo popular que ellos te expresan, vos vas desmantelando la democracia. Todo tiene un endoso de popularidad y si la gente lo quiere, entonces no hay nada que pueda detener, porque hay que complacer a la gente. Una verdadera locura.
Yo siempre hago esta pregunta a quienes me dicen que perdimos la democracia. ¿Cómo conciliar que la democracia maltrecha que teníamos no le resolvió los problemas a la gente?
Por eso yo hablo de eficracia, porque ante situaciones de regímenes democráticos como tenía El Salvador, donde se fueron alternando en la última etapa partidos políticos totalmente corruptos e ineficientes que no daban respuesta a las demandas ciudadanas, van generando la irrupción de estos liderazgos como el de Bukele que son eficaces para resolver problemas, pero no lo hacen con respeto a la democracia.
54% de los latinoamericanos, según la encuesta de Latinobarómetro, dice: no me importaría un gobierno no democrático si me da resultados. Creo que ese porcentaje en El Salvador debe ser mucho mayor.

Quiero retroceder a algo que dijo antes: que El Salvador no va a elegir un presidente, sino que se prepara para elegir un jeque. ¿Anoté bien?
Absolutamente. El Salvador va a elegir a un jeque y estoy seguro de que Bukele querrá inaugurar una dinastía de los Bukele, así como está intentando Daniel Ortega y Rosario Murillo hacer una dinastía de los Ortega y Murillo, como fue la dinastía de los Somoza, etcétera.
Todo el poder para el señor porque solamente él nos puede salvar. Son estos liderazgos mesiánicos, donde el líder es el salvador que te viene a proteger, a cuidar y a salvar y solamente él puede hacer eso. Cuando vos le das todas estas características, es mucho más parecido a un jeque de estas dinastías de los países de Arabia Saudita, de los Emiratos Árabes, de Qatar, que a un presidente democrático que tiene que ejercer el poder con la división de poderes, respetando el Estado de Derecho, respetando los términos de no poderse reelegir más allá de dos periodos. No estás eligiendo a un presidente.
Hay gente que todavía habla de una deriva autoritaria y no de una dictadura.
No, no, no. Esa es la gente que quería ver una luz al final del túnel, y si hay una luz al final del túnel, pero no es la salida, es una locomotora que viene de frente.
No hay nadie hoy en El Salvador que pueda disputarle poder a Bukele. Y si a eso vos le das la continuidad de manera indefinida, entonces tiene todas las características de una dictadura. Es decir, si camina como un pato, hace ruido como un pato, etcétera, es un pato. Claro, un pato diferente a los otros patos, pero es un pato.
Y hay un elemento adicional más grave para el caso de El Salvador. Porque en los otros tres casos, Venezuela, Cuba, y Nicaragua, hay tensiones muy fuertes con la administración norteamericana actual.
En el caso de Bukele, se ha auto ofrecido en ser el carcelero de Trump en Centroamérica. Su cercanía con Trump y Rubio le están garantizando un manto de impunidad para que básicamente haga lo que él quiera.
Por lo tanto, lo que hemos visto es que este autodenominado dictador cool, como él se autodenominaba, se ha convertido en un dictador no cool, sino en un dictador vulgar y corriente, similar a los otros dictadores que seguimos teniendo en América Latina.
El Salvador entra en una etapa mucho más oscura, mucho más peligrosa.

CONTENIDO DE ARCHIVO: