Al menos ocho kilómetros de bosque salado se han secado debido al acelerado crecimiento del nivel del mar en la franja costera salvadoreña, específicamente en San Juan del Gozo, Usulután.
La crisis climática provoca la pérdida progresiva de estos ecosistemas salados, eliminando hábitats cruciales para moluscos, mamíferos pequeños y aves migratorias.
Rafael Vela, responsable del Programa de Bosques y Biodiversidad del Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (CESTA), advierte que el fenómeno es más evidente en la zona conocida como La Tirana.
“Estamos hablando de una franja como de 375 metros por 8 kilómetros de largo, que antes era bosque de manglar, y ahora el mar ha ido secándolo producto del aumento del nivel del agua”, recalcó Vela.
Esta transformación del paisaje no solo implica la pérdida de árboles, sino también la de numerosas especies que dependen del equilibrio entre agua dulce y salobre para sobrevivir.
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Los bosques salados, o manglares, cumplen una función clave en la protección de las comunidades costeras, al servir como una barrera natural contra tormentas, inundaciones y marejadas. Sin embargo, además de la presión del mar, también enfrentan otras amenazas como la tala de sus árboles.
Según el experto, en algunos casos este cambio de uso de suelo ha permitido la expansión de monocultivos, especialmente caña de azúcar.
“El bosque de manglar se seca y los monocultivos se expanden hacia esos territorios, y nadie dice nada”, lamentó Vela, quien denuncia la falta de esfuerzos estatales para recuperar las áreas degradadas.
La pérdida de estos ecosistemas también afecta directamente a las comunidades locales, que dependen de la pesca artesanal y de la recolección de especies como la concha y el punche, que se encuentran cada vez en menor cantidad.
En la vecina Bahía de Jiquilisco, Vela recuerda cómo las descargas de agua dulce desde la represa 15 de Septiembre desplazaron el agua salobre, matando miles de conchas y punches. “Fueron dos años sin conchas”, afirmó, lo que representó una crisis para las familias que dependen de estos recursos naturales para su sustento.
Según proyecciones de la organización Climate Central, algunas playas de El Salvador podrían quedar sumergidas debido al aumento del nivel del mar.
“Esto está incidiendo fuertemente tanto en los ciclos naturales como en ciertas especies y ecosistemas importantes del país”, concluyó Vela.
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Previamente, un grupo de estudiantes del programa Digital Talent, apoyado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), impulsaron un estudio sobre la erosión y el retroceso de la línea costera en la zona oriental del país.
Entre la información recopilada por los estudiantes, se destaca que la zona ha perdido un 60% de sus manglares debido a la explotación de la agricultura y la deforestación para el desarrollo urbano.
Según los datos verificados por instituciones gubernamentales a los que el grupo tuvo acceso, el mar ha retrocedido 144 metros en los últimos cuatro años, esto hasta 2024.
*Este material forma parte del proyecto Acción Climática Centroamérica en Prevención de desastres.
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