Walter Barrientos, el policía élite de la UMO asesinado por pandilleros y que nunca encontró a su hijo

Era un policía de choque dentro del pelotón de la UMO. Tenía una preparación especializada en “hombre rana o anfibio”, y había entrenado para rescates en aguas profundas. Durante años buscó a su hijo desaparecido por las pandillas.

descripción de la imagen
Foto/ Cortesía

Por Óscar Iraheta

2019-04-02 2:41:47

Hace cinco años aproximadamente, las pandillas trastocaron la vida del cabo Walter Alfredo Barrientos Cardona, un policía de élite de la Unidad del Mantenimiento y del Orden (UMO) que tenía una voluntad de servicio muy alta.

Los pandilleros le secuestraron a uno de sus hijos, cuando el joven de 18 años regresaba hacia su casa en el departamento de Sonsonate.

Walter buscó a su hijo por hospitales, cementerios clandestinos, barrancos, ríos y en muchas colonias dominadas por las pandillas y nunca lo encontró.

Era un policía de choque dentro del pelotón de la UMO. Tenía una preparación especializada en “hombre rana o anfibio”, y había entrenado para rescates en aguas profundas. Durante años buscó a su hijo desaparecido por las pandillas.

 

Para Walter y su familia, la desaparición del joven fue un golpe duro que les cambió la vida, tanto que huyeron del lugar donde crecieron. El policía se refugió en una populosa colonia del municipio de Ayutuxtepeque, pero poco a poco los mareros se enteraron que Walter era un policía de élite.

Ayer lunes, a las 5:30 de la tarde, los mareros lo emboscaron cuando viajaba en su motocicleta. El agente no tuvo reacción de defensa, la lluvia de tiros lo bajó de su motocicleta. Los pandilleros sabían quién era Walter, por eso corrieron para arrebatarle la pistola de equipo.

El asesinato del agente fue cometido a las 5:30 de la tarde. Las autoridades terminaron de procesar la escena a las 9:30 de la noche. La víctima no residía en la zona. Foto EDH/Diana Escalante

Tras el homicidio de Barrientos, la Policía no realizó el operativo de búsqueda de los delincuentes que suele hacer tras el asesinato de agentes o militares. Se conoció que las autoridades no supieron, hasta varias horas después del ataque, que la víctima era empleado de la corporación.

Walter era un hombre fuerte, como la mayoría de policías de la UMO, disciplinado, sus amigos de pelotón afirman que nunca le llamaron la atención, hacia largos entrenamientos en el gimnasio, pero su pasión era el fútbol. Era muy bueno para jugar, recuerdan sus compañeros.

Era un policía de choque dentro del pelotón de la UMO. Manejaba el lanzagranadas de gas lacrimógeno M203, pero Pícoro tenía una preparación especializada en “hombre rana o anfibio”, era entrenado para el rescate de personas en el mar, lagos, ríos y aguas profundas. Realizó más de 20 rescates. Ayer sus compañeros de turno recordaron a Pícoro, cómo le llamaban por su indicativo, entre la furia y decepción.

El cabo Walter Alfredo se convirtió en el policía número 10 asesinado en lo que va de 2019 en El Salvador. En el año 2014, las pandillas también arrebataron los sueños Johnny Stanley Rivas Martínez, otro elemento de la UMO quien a la vez era campeón centroamericano de fisicoculturismo. El agente fue asesinado en su casa en Lourdes, Colón.

La Policía registra 734 personas asesinadas en el primer trimestre de este año, para un promedio de ocho homicidios por día.