Familia pide agilizar investigación acerca de desaparición de mujer taxista

Hoy se cumplen dos meses de que no se sabe nada de Nubia Iraheta. Ella trabajaba en Santa Tecla y el auto en el que hacía los viajes fue encontrado en Ilopango

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Hoy se cumplen dos meses de que no se sabe nada de Nubia Corina, quien trabajaba como taxista. Foto EDH/Archivo

Por Jorge Beltrán Luna

2019-02-19 6:54:04

“Como no es una familia importante no les importa; uno no tiene dinero para pagar”. Así se resume el descontento que embarga a la familia de la taxista Nubia Corina Iraheta Rodas, de 31 años, quien está desaparecida desde el pasado 19 de diciembre.

Desde ese día, la única pista que surgió fue el hallazgo del auto que Nubia conducía, el cual fue encontrado el 30 de diciembre, 10 días después de la desaparición, en un tramo de la Carretera de Oro, a la altura del cementerio privado Los Cipreses, en Ilopango.

Pero la investigación ha marchado a un ritmo lento y torpe, en opinión de fuentes policiales conocedoras de ese caso, a tal grado que cuando encontraron abandonado el vehículo de Nubia no fue vinculado de inmediato a la denuncia de desaparición. Estuvieron a punto de llevarlo a un predio policial, sin que peritos policiales levantaran huellas en el automotor.

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Sin embargo, aunque sí lo hicieron después, de poco ha servido, pues a más de un mes de que encontraron el auto, la División de Policía Técnica y Científica aún no ha dado los resultados de las huellas dactilares que hallaron en diversas partes del carro.

Ante esto, los familiares de Nubia se preguntan por qué solo en unos casos las autoridades actúan con celeridad.

Los parientes recuerdan que con otros casos de desaparición de mujeres, la Fiscalía y Policía han resuelto rápido los casos, al rastrear los registros de llamadas y las activaciones de antenas de telefonía de los celulares que cargaban las víctimas y los vídeos de las cámaras de vigilancia ubicadas en distintas carreteras.

En los casos de desaparición y asesinato de la periodista Karla Turcios, de la enfermera Ruth Ester Rivas y de la joven Jocelyn Abarca, el rastreo telefónico y las imágenes de las cámaras de vigilancia ayudaron a dar pronto con los responsables de tales feminicidios.

Sin embargo, en el caso de la taxista Nubia Corina, parece que avanza a otro ritmo. Eso es lo que la Fiscalía de Santa Tecla manifestó el jueves anterior a los familiares que se han mantenido preguntando cómo avanzan las investigaciones.

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No tienen ni el resultado de las huellas dactilares recogidas en el vehículo ni las bitácoras de llamadas y activación de antenas telefónicas.

Ambiente de acoso laboral

Nubia tenía cinco años de trabajar como taxista en una asociación afincada en Santa Tecla. No eran taxis pintados de amarillo y con placas de alquiler autorizados por el Viceministerio de Transporte, sino autos de diversos colores con placas particulares. El que manejaba Nubia era rojo. Ese y otro vehículo los había adquirido con créditos bancarios.

En la base, Nubia era objeto de acoso, según sus parientes. Había algunas personas que le tenían envidia porque últimamente le había estado yendo bien, había ganado más dinero de lo habitual producto de prestar un buen servicio y ganar clientes.

“Púchica, compañera. Usted se va a hacer rica” o “Usted solo de chucha anda”, eran expresiones que algunos compañeros de trabajo solían decirle, según había comentado Nubia a algunos parientes.

Ella se esforzaba en trabajar mucho para ayudar a sus dos hijos, de 10 y 13 años, a sus padres y hermanas. Hubo días que logró cien dólares de ganancia neta, comentan sus parientes.

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No obstante, aproximadamente en los últimos dos meses antes del 19 de diciembre, la familia de Nubia había notado que algo le preocupaba. La madre se lo preguntó en reiteradas ocasiones, pero ella le dijo que no pasaba nada, que todo estaba bien.

Sospechan que alguien podría haberle estado exigiendo dinero. A pesar de que negaba que le preocupara algo, su semblante denotaba lo contrario.

Las sospechas

Mucho antes de desaparecer, Nubia había tenido una relación sentimental con Edenilson Orlando P. R.

Familiares y amigos de Nubia definen a Edenilson Orlando con una sola palabra: posesivo. Por eso mismo, por ser un hombre controlador, la taxista había roto la relación con él, quien también era taxista en la misma asociación.

Nubia había comentado que Edenilson Orlando insistía en molestarla para que continuaran con la relación. Parecía que el hombre no tenía intenciones de dejar que Nubia tuviera otras relaciones.

Tanto a familiares y amistades de Nubia les sorprende que Edenilson Orlando también desapareció meses antes que la taxista. Pero de él no hallaron ni el vehículo en que trabajaba.

Pero a diferencia de los familiares de la joven taxista, los parientes (madre e hijos) de Edenilson no parecen interesados en buscarlos. Viven cerca de donde residía Nubia y a los hijos se los ve tranquilos.

Algunos vecinos aseguran que la madre del taxista ha dicho que ella no tiene tiempo para andarlo buscando.

Han transcurrido casi dos meses desde que desapareció la taxista y lo único que reciben del fiscal asignado al caso es la promesa de que este será resuelto. Pero los familiares temen que sean solo palabras vacías.

“Nosotros queremos encontrarla, esté como esté, pero nos parece que como no somos una familia importante no nos quieren ayudar, no le han puesto el interés que le han dedicado a otros casos”, lamentó un pariente cercano de Nubia.