Foto de las elecciones de 1950 en la que resultó ganador el Cororel Óscar Osorio, publicado el 28 de marzo de 1950. Foto EDH/ Archivo
Este artículo solo permitía votar a mujeres casadas mayores de 25 años y a las mujeres solteras mayores de 30 con alto nivel de escolaridad; sin embargo, nunca se llevó a la práctica, principalmente, por la inestabilidad política de los últimos cinco años del régimen de Maximiliano Martínez, derrocado en 1944.
En 1950 la Liga Femenina, una organización de mujeres de clase media apoyadas por el Dr. Reynaldo Galindo Pohl, diputado constituyente, presentaron la iniciativa de ley que concedió por primera vez los derechos ciudadanos a las mujeres salvadoreñas sin restricciones.
Previo a estos acontecimientos, Estados Unidos aprobó el derecho al voto de la mujer en 1920. En El Salvador el proceso inició en 1930, cuando Prudencia Ayala, conocida como “La Sibila Santaneca” se auto proclamó candidata a la presidencia de la República.
El lanzamiento de dicha candidatura causó controversia y un debate sobre el artículo 51 de la Constitución de la época que rezaba “son ciudadanos de la república todos los salvadoreños mayores de 18 años, los casados y los que hayan obtenido título literario aunque no hayan llegado a esa edad”.
De acuerdo a la socióloga María Candelaria Navas, en su libro “Sufragismo y Feminismo Visibilizando el Protagonismo de las Mujeres Salvadoreñas”, el Consejo de aquella época dictaminó que el término “salvadoreño” hacía referencia a los hombres nacidos en El Salvador, por lo que las mujeres no tenían derecho a ser reconocidas como ciudadanas y mucho menos a ser inscritas en el libro de votantes.
Ayala, descrita como una mujer de múltiples conocimientos a pesar de no tener un nivel alto de escolaridad, tuvo que morir a la edad de 49 años, en 1934, siendo objeto de burlas de algunos intelectuales por atreverse a desafiar el orden establecido.
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Durante los 20 años posteriores a este hecho, las salvadoreñas no se pronunciaron por su derecho al voto aunque figuraba entre las promesas de políticos como Maximiliano Hernández y de sus sucesores, el General Salvador Castaneda y el Coronel Óscar Osorio.
Según Navas, este tipo de iniciativas impulsadas en el gobierno de Osorio desde 1948, eran un intento de modernización del Estado en el que las mujeres participaron activamente, comenzando por el otorgamiento de sus derechos civiles.
Pero una ley transitoria electoral establecida luego del derrocamiento con un golpe de estado del General Castaneda, solo permitía el voto a las mujeres pero no a optar a cargos públicos. Por eso Rosa Amelia Guzmán, de la Liga Femenina Salvadoreña, se presentó en una sesión plenaria en 1950 para exponer las razones por las que las mujeres también debían tener la oportunidad de competir.
Guzmán logró obtener una respuesta positiva de los congresistas, quienes modificaron ese mismo día el artículo que hasta la actualidad reza: “son ciudadanos todos los salvadoreños sin distinción de sexo mayores de 18 años”.
El acontecimiento marcó un antes y un después en la democracia en El Salvador y en Centroamérica, pues nuestro país fue el primero en la región que concedió el voto libre a las mujeres.
La edición de El Diario de Hoy del 28 de Marzo de 1950 informó cómo fueron las elecciones de ese año en las que ganó el candidato “prudista” Óscar Osorio. En uno de sus notas se describe: “Millares de mujeres han gozado de su derecho al sufragio formando filas en ordenada compactación con los hombres”.
Foto EDH/ Archivo
Posterior a esas elecciones, otro hito histórico se dio en las municipales de 1952, cuando Rosario Lara vda. de Echeverría ganó la contienda por la alcaldía de Berlín, en Usulután, convirtiéndose en la primera alcaldesa del país.
Mujeres en la Asamblea Legislativa
En 1956, llegó la oportunidad de la representación femenina en la Asamblea Legislativa, constituida en su mayoría por miembros del PRUD, con las primeras cuatro mujeres entre sus integrantes.
Una de ellas fue la Doctora María Isabel Rodríguez, (exministra de salud) quien durante esa época regresaba de realizar sus estudios de post grado en Electrocardiografía y Ciencias Fisiológicas en México y que ocupó su puesto como diputada y miembro de la comisión de Cultura y Asistencia durante un año.
Foto EDH/ Menly Cortez
Rodríguez, que a esa fecha tenía 35 años de edad, votó por primera vez y además había aceptado la invitación del gobierno de Lemus a formar parte de la 121 Legislatura Ordinaria.
“Acepté inspirada en la lección que aprendí de mi familia y maestros de siempre ayudar a crecer a los demás y así aprovechar que por medio de mi puesto podía dar apoyo a programas de desarrollo social para las personas, especialmente en salud y educación”, dijo.
Según Rodríguez ella y sus compañeras Rosa Amelia González Araujo, Inés Inocente González y Doña Blanca Ávalos Méndez, tuvieron un inicio difícil en la política pues en ocasiones eran criticadas y menospreciadas por parte de sus compañeros, pero su motivación pudo más durante su gestión.
Para la Doctora, el voto femenino fue un triunfo en aquellos días donde la sociedad era mucho más machista que hoy y no veía la necesidad que incluir a las mujeres en la política y especialmente en los cargos públicos “fue un derecho que se tenía tiempo de merecer” dijo.
A pesar del terreno ganado en la política, aún hay una resistencia sorda al acceso de la mujer para obtener posiciones importantes como jefaturas, “en mi caso ha sido muy difícil pero he vencido la resistencia a este tipo de actitudes en ámbitos profesionales”, agregó Rodríguez.
A pesar de haber pasado 69 años de estos sucesos América Rumualdo, coordinadora de Las Dignas e integrante de la Concertación Feminista Prudencia Ayala, aún existen muchos retos en el desarrollo del papel de la mujer en la política.
Rumualdo afirma que muchas veces las mujeres son las más activas en apoyar a los partidos políticos, sin embargo no se les da un reconocimiento digno por ello.
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Por ejemplo, en la igualdad en la participación política en los puestos gubernamentales. “Las candidatas no deben ser utilizadas para cargos de relleno, de suplencia o en tiempos de crisis de los partidos políticos usan fórmulas mixtas”, dijo.
La experta opina que debe fortalecerse la participación política de las mujeres a través de la exigencia de sus derechos, pues las votantes femeninas poseen intereses específicos y que esperan sean cumplidos por los candidatos.
De la misma manera debe combatirse la violencia política y el hostigamiento electoral en el que se le desacredita a las mujeres y su trabajo porque este es otro tropiezo al que se enfrentan en el ámbito político.
Según Rumualdo, estudios realizados por su organización, las mujeres electoras tienen intereses que los partidos deben entender y que el voto femenino es incentivado a través de propuestas femeninas.
La Constitución de 1950 entró en vigencia el 14 de septiembre de 1950 y es clasificada de carácter liberal y social siendo esta fecha uno de los momentos más representativos del país ya que otorgó el goce pleno de los derecho políticos de las mujeres, por lo que desde esa fecha se conmemora el Día de la Igualdad Jurídica de la Mujer Salvadoreña.