Juan Roberto Flores Villatoro tiene más de 40 años de dedicarse al trabajo de reparaciones de relojes y variedad de prendas en la cabecera departamental, y es considerado por muchos unionenses como el relojero más antiguo de la ciudad.
Flores Villatoro, de 68 años de edad, es dueño de la relojería y reparaciones de joyas y relojes La Cortesía; el pequeño local está ubicado en el segundo nivel del edificio del mercado municipal.
A los 12 años, junto a sus tres hermanos, aprendió el oficio que les enseñó su padre David Villatoro. En esos tiempos su padre y otro amigo eran los primeros “relojeros”, así les conocían popularmente a las personas que trabajan en la reparación y limpieza de relojes y otras prendas.
Lamenta que sus siete hijos no se encantaron por el trabajo; él tenía esperanzas de que siguieran el hilo de la tradición en la familia; pero respeta la voluntad de ellos.
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Villatoro asegura que ha vivido muchas crisis económicas y que aún se resiste a desaparecer con su negocio porque hoy la gente prefiere comprarse un reloj de 10 o 15 dólares y no mandar a reparar el que ya tienen.
Los trabajos que le llegan son desde el cambio de batería, las agujas, limpieza, y otras pequeñas reparaciones en relojes de hombres y mujeres; así como reparar una cadena o pulsera.
Juan Roberto conserva viejas herramientas que heredó de su padre, quien falleció en 1979; entre estas herramientas hay una lupa de aluminio y plástico, pinzas, la llave para abrir todo tipo de reloj y un viejo mueble donde tiene todos accesorios y que usa para trabajar.
Tiene un hermano que reside en México donde instaló un negocio y le puso de nombre La Cortesía; por eso él también tomó la decisión de usar el mismo nombre.
“Trabajar con los relojes automáticos es difícil por el sistema de calendarios y la maquinaria es muy delicada y hay que desarmarlo para limpiarlo”, agregó Villatoro
El pequeño taller lo ha tenido en diferentes puntos; hasta que logró quedarse en uno de los puestos del mercado, pero siempre sus clientes lo buscan por la calidad, duración y los precios que ofrece en todos los trabajos que hace.
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Si un cliente quiere que le pongan una batería nueva a un reloj, tiene un precio de 4 dólares; los precios son bastante accesibles, en algunas ocasiones a sus clientes les trabaja hasta con 3 meses de garantía.
Jesús Benítez, poblador, dice que hace 20 años en La Unión habían varias pequeñas joyerías y en algunas vendían joyas y reparaban relojes, pero fueron cerrando sus servicios.