Nunca es tarde para retomar lo perdido, esta es la frase que ha marcado la vida de José Alberto Marroquín Mundo, de 35 años, un motorista de la ruta 115 residente de Tonacatepeque, quien desde hace un par de años volvió a la senda del arte y comenzó de nuevo a plasmar en papel su ingenio y humor transformado en caricaturas, un arte que dejó en el olvido por más de 15 años.
“Desde los 12 años manejo lo he hecho en camiones, trailer y ahora en los buses de la 115, en mi tiempo libre me dedico a dibujar que es lo que me apasiona desde chiquito. Desde que tengo uso de razón recuerdo que me gustaba hacer dibujos en la tierra, donde había polvo regaba la tierra con el zapato y de ahí con un pedacito de palo me ponía a dibujar”, comentó Beto como es conocido por sus amigos.
Esteban Vásquez fue llamado para ocupar el cargo de sacristán 17 años después de haber soñado con el Dulce Nombre de Jesús. Las fiestas patronales en honor al patrono de los Ahuachapanecos se realizarán del 23 de febrero al 8 de marzo.
El artista recuerda que aunque su primer lienzo fue la tierra y su pincel un pedazo de palo, sus primeros trabajos profesionales fueron hechos con yeso y plasmados en la pizarra del salón para cuarto grado en el Centro Escolar Profesor Emilio Urrutia López, en Tonacatepeque.
“En la escuela recuerdo que la profesora Yolando Granados se dio cuenta que me gustaba dibujar, entonces en una ocasión me pasó a la pizarra a dibujar las ruinas del Tazumal, y desde entonces siempre me pasaba en sus clases ha hacer los dibujos para que los compañeros los copiaran de la pizarra y no estarles pasando el libro”, explicó el caricaturista.
Ahora Beto vive eternamente agradecido con la maestra Granados, quien fue una parte fundamental en su vida artística primero por darle la oportunidad de dibujar y segundo por dar a conocer su talento ante todos sus compañeros.
“Cuando te conocen que podes dibujar los mismos compañeros te dicen ayudanos a hacer esto para la cuestión de los intramuros, o las tareas que nos dejaban, yo les ayudaba, pero cuando eran trabajos muy extensos yo les cobraba y ellos aceptaban pagarme”, señaló Alberto.