Las últimas horas de vida de Jakelin Ameí, la niña migrante que murió en la frontera de EE.UU.

Una niña guatemalteca de siete años cruzó México con su padre en una semana sin síntomas aparentes, llegó a Estados Unidos y en 48 horas había muerto entre fiebre y vómitos, según informó el periódico El País.

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Ella era Jakelin Amei Rosmery Caal, de 7 años, quien murió por deshidratación en Texas.

Por Agencias

2018-12-18 4:30:41

Retomado del periódico español El País 

El lunes 3 de diciembre pasado, Jakelin Ameí Caal cumplió siete años. Ese día pasó su cumpleaños acompañada por su padre, Nery Gilberto Caal Cruz, de 29 años, en algún lugar en medio de una inmensa zona desértica entre Sonora y Chihuahua, cerca de la frontera con Nuevo México. Habían llegado allí desde el norte de Guatemala para entrar en Estados Unidos y pedir asilo, como cientos de miles de personas cada año.

El jueves 6 por la noche, lograron pisar suelo estadounidense y se entregaron a los agentes de fronteras. El sábado 8 de diciembre la niña había muerto, según lo informó el periódico español El País.

Los detalles de lo que ocurrió en ese tiempo es el centro de una investigación del Departamento de Interior de Estados Unidos y de un escrutinio político que evidenció la agresividad contra los inmigrantes del Gobierno de Donald Trump. El periódico El País relata con detalles cómo fue el inicio de sacrificado viaje de la niña junto a su padre y sus últimas horas de vida.

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La pequeña tuvo convulsiones y fue trasladada con fiebre de 41 grados a un hospital de El Paso (Texas), donde llegó con paro cardíaco.

La familia de la niña vive en un pueblo llamado Raxruhá, en Alta Verapaz, en el norte de Guatemala. Allí están la madre de Jakelin y sus tres hermanos.

El padre y la niña emprendieron la ruta el viernes 30 de noviembre, viajaron una semana. Un grupo de “coyotes” los llevaron junto a un grupo de unas 40 personas en autobús hasta la frontera entre Chihuahua y Nuevo México. Allí se encontraron con otro grupo más grande.

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Ambos llegaron a un muro y lo rodearon hasta que vieron una zona en la que ya no había. Pasaron tres alambradas. Después de caminar un rato, los encontró la Patrulla Fronteriza. El grupo completo lo formaban 163 inmigrantes.

Los llevaron al único edificio en kilómetros a la redonda: el minúsculo puesto fronterizo de Antelope Wells, en medio del desierto. Allí solo había cuatro agentes de la Patrulla Fronteriza. Eran las 21.45 del jueves 6 de diciembre, según informó el departamento. Debía de haber 1 o 2 grados de temperatura.

En el puesto de Antelope Wells no había servicios médicos. Un agente de fronteras dijo a la agencia Reuters que los inmigrantes “llevaban bastante tiempo viajando por México” cuando llegaron al puesto. Allí, los agentes fueron entrevistando y abriendo fichas a todos los detenidos según el protocolo habitual.

Jakelin Caal no presentaba síntomas de ningún tipo. A su padre le preguntaron si la niña tenía alguna enfermedad y dijo que no. “El padre dijo que en el trayecto había estado bien”, según relata el periódico español.

No está claro si hubo un problema de comunicación. La lengua materna de Nery Gilberto Caal no es el español, sino el q’echi, de la familia maya. Caal ha dicho a los funcionarios del Consulado de Guatemala que se encuentra más cómodo hablando en q’echi y los trámites se han hecho en ese idioma gracias a un intérprete, ya que no entiende del todo español.

El lugar por donde cruzaron los inmigrantes es tan remoto que el centro de detención más cercano se encuentra en Lordsburg, Nuevo México, a unos 150 kilómetros al norte por carretera. Los agentes no podían transportar al grupo entero, por lo que lo hicieron en dos tandas. El traslado empezó en autobús a medianoche.

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La niña y su padre integraban un grupo de 163 migrantes que fue detenido el pasado 6 de diciembre cerca de Antelope Wells, en el estado de Nuevo México, en medio del desierto.

Primero llevaron a unos 50 menores no acompañados. Sobre las cuatro de la madrugada, el autobús volvió a por un segundo grupo. En este viaje iban Jakelin y su padre. Durante el tiempo que estuvieron esperando tuvieron acceso a comida, bebida y aseos.

En el autobús, la niña empezó a vomitar. Faltaba más de hora y media de viaje y le estaba subiendo la fiebre. Fue atendida “de inmediato” por paramédicos de la Patrulla Fronteriza. Cuando llegó al centro de detención, a las 6.30 del 7 de diciembre, no respiraba. Un equipo médico la atendió allí mismo. Tenía 40,9 grados de fiebre.

Los servicios médicos del condado de Hidalgo decidieron su traslado a un hospital. A las 7.45, Jakelin despegaba en un helicóptero rumbo a El Paso, a 250 kilómetros. Los agentes llevaron a su padre en coche.

En el hospital, un escáner reveló inflamación en el cerebro. Le fue diagnosticado un fallo hepático. Jakelin tuvo un paro cardíaco a las 11:00 del viernes. Los médicos lograron reanimarla y después la salvaron de un segundo paro cardíaco.

Su padre estaba con ella. La niña pasó el resto del viernes “medianamente estable”. “El sábado, a las seis de la mañana una patrulla fronteriza informó que la niña había fallecido en la madrugada”.

Nery Gilberto Caal se encuentra “muy afectado”, según contó a EL PAÍS. Tras el fallecimiento de su hija, volvió a la estación de Lordsburg. Cuenta que los agentes le dejaron solo en una habitación, separado del resto, y estuvieron muy atentos con él preguntándole cada poco si necesitaba algo.

El lunes 10, lo dejaron en libertad, monitorizado, por razones humanitarias. Ahora se encuentra en un albergue para inmigrantes en El Paso.

Caal pidió al Consulado de Guatemala en Del Río que le permitieran despedirse del cuerpo de su hija. Finalmente, pudo hacerlo en la funeraria La Paz, en El Paso, donde estuvo una hora a solas con el féretro, entre las dos y las tres de la tarde. Después, volvió al albergue.