Los días en un correccional de menores rindieron sus frutos en la vida de Fabián González Rosales, quien luego de dos años en prisión decidió dejar sus andadas y dedicarse al arte de la peluquería, hoy tiene 58 años de tener su propio negocio en el centro capitalino.
“Durante mi tiempo en la penitenciaria conocí a dos jóvenes que quitaban muy bonito el pelo, entonces decidí que ese era el oficio que quería aprender”, comentó don Fabián.
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Agregó que fue su mamá quien lo llevó a que le enseñaran a cortar el pelo cuando salió de prisión, don Fabián aprendió cada corte en Ciudad Delgado, en la peluquería México, que en los años 60 estaba ubicada en la Avenida Paleca, explica.
Luego de trabajar en varias peluquerías de Ciudad Delgado y Mejicanos, don Fabián comenzó ahorrar, pocos años después compró unos sillones, alquiló un cuarto e instaló su primer negocio en el centro de Ciudad Delgado.