VIDEO: Conoce al rey del beatbox de Soyapango

El Joven talento incursiona en el beatbox, un genero artístico que consiste en imitar sonidos musicales con la boca

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Por Wilfredo Cruz Argueta

2018-09-25 1:26:30

Su nombre artístico lo tenía mucho antes de dedicarse a la música, sus notas musicales no están en un pentagrama, sino que en su cerebro, e interpreta varios instrumentos sin que nunca en su vida los hubiera tocado.

Hace 19 años, sus padres lo bautizaron como Edwin Dagoberto García Aguilar y, en el bachillerato, en el Instituto Católico Richard Mangini, de Soyapango, sus compañeros lo apodaron “Snorlax”, como una de las 802 criaturas de la serie Pokémon que se caracteriza por comer y dormir.

Fue así como adoptó su nombre artístico “Snorlax Beatbox” y su pasión es hacer música al simular beats de batería, ritmos y sonidos por medio de la boca, labios, lengua y voz.

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“Inicié a hacer beatbox en 2013, al ver que varios lo hacían en el colegio les pedí que me enseñaran, pero solo llegaban a dar las presentaciones”, comenta Snorlax, quien al graduarse de bachillerato y, ante la necesidad económica familiar, no le quedó de otra que pedir trabajo en una empresa cuya función es repartir el Pollo Campeón en supermercados.

La curiosidad fue más que las limitaciones y en sus días de bachillerato buscó tutoriales en Youtube y todos estaban en inglés, que no entendía, así que no le quedó de otra que imitar los movimientos de la boca y tratar de sacar los sonidos.

“Los más fáciles son el bombo, platillo y caja y lo más difícil es hacer el sonido inward, que es hablar para adentro, raspa la garganta”, explica.

Al principio su familia no le entendía el rollo artístico que le gustaba a Snorlax y lo regañaban.

“Yo me ponía a ensayar en las noches y no los dejaba dormir. Se oía feo y me pedían que me callara. Hoy lo hago más temprano”, recuerda Edwin.

 

 

Su familia lo comenzó a tomar en serio en 2017, cuando un domingo les pidió dinero para viajar en bus desde Soyapango hasta San Rafael Cedros, en Cuscatlán, para participar en un concurso de varios géneros, entre ellos beatbox, organizado por la alcaldía.

En la tarde regresó con los 30 dólares de premio del primer lugar y la firme convicción de que tenía madera para el beatbox.

En los eventos como la feria Consuma y festivales juveniles aprovecha el sonido de algunas empresas e instituciones y pide que le presten el micrófono para hacer sus interpretaciones, a lo que no todos acceden, pero quien le tiene confianza termina sorprendido y con mucha gente alrededor, convocados por la curiosidad y la habilidad de Snorlax.

Snorlax a diario se enfunda su uniforme y botas blancas para repartir pollos, pero siempre dedica tiempo para practicar “porque de lo contrario se olvida y es como volver a empezar”.

Edwin Dagoberto ya no es ese pokémon que solo come y duerme… hoy quiere volar.