Jesús Flores, más de 50 años de elaborar canastos de bambú

Aprendió el trabajo de hacer canastos de bambú, en su época de juventud. Le enseñó un amigo.

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Foto EDH/Josué Parada

Por Violeta Rivas

2018-08-26 6:37:02

Jesús Flores tiene 72 años de edad, y más de 50 años de dedicarse a elaborar canastos de bambú, un trabajo que aprendió de su amigo de juventud, Pastor Carpio, quien falleció a temprana edad, narró el artesano.

“Casi llegando a los 22 años aprendí a hacer esto (canastos), y ya no me gustó otra cosa para hacer y de esto vivo. Para conseguir el bambú primero se le paga al dueño del terreno para ir a buscar a los barrancos las varas, ahí escoge uno la que se pueda, porque si uno tiene fuerza puede menear las más grandes y cortarlas”, dijo Flores.

Para elaborar los canastos, Jesús, originario del cantón La Cruz, de San Pedro Perulapán, cuenta que busca lugares donde haya predios baldíos o terrenos donde crezca el bambú para buscar las mejores varas, pero que además no le sea muy complicado cortarlas, ya que a su edad le cuesta un poco el manipularlas, porque muchas son demasiado largas y pesadas.

Las varas son cortadas en hebras largas y firmes que luego son moldeadas en el “zancudo”, una especie de banco de madera, para que se hagan flexibles.

Flores explicó que puede llegar a elaborar hasta siete canastos en el día.

“Para moldearlo lo hago al cálculo, y me ayuda el “zancudo”, y ya para trabajarlo lo voy haciendo con la ayuda de un machete y un cuchillo para hacer el trenzado”, explicó Flores.

El artesano manifestó que elabora diferentes tamaños de canastos y “tumbillas” que sirven para guardar la ropa, los cuales varían su precio, ya que los pequeños cuestan $3 y los grandes llegan a tener un precio de hasta $15.

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“Yo los hago como el cliente prefiere, porque hay gente que les gustan pequeños, y yo los hago como quieran, más delgados, más anchos, o ‘tumbillas’ para la ropa, pequeños y grandes”, expresó el artesano.

Durante el festival del Tamal, de San Pedro Perulapán, Jesús fue la sensación de los turistas locales, quienes llegaban para preguntarle sobre su labor y para poder adquirir sus canastos.