Ileana enfrentó el suicidio de su padre y se convirtió en psicóloga

La joven, de 23 años, se dedica a fortalecer las capacidades de los jóvenes y a motivarlos frente a los retos de la vida.

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Por Karen Salguero

2018-08-21 8:03:33

El sonreírle a la vida y ayudar a los demás son los principales retos que Iliana García decidió tomar, pese a que su historia inicia con: “Mi papá se suicidó, cuando yo tenía 11 años. Ese evento cambió mi vida”.

Para la joven, de 23 años, su razón del diario vivir se ha convertido en ayudar a los jóvenes que más lo necesitan a través de su trabajo como psicóloga en el Centro ¡Supérate! Cassa Sonsonate. Mismo que ocho años atrás, se convirtió en su hogar.

“Quizá mi casa no la tenía completa, entonces el Centro se volvió mi hogar”, expresó Ileana.

Los retos para la joven comenzaron desde su corta edad, cuando su padre decidió quitarse la vida porque padecía de problemas psicológicos. Ese hecho involucró muchos cambios en su vida, que la llevaron a convertirse en vendedoras de colitas o de dulces para ayudar en la economía del hogar.

En 2010, Ileana cursaba su noveno grado en el Centro Educativo El Sauce, ubicado en la colonia El Sauce, del municipio de Sonzacate, Sonsonate.

La oportunidad de aplicar a la beca de Supérate se presentó a través de su profesora, que la animó a participar. De los 12 que aplicaron, Ileana fue una de las dos seleccionadas. Su trayectoria en el Centro la describe como toda una aventura, pues el inglés y la informática fueron las materias más difíciles y de las cuales no conocía nada porque en la institución pública donde estudiaba no las impartían. En Supérate no sólo logró su formación académica, también encontró una familia y las capacidades que la impulsaron a ser una mejor persona.

En 2013, Ileana ingresó a la Universidad de El Salvador para estudiar la licenciatura de psicología. Para la joven, el programa el abrió puertas personas y profesionalmente, con su trabajo ayuda económicamente a su madre y le brinda el estudio a su hermano menor.


Gerardo venció las condiciones de pobreza y ahora es docente

 

Aprender inglés e informática a través de ¡Supérate!, fue lo que impulsó su carrera como docente y ahora inspira a otros jóvenes con su ejemplo.

Recordar que cuando no tenía un hogar para vivir con su familia y que siempre encontró un lugar de apoyo y acogimiento en el programa es lo que hace a Gerardo Melgar, luchar a diario para incentivar a los jóvenes por un futuro mejor.
Para Gerardo, mantener los estudios en unos de los momentos más complicado de su vida familiar, fue uno de los principales retos a su corta edad.

A los 14 años, cuando cursaba su octavo grado en un centro educativo de Sonsonate, el joven se quedo sin hogar, ya que su madre decidió separarse de su pareja.

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En ese momento recuerda que vivieron bajo la caridad de amigos y familiares, hasta que su abuelo decidió alojarlo en una sencilla casa que se encontraba a la orilla de una quebrada en San Pedro Puxtla.
“Lo que más me impacto de vivir en la casa de mi abuelo es que no tenía energía eléctrica, ni agua potable. Sólo había una cama y una hamaca donde teníamos que dormir mi mamá, mis tres hermanos y yo”, expresó Gerardo. Pese a las dificultades, el joven nunca abandonó los estudios y aunque vivió en un municipio alejado de la ciudad, se dedicó junto a su madre a vender ambulante.

“Nunca sentí pena pero de algo estaba segura, no quería ese futuro ni para mi, ni para mi mamá”, dijo el joven.

A través de la beca con el programa, Gerardo pudo continuar sus estudios hasta bachillerato. Lo que aprendió en inglés e informático, le ayudó a conseguir un trabajo en un call center, con el que se costeó los estudios universitarios y apoyó económicamente a su familia. Actualmente trabaja como docente del Centro ¡Supérate” Hilasal, con el propósito de ayudar a jóvenes a salir adelante frente a los obstáculos.


Cuando tenía 5 años, Baudilio soñó que era piloto, ahora es una realidad

 

 

Soñar es sólo el inicio de grandes proyectos y en ¡Supérate!, Baudilio Rivera reconoció que no hay límites cuando se quiere triunfar.
“Recuerdo la primera vez que fui al Aeropuerto Internacional, tenía cinco años, pero mi más grande emoción no fue ver al avión aterrizar, si no acercarme y platicar con el piloto”, narró Baudilio, entre nerviosismo y sentimientos encontrados.

Baudilio recordó que antes de iniciar en el programa Supérate, era un estudiante con una rutina normal, cursaba su noveno grado en el Centro Escolar Cristóbal Colón de Nahulingo en Sonsonate.
“Antes de estar en Supérate me esforzaba por sacar buenas notas, pero si realmente no hubiera existido el programa, creo que mi vida fuera totalmente diferente”, aseguró el joven. En el programa, Baudilio conoció un mundo maravilloso, en el cual a través de sacrificios y desvelos podría hacer sus sueños realidad. Su bachillerato lo realizó en una institución privada gracias a los beneficios otorgados por la beca y desde ese momento jamás se detuvo.

En 2012 se graduó como bachiller y es entonces, que junto a su familia “realizaron la mayor locura”, una que ni sus amigos entendían, realizaron un préstamo universitario para prepararse como piloto.

Baudilio, en diciembre, finalizará el proceso de entrenamiento para ejercer como piloto de una aerolínea. Como instructor a concretado aproximadamente 25 vuelos.