Más del 60 por ciento de hogares parecen un ring de pleitos, según educador

Desde la Asociación de Colegios Privados advierten que la falta de armonía, respeto y control en los hogares se traduce en conductas agresivas en los centros educativos.

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Foto EDH

Por Susana Joma

2018-07-03 7:51:48

Bajo la preocupación por el problema de acoso escolar, el presidente de la Asociación de Colegios Privados de El Salvador (ACPES), Javier Hernández Amaya, aseguró que la reflexión que se ha dado entre los profesores del sector privado es que este fenómeno debe empezar a prevenirse desde los hogares salvadoreños.

Hernández Amaya expuso que en las reuniones, que incluso sostienen con los padres de alumnos, se ha llegado a la conclusión de que el problema radica en que “las costumbres, los antivalores que se practican de alguna forma en los centros educativos realmente son el producto de lo que se vive en la casa, fuera de la casa, pero no dentro de la escuela”.

El dirigente de la ACPES, quien también ha acumulado experiencia en las aulas del sistema educativo público, opinó que es en la casa en donde se deben forjar y fortalecer los valores. Argumentó que, contrario a eso, los padres son los primeros que aplican, muchas veces sin percatarse, el acoso a sus hijos o a otros miembros de la familia durante el trato diario, y luego esto se incrementa y replica en el trato que los alumnos tienen con sus amigos y compañeros.

“Por ejemplo, con cariño un papá le dice a su hijo el apodo (al decir) vení seco, o gordo vení. Entonces ya a ahí hay un inicio de una etiqueta que puede cargarla toda su vida, y en su paso por el centro educativo, a su paso por el aula. Que se lo diga su papá de repente no duele, pero que se lo diga un compañero y con otro tono se convierte en una práctica de acoso escolar”, advirtió. A criterio del educador generalmente los problemas de acoso escolar que se viven en los centros de enseñanza están vinculados a la situación de violencia que se viven en casa: “Más del 60 % de hogares los tenemos que parecen un ring de pleitos. Eso lo sabemos porque los estudiantes nos trasladan esa información cuando vemos que el comportamiento de ellos es inadecuado. Falta comunicación entre padres e hijos, y control”.

El educador añadió que esa situación de acoso se desborda cuando entran en escena las tecnologías de la información y comunicación, con el tema de las redes sociales.

En ese contexto de igual forma advierte que la situación del acoso se ve reforzada porque hoy en día los padres de familia no ponen cuidado en la forma en que los hijos utilizan esas tecnologías de la información y comunicación.

Los casos de violencia intrafamiliar son comunes en el departamento de Morazán. foto edh / archivo

Los casos de violencia intrafamiliar son comunes en el departamento de Morazán. foto edh / archivo

“No se descarta que el acceso en edad temprana, a través de recursos como celulares, tabletas o computadoras, a sitios no adecuados permite y fortalece la práctica del acoso escolar”, insiste.

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Con ello Hernández Amaya se refiere al hecho de que antes los alumnos mandaban mensajes retadores o intimidatorios en papelitos, hoy lo hacen en las redes sociales.

Detalla que el impacto del acoso puede escalar a situaciones de suicidio entre alumnos, pero asegura que en ese caso queda clara la importancia del papel que los tutores o encargados ejercen en cuanto estar vigilantes de las actitudes de sus hijos, y de cómo poder apoyarlos.

“Algunos casos (los niños) necesitarán psicólogos, otros necesitarán consejero espiritual, y otros necesitarán apoyo más fuerte de un docente que tenga especialidad, pero el que primero debe reaccionar ante estas cosas son los papás o quién haga las veces de padre en el hogar”, puntualiza.

Sin embargo, resalta que el fenómeno no se da solo a nivel de estudiantes, sino también de estudiantes a docentes.

“Ya hay muchas prácticas de estudiantes contra docentes en redes sociales. De hecho, por lo mismo, los docentes tienen más que nunca que cuidarse del manejo de sus cuentas electrónicas, tanto de correo, como de Facebook, de tuiter, o de otra red de amigos”.

Al consultarle qué acciones podrían tomarse para empezar a superar ese fenómeno, el representante de la Asociación de Colegios Privados de El Salvador opinó que cada institución tiene que hacer lo suyo, la familia, la iglesia.

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Aseguró que si bien los centros educativos privados tienen su marco de acción acorde a la legislación existente y hacen lo posible por tener máxima garantía de armonía, hay situaciones que escapan de sus manos y caen en el ámbito familiar: “Cómo controla la institución educativa que el niño amanezca con el celular en la mano texteando o viendo redes sociales y que al aula llegue a dormir. Eso es imposible, eso lo controla el padre”.

Según explica, la familia cada día debe fortalecer los lazos, contribuir a que haya respeto, armonía, entre cada uno de sus miembros, y así esas prácticas positivas se lleven al centro educativo, y a su vez permita al maestro hacer más fácil la promoción de los buenos valores.

“La iglesia tiene gran responsabilidad en este tema; que es la que forma principios, que educa a la familia, que comparte las reglas de la vida que están estipuladas en la Biblia”, aseguró.

Su parte también tienen las instituciones educativas, y a criterio de Hernández Amaya estas deben mejorar sus manuales de convivencia. Pese a que señala que si bien los profesores tienen parte de responsabilidad social de contribuir a que se supere esta problemática, reconoce que en la actualidad tienen muchas desventajas para intervenir: En ese contexto recuerda que antes se podía corregir o prevenir este tipo de acciones negativas entre los alumnos, pero hoy el solo hecho de que un profesor llame la atención a un joven o a una señorita de repente lo pone frente a un problema, en situación de riesgo.