Se reduce la violencia física y aumenta el ciberacoso en las escuelas en El Salvador, según estudio

Las agresiones a través del Internet, las redes sociales y aplicaciones predominan entre estudiantes de la zona urbana, advierte Herberth Oliva, especialista en Educación.

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Por Susana Joma

2018-07-02 12:05:23

Las agresiones a través del Internet y las distintas redes sociales han ganado terreno entre los escolares del país. “Hay un aumento significativo del ciberacoso en relación al acoso físico que sufren los estudiantes”, dijo el especialista en Educación, Herberth Alexander Oliva, quien en la última década ha desarrollado varios estudios relacionados con violencia y el clima escolar en centros de enseñanza pública y privada.

En las 350 escuelas salvadoreñas que han formado parte de los diversos estudios de Oliva, el acoso físico se ha reducido hasta llegar a un 30 % y el ciberacoso aumentó en un 70 % en la zona urbana.

La problemática, indica, afecta a estudiantes de todos los niveles educativos.

“El aumento es alrededor del contexto urbano, porque en el contexto rural la violencia física sigue teniendo un papel más hegemónico, por las razones que ya sabemos; no hay luz eléctrica, son hogares que no tienen una computadora, no saben cómo abrir un (perfil) de Facebook”, indica el doctor Oliva, actual docente de la Universidad de Guadalajara (México), e investigador asociado del Instituto de Ciencia Tecnología e Innovación (ICTI) de la Universidad Francisco Gavidia (UFG).

Según el análisis del experto, aunque el 83 % de las escuelas de El Salvador no tiene acceso a Internet, el ciberacoso se incrementa precisamente con el acceso a los celulares y redes sociales, como el caso de Snapchat, que tienen identificada como una de las que posee mayor circulación de contenidos pornográficos.

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Un trabajo de investigación que llevó adelante en 2014, con apoyo del Observatorio del Ministerio de Educación (Mined), arrojó que para 2012 en El Salvador había 6.6 celulares por hogar, según datos de la SIGET, y 8.6 millones de celulares sobre una base de 5 millones de habitantes.

“Los datos señalaban que (en general) el salvadoreño promedio estaba gastando cerca de $10.8 dólares al mes en telefonía celular”, detalla, al tiempo de enfatizar que eso contrasta con el hecho de que las familias afirman no tener para comprar una computadora con la que sus hijos hagan la tarea, para comprar útiles, y otros materiales para hacer las tareas de la escuela.

En la última investigación que Oliva ha desarrollado, denominada “No te enredes en las redes: análisis y narrativas del ciberacoso en educación superior”, plantea que la dinámica de agresión a través de Internet, de redes sociales y aplicaciones que están diseñadas para eso está cambiando rápidamente, y “gran parte de sus víctimas sufren el maltrato en silencio, principalmente cuando empiezan a tener acceso a la tecnología”.

Detalla que, además, un estudiante afectado por ciberacoso tiende a presentar problemas de concentración porque tiene miedo, no quiere ir a la institución educativa, no quiere tener contacto con Internet, se aísla, tiene delirios de persecución y empieza a generar, incluso, conductas o tendencias suicidas.
El trabajo, que será lanzado en agosto y desarrolló, junto con los investigadores de la Universidad de Guadalajara, Teresa Prieto y José Claudio Carrillo, evidenció que el ciberacoso genera más daño que el acoso físico, ya que la afrenta que sufre la víctima llega a un mayor número de gente.

Dicha investigación abarcó once instituciones educativas, tanto de México como de El Salvador, y un total de 2,493 estudiantes de varios niveles de enseñanza.

Oliva señala que el ciberacoso comprende varias acciones como el envío de contenido sexual o erótico, centrado en imágenes, fotografías y vídeos creados por el mismo remitente, para otras personas por medio de Internet; provocar insultos en foros sociales, robo de identidad; acceder a la cuenta de la red social de la persona y buscar publicar contenido inapropiado, entre otros que llevan al desprestigio.

Foto/ Shutterstock

Entre el ciberacoso también destacan los distintos retos a los que los estudiantes se ven presionados a participar, muchos de ellos con grave riesgo de perder la vida, entre ellos el del “paracetamol ”, desafío de “la canela”.

De los que señala como más peligrosos está el del fuego en donde inducen a realizar un vídeo en el que la persona se frota alcohol en el cuerpo y luego se prende; el del preservativo en donde deben inhalar uno por la nariz y expulsarlo por la boca; el “eyeballing” en el que consumen alcohol introduciéndolo por los ojos; el “tampodka”, en el que impregnan tampones y los introducen por la vagina o el ano; y el más reciente en América Latina es el de la cápsula de jabón que tienen que introducirse en la boca y mantenerlo ahí la mayor cantidad de tiempo.

“Esto que está pasando nos permite identificar que el ciberacoso está ganando más terreno en menor tiempo, porque utilizar la computadora y el Internet para su difusión es mucho más eficaz y eficiente”, agrega el doctor Oliva.

En medio de ello también advierte que el mismo teléfono y las redes sociales son utilizados por los grupos de pandillas para tener control en las escuelas, hacer análisis de determinados estudiantes y, con ello, elaboran un perfil criminológico del próximo miembro a reclutar.

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Tras destacar la forma en que el acceso a los celulares, a redes sociales y nuevas aplicaciones ha cambiado el comportamiento de los estudiantes, el investigador cuestiona hasta dónde los padres de familia y los docentes están preparados para enfrentar estas situaciones y, sobre todo, qué están haciendo las autoridades del Ministerio de Educación para poder enfrentarse ante este nuevo flagelo que está inundando los procesos de convivencia escolar.

Comenta que paralelo a sus investigaciones, con la UFG ha hecho una propuesta de pedagogía de la violencia escolar y desarrollado algunas herramientas que pueden ayudar a los educadores a identificar este fenómeno en su salón de clases y, en general, en la escuela; y además llevan a cabo, en dos escuelas del país, un proyecto para potenciar ente los niños el uso de la tecnología para aprender Ciencias y Matemática de una forma más atractiva.

Oliva subraya que los padres de familia deben tener mucho cuidado considerando que los estudiantes afectados por ciberacoso sufren un resquebrajamiento de su salud que lleva a situaciones extremas.

“Si mal no recuerdo, y si las estadísticas no me fallan, en 2014 la Policía Nacional Civil de El Salvador reportaba 480 casos certificados de niños y adolescentes víctimas de agresiones en el ciberespacio. Recuerdo que en un estudio encontramos que más de esos 480 casos el 50 % fue judicializado por delitos de pornografía infantil y difusión de información ilegal en Internet”, indicó.

En opinión del especialista es necesario que el país cuente con mejores marcos regulatorios, que se potencie los marcos jurídicos que resguarden la integridad del joven y que se identifique plenamente el ciberacoso como un delito, que no solo se restringe a la exhibición de fotos desnudas, sino que incluye todo un marco de operaciones en el que a la fecha no se está haciendo nada por frenar.

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El miedo a denunciar, la barrera para frenar las agresiones

Pese a que las conductas de acoso han tomado otra dimensión con el aparecimiento de las nuevas tecnologías, el doctor Herberth Oliva, docente e investigador en el campo educativo, insiste en que “todavía estamos sumergidos en una cultura del miedo” que constituye una gran barrera para que las víctimas denuncien las agresiones que sufren, algo que les ayudaría a poner fin a su calvario.

Oliva, quien tiene experiencia laboral en la escuela pública y actualmente es consultor de la Agencia de Cooperación de los Estados Unidos para Honduras, es de la opinión que la cantidad de denuncias que suelen llegar a las oficinas del Ministerio de Educación, sean de estudiantes o docentes, están por debajo de la realidad considerando que estamos frente a un fenómeno de violencia cotidiano que a muchos les parece hasta normal.

“Conocí la violencia de primera mano. Entonces me movilizaba en bus. Nosotros cómo íbamos a estar denunciando situaciones en donde los mismos estudiantes eran nuestros propios acosadores”, sostiene.

Al respecto asegura que sería mentiroso asegurar que estamos ante una mejor cultura de denuncia, porque “si fuese el caso, por lo menos, se conocerían unos 40 a 50 casos”, diarios.

En su reciente libro “No te enredes en las redes”, Oliva da algunos consejos sobre cómo identificar el ciberacoso en la educación superior, y cómo actuar ante él; así como algunos consejos para no entrar en esa dinámica, por ejemplo: no contestar en ninguna circunstancia mensajes de texto, correos electrónicos, ni mensajes enviados por cualquier red social; se debe cortar cualquier vínculo con la fuente del mensaje recibido; guardar una copia de agresión para dejarla como prueba y, en general, tener cuidado con lo que se publica en Internet.