Conoce la historia de los jóvenes que sobrevivieron al cáncer con apoyo de una fundación

La Fundación Ayúdame a Vivir, durante 27 años, ha trabajado en conjunto con el hospital Bloom para darle tratamiento contra el cáncer a niños de 0 a 12 años.

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Bryan Mayorga, Sthepanie Sophia Cruz y Nestor Palacios Foto Ricardo Flores

Por Violeta Rivas

2018-06-28 8:03:32

Cada año son, en promedio, 200 nuevos casos de niños con cáncer que atiende la Fundación Ayúdame a Vivir, que durante 27 años ha trabajado de la mano con el Hospital Benjamín Bloom para dar tratamiento a menores entre 0 y 12 años.

Roberto Vásquez, director médico del programa de la fundación, dijo que según datos del 2017, son 500 niños que reciben tratamiento contra algún tipo de cáncer; de estos 70 llegan cada día para recibirlo de forma ambulatoria, más 19 que se encuentran ingresados en el centro médico.

“El diagnóstico de base es la leucemia, ese es el 50% de los casos, es la principal causa de cáncer pediátrico en el mundo; el otro 50% es diagnosticado con cualquiera de los otros tipos de tumores que se dan en la edad pediátrica”, explicó el médico.

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Cada 28 de junio la fundación celebra el Día del Sobreviviente de Cáncer Infantil, en el centro médico, para celebrar el éxito de los tratamientos brindados, ya que es la única institución especializada en oncología pediátrica que brinda esta ayuda a las familias sin ningún costo.

La fundación dio a conocer que en el 2017 tenían una tasa de sobrevivencia del 70%, en algunos tipos de cáncer, por lo que actualmente hay 2000 jóvenes sobrevivientes quienes están integrados a la vida cotidiana.

También, para ese mismo año, 138 niños fueron dados de alta; además, atendieron 9,944 consultas externas y cumplieron con 18 mil quimioterapias.

La fundación también brinda a las familias apoyo psicológico, soporte con viáticos, hospedaje a pacientes, entre otros beneficios.


Foto EDH / Ricardo Flores

Nombre: Bryan Mayorga

Edad: 26 años

Profesión: Arquitecto

Bryan Mayorga fue diagnosticado con linfoma de hodgkin a los 14 años. ”Tenía un tumor en el cuello, a un lado, me hicieron una biopsia y vieron que era linfoma y me trajeron a la fundación para recibir tratamiento. Para mí fue como un mal sueño cuando me diagnosticaron la enfermedad, ver al doctor que te está diciendo que lo que tenés es bien grave y uno simplemente no quiere creerlo”, dice el joven.

Bryan cuenta que sus padres fueron un gran apoyo, quienes investigaron la enfermedad y se dieron cuenta que el tratamiento era de alto costo. “Era algo imposible de pagar para una familia de clase media, pero gracias a Dios se encontraron con la fundación y con el hospital Bloom y me dieron el tratamiento que duro más o menos un año. Mi mamá dejó de trabajar por mi enfermedad, mi papá nos apoyaba, mis amigos y mis profesores me ayudaron bastante, fueron muy comprensivos”, expresó Bryan.


Foto EDH / Ricardo Flores

Nombre: Stephanie Sophia Cruz Torres

Edad: 19 años

Profesión: Estudia 2° año de Licenciatura en Administración de Empresas

El joven comenta que al estar curado de cáncer se siente agradecido con la vida, con su familia, amigos y con la fundación. “Esto me ha dejado dos lecciones, una es que la vida es dura, pero la otra es que hay personas dispuestas a ayudarte cuando no lo esperas”, dijo Bryan.

Stephanie Cruz fue diagnosticada con leucemia Linfoblástica Aguda (LLA) a los 9 años. ”A esa edad no tenía el conocimiento de qué me estaba pasando, qué iba implicar tener esa enfermedad; pero para mis padres sí, que de la nada a su hija le diagnostiquen cáncer, se les vino el mundo abajo. Mis papás me explicaron que tenía que recibir un tratamiento, que ya no iba a ir todos los días a la escuela, ellos siempre me apoyaron y salimos adelante”, relató la joven.

En el centro médico de la fundación recibió el tratamiento de quimioterapia durante tres años, unos días tuvo que estar ingresada y otros eran ambulatorios.

“Fueron tan difíciles esos tres años, había que estar a las cinco de la mañana y venir a que te pincharan y, aparte de eso, dejaban muchas pastillas, era agotador, llegaba a la casa ya muy tarde y cansada”, cuenta Stephanie.

La joven fue declarada libre de cáncer a los 16 años, luego de cinco años de vigilancia. “Cuando me dieron el alta definitiva fui la más feliz del mundo porque es como decir valió la pena. Sin la fundación no hubiera sido posible, los tratamientos son súper caros, cada inyección, cada pastillita, por pequeña que fuera hacía un enorme efecto positivo en mí para salir de la enfermedad”, aseguró la joven.

Foto EDH / Ricardo Flores

Nombre:Rebeca Guadalupe Ruiz Rivas

Edad:22 años

Profesión:Estudia Licenciatura en Relaciones Públicas y Comunicaciones

Rebeca Guadalupe Ruiz fue diagnosticada con tumor germinal mixto en uno de sus ovarios, a los 14 años.

”La masa del tumor era tan grande que no supieron los médicos dónde inició. Mi tratamiento duró ocho meses, era realmente corto a comparación de otros; pero la quimioterapia era intensa porque tenía una metástasis localizada”, aseguró la joven.

Rebeca indicó que el diagnóstico se lo realizaron el Hospital Militar, pero después fue referida al Hospital Bloom y a la fundación para recibir el tratamiento adecuado.

“Yo ya era consciente de decir sí, estoy enferma; pero a esa edad no me imaginaba la magnitud de la enfermedad, no tenía miedo por mí, sino por mis papás porque los veías tristes, llorando, con la incertidumbre de no saber qué hacer con su hija que había estado bien durante 14 años y de un día para otro se enferma”, dijo la joven.

Rebeca manifiesta que siempre ha sido alegre y que fue al ver esa alegría que sus padres pudieron sobreponerse y tener fortaleza ante la enfermedad. “En el 2010 me dijeron que solo iba a estar con vigilancia un año y luego me dieron totalmente el alta. Ahora ya de adulta tengo consultas y si tengo alguna duda solo le llamo a los oncólogos”, expresó Rebeca.

Foto EDH / Ricardo Flores

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Nombre:Marco Vladimir Guzmán

Edad:18 años

Profesión:Estudiante de 2° año de bachillerato en electricidad.

Neri Sibrián es la madre de Marco Guzmán, un joven de 18 años y quien A los ocho fue diagnosticado con leucemia LLA, en el Instituto Salvadoreño del seguro social (ISSS). Luego llegó a la fundación para recibir el tratamiento . Según cuenta Sibrián, Marco tuvo fiebres altas y tos con gripe por más de ocho días, por lo que al no ver que su hijo mejorara con medicamentos lo llevó a pasar consulta al ISSS, donde le realizaron exámenes de sangre y le detectaron la enfermedad.

“Para mí fue una noticia terrible, son cosas que uno no las espera, ese momento en el que los médicos nos dicen ‘mire, su hijo tiene cáncer’, es impactante, uno siente que el mundo se le acaba; pero con la ayuda de Dios y de mucha gente que se doblega con el dolor de uno, salimos adelante”, dice Neri. Marco, a partir de ese momento, estuvo cuatro años en tratamiento de quimioterapia en la fundación. “Cada vez que veníamos a la quimioterapia teníamos que levantarnos a las cuatro de la mañana, eso era cada ocho días, era un gran sacrificio. Ahora siento una gran alegría como madre, es como vivir de nuevo porque mientras ellos están sufriendo uno también sufre y toda la familia”, cuenta la madre de marco.

“Yo en ese momento no pensé que fuera algo tan grave, pero ya cuando comencé el tratamiento se me abrieron los ojos y vi la realidad, me sentí mal de ver que mis padres sufrían al verme en esa situación. Después de terminar el tratamiento me quedé en vigilancia, que son cinco años, y cuando tenía 15 años me dijeron que ya estaba curado de la enfermedad. Siento una gran alegría porque sé que ya no puedo recaer en el cáncer”, dice agradecido Marco.

Foto EDH / Ricardo Flores

Nombre: Jackeline Arelí Villalobos

Edad: 20 años

Profesión: Estudia 2° ciclo de la Licenciatura en enfermería.

Jackeline fue diagnosticada con leucemia a los cinco años. “No terminé mi kínder porque manifesté moretes, mis plaquetas se fueron abajo, me puse muy delgada, me daba mucha fiebre, no podía ni caminar, eso era alarmante para mi familia. A mí mamá le dieron la noticia que tenía células cancerígenas. Para mí fue muy duro, todo el tratamiento cambio mi vida, y no solo la mía, sino la de mi familia”, cuenta la joven.

Jackeline comentó que para ella la experiencia es positiva porque le ha dejado ver que la vida vale mucho, ya que “el tratamiento fue doloroso, a veces no podía ni comer por las llagas que se me hacían en la boca, tener que pasar en hospitales y queriendo estar con mi mamá, con mis hermanos, fue duro”, expresó. Ahora cuenta que vivir el cáncer le ha dejado una experiencia de vida porque “la vida, independientemente haya o no sufrimiento, hay que valorarla y yo tengo ya un año de ser sobreviviente”, dice la joven.

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Nombre: Néstor Aldaír Palacios

Edad: 22 años

Profesión: Estudia 4° año de Licenciatura en Relaciones Internacionales

Néstor palacios recibió el diagnóstico de leucemia Limfoblástica aguda a los seis años. ”Todo comenzó porque me daban dolores de cabeza, no quería comer y mi mamá notó que no era algo normal, hasta que me llevó a un pediatra de San Salvador, porque yo soy de San Vicente, quien le dijo que tenía que ser ingresado porque estaba ya muy grave”, cuenta el joven.

Fue así como Néstor, ya en un estado grave, llegó al hospital Bloom donde fue diagnosticado con leucemia. “Comencé ese largo recorrido que pensé que nunca iba a terminar porque era difícil, tener que venir desde lejos para recibir el tratamiento, regresar a la casa en bus, ir con los efectos secundarios de la quimioterapia; pero gracias a Dios nunca terminaré de agradecer el apoyo incondicional de mis papás y a la fundación por el apoyo que ellos brindan, fueron tres años duros pero ya tengo el alta definitiva”, dijo Néstor.