Tiroteo en iglesia de Míchigan: investigan explosivos improvisados

El tiroteo ocurrido el domingo en una iglesia mormona de Grand Blanc Township, Míchigan (EE. UU.), sigue revelando datos inquietantes. Las fuerzas de seguridad confirmaron este lunes que, además de las cuatro víctimas mortales y al menos ocho heridos, en la escena fueron encontrados “dispositivos explosivos improvisados”, lo que eleva la gravedad del ataque perpetrado durante un servicio religioso con cientos de feligreses presentes.

De acuerdo con reportes de la agencia de noticias EFE, el agente especial James Deir, del Buró de Alcohol, Tabaco y Explosivos (ATF), explicó que un equipo especializado ya trabaja en el análisis de los artefactos hallados, aunque evitó dar detalles sobre su cantidad o estado. La investigación se desarrolla de manera paralela a los interrogatorios a más de cien testigos y sobrevivientes, según informó el FBI.

Ruben Coleman, agente interino del FBI, subrayó que las autoridades están “agotando todas las pistas” para determinar el motivo de Thomas Jacob Sanford, de 40 años, quien murió tras enfrentarse a dos oficiales.

La Casa Blanca, a través de su portavoz Karoline Leavitt, apuntó que la principal hipótesis es que se trató de un ataque motivado por odio hacia los feligreses mormones.

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El ataque y sus víctimas

El incidente inició alrededor de las 10:25 de la mañana, cuando Sanford estrelló su vehículo contra el templo de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, abrió fuego y posteriormente prendió fuego al lugar. En menos de siete minutos, fue neutralizado por las autoridades, pero dejó tras de sí una escena de caos.

El jefe médico del hospital Henry Ford Genesys, Michael Danic, detalló que entre los heridos hay niños y adultos de entre 6 y 78 años. Cinco fueron alcanzados por disparos, uno de ellos en condición crítica, mientras que otros tres presentaron complicaciones por inhalación de humo. Paradójicamente, algunos de los heridos eran médicos que asistían al servicio y prestaron auxilio a otros feligreses en plena emergencia.

A la tragedia se suma un hecho posterior que mantiene en alerta a las autoridades, un joven de 21 años fue arrestado tras irrumpir en el perímetro de seguridad de la iglesia con un vehículo y un arma en su poder. Aunque aún no se confirma si ambos sucesos están relacionados, la policía mantiene abierta esa línea de investigación.

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El jefe de la policía local, William Renye, aseguró que “todos los presentes han sido contabilizados y la iglesia está siendo limpiada” tras lo que calificó como un “acto de violencia cruel”. También confirmó que Sanford no era un desconocido para las autoridades, ya que había enfrentado procesos legales en el pasado.

En este sentido, la gobernadora de Míchigan, Gretchen Whitmer, envió un mensaje de solidaridad a las víctimas y agradeció la rápida respuesta de las fuerzas del orden. Además, pidió a la población evitar caer en especulaciones mientras avanza la investigación federal.

El tiroteo, ahora vinculado a la presencia de explosivos improvisados, ha encendido de nuevo el debate sobre los crímenes de odio religioso en Estados Unidos, un tema que genera creciente preocupación entre comunidades de fe y autoridades de seguridad.