Más de 100 muertos en Filipinas por el tifón Kalmaegi
El tifón Kalmaegi dejó más de un centenar de muertos en Filipinas tras causar devastadoras inundaciones en Cebú y Negros, las peores en la memoria reciente.
Por
AFP
Publicado el 05 de noviembre de 2025
El tifón Kalmaegi dejó más de 100 muertos en Filipinas tras provocar devastadoras inundaciones en las provincias de Cebú y Negros, consideradas las peores en la memoria reciente. En Cebú se registraron 76 fallecidos y severos daños en viviendas e infraestructura, mientras que en Negros los deslaves causaron al menos 12 muertos y una docena de desaparecidos. Las autoridades calificaron la situación de “sin precedentes” debido a las lluvias extremas, que superaron el promedio mensual en solo 24 horas. Expertos advierten que el cambio climático está intensificando la fuerza de los tifones y aumentando el riesgo de desastres similares.
El paso del tifón Kalmaegi por el centro de Filipinas dejó más de 100 personas fallecidas y un panorama de destrucción en las provincias de Cebú y Negros, donde comunidades enteras quedaron bajo el agua tras las lluvias más intensas registradas en décadas. Las autoridades locales describen la situación como “sin precedentes”, mientras los equipos de rescate continúan buscando desaparecidos entre los escombros.
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Cebú, epicentro del desastre
En la provincia de Cebú, una de las más pobladas del archipiélago, las aguas arrasaron barrios enteros, carreteras y puentes. Según el portavoz provincial Rhon Ramos, al menos 35 cuerpos fueron recuperados en Liloan, localidad que forma parte del área metropolitana de la capital provincial. Con ese hallazgo, el número de muertos en Cebú ascendió a 76.
Las imágenes difundidas por medios locales muestran automóviles apilados unos sobre otros, contenedores de carga arrastrados por la corriente y viviendas destruidas a lo largo de los ríos desbordados. En Talisay, uno de los municipios más afectados, muchas familias intentan levantar de nuevo sus hogares con los pocos recursos disponibles.
“Tomará tiempo porque no tengo dinero todavía”, dijo a la AFP Regie Mallorca, de 26 años, mientras mezclaba cemento y arena sobre los restos de su casa.

Deslizamientos y desaparecidos en Negros
En la vecina isla de Negros, las lluvias torrenciales provocaron deslizamientos de tierra y flujos de lodo volcánico que sepultaron viviendas en la ciudad de Canlaon. El teniente de policía Stephen Polinar informó que al menos 12 personas murieron y otras 12 permanecen desaparecidas. Los equipos de emergencia enfrentan dificultades para acceder a las zonas afectadas debido a la destrucción de caminos y la falta de energía eléctrica.
El tifón dejó, además, miles de desplazados en albergues temporales y daños considerables a la infraestructura agrícola y pesquera, sectores clave para la economía local.
Lluvias sin precedentes y advertencia climática
La especialista meteorológica Charmagne Varilla explicó que la zona de Cebú recibió 183 milímetros de lluvia en apenas 24 horas, una cifra que supera ampliamente el promedio mensual de 131 milímetros. “Esperábamos vientos peligrosos, pero el agua es lo que realmente está poniendo a la gente en peligro”, declaró la gobernadora provincial Pamela Baricuatro.
Los científicos advierten que este tipo de tormentas se están volviendo más intensas a causa del cambio climático. Los océanos más cálidos alimentan la rápida intensificación de los tifones, mientras que una atmósfera más caliente retiene más humedad, aumentando el riesgo de lluvias extremas e inundaciones.
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Un país acostumbrado a la resiliencia
Filipinas, situada en el llamado cinturón de tifones del Pacífico, enfrenta cada año una veintena de tormentas tropicales. Sin embargo, la magnitud de Kalmaegi ha reavivado el debate sobre la necesidad de fortalecer los sistemas de alerta temprana y mejorar la infraestructura de drenaje en las zonas urbanas más vulnerables.

A pesar del dolor y la pérdida, muchas comunidades han comenzado a organizarse para limpiar calles y reconstruir viviendas. La respuesta solidaria de vecinos y organizaciones locales recuerda la capacidad de resiliencia de un país que, una y otra vez, se levanta frente a la adversidad.
Kalmaegi deja tras de sí una lección urgente sobre la preparación ante fenómenos extremos en una región donde el cambio climático ya no es una amenaza futura, sino una realidad presente.
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