Datos claves sobre los territorios ucranianos invadidos por Rusia
Un plan impulsado por Trump sugiere ceder dos regiones clave a Rusia a cambio de congelar el frente sur. Kiev rechaza negociar bajo presión.
Por
AFP
Publicado el 18 de agosto de 2025
La guerra en Ucrania enfrenta un nuevo giro tras un plan atribuido a Donald Trump que propone ceder Donetsk y Lugansk a Rusia a cambio de congelar el frente sur en Jersón y Zaporiyia. Kiev rechazó de inmediato esta idea, afirmando que no negociará bajo presión ni renunciará a territorios ocupados. Aliados europeos ven con alarma la propuesta, que implicaría legitimar la ocupación rusa. Mientras Moscú controla gran parte de las regiones disputadas y Crimea sigue bajo dominio, Ucrania insiste en que la única salida es la retirada total de tropas rusas y la restauración plena de sus fronteras.
La guerra entre Rusia y Ucrania, iniciada con la invasión de febrero de 2022, podría dar un giro drástico si se concreta un plan diplomático impulsado por Donald Trump. Según trascendió por fuentes cercanas al expresidente estadounidense, Trump estaría apoyando una propuesta para ceder las regiones orientales de Donetsk y Lugansk a Rusia. A cambio, se congelaría el conflicto armado en las zonas sureñas de Jersón y Zaporiyia.

Fotografía/ AFP
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, rechazó de inmediato esa posibilidad. Kiev considera esos territorios como “temporalmente ocupados” y sostiene que no negociará desde una posición de debilidad ni aceptará condiciones impuestas por terceros. La propuesta ha generado alarma entre aliados europeos y encendió un nuevo debate geopolítico sobre soberanía, presión internacional y legitimidad territorial.
Donetsk y Lugansk: el corazón estratégico del Kremlin
Ubicadas en el este de Ucrania, Donetsk y Lugansk conforman la región del Donbás, una cuenca minera e industrial de mayoría rusohablante que ha sido históricamente codiciada por Moscú. Desde 2014, tras el inicio de una rebelión separatista prorrusa apoyada por el Kremlin, estas regiones han vivido un conflicto sostenido que desembocó en su anexión unilateral en 2022.
Actualmente, las tropas rusas controlan más del 99% de Lugansk y el 79% de Donetsk, incluidas sus capitales regionales, según datos del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW). Aunque Ucrania aún conserva centros urbanos clave con más de 240,000 habitantes bajo su administración, la presión militar es constante.
El Kremlin ha utilizado el argumento lingüístico y cultural para justificar su ocupación. Sin embargo, en terreno, las consecuencias han sido devastadoras: las batallas más sangrientas del conflicto —Bajmut, Mariúpol, Avdiivka— han dejado ciudades en ruinas y miles de vidas perdidas.

Jersón y Zaporiyia: líneas congeladas, pero no seguras
A diferencia del este, las regiones sureñas de Jersón y Zaporiyia tienen un frente más estable. La contraofensiva ucraniana de 2022 logró recuperar parte de Jersón, incluida su capital regional, pero Moscú aún retiene el 71% del territorio. En Zaporiyia, el 74% está bajo control ruso, incluyendo la central nuclear más grande de Europa, cuyo estado es altamente precario por su proximidad a los combates.
La propuesta de Trump plantea congelar el avance en estas regiones, lo que en la práctica significaría un reconocimiento tácito de las posiciones actuales. Kiev ha sido claro en rechazar esta lógica, insistiendo en que aceptar tal acuerdo consolidaría una ocupación ilegal.
Sumi, Járkov y Crimea: los otros frentes del mapa en disputa
Aunque no forman parte del “acuerdo” propuesto, las regiones de Sumi y Járkov en el noreste siguen siendo objetivo de incursiones rusas. El Kremlin busca establecer una “zona de amortiguación” que impida ofensivas ucranianas en territorio ruso. Sin embargo, Moscú no ha logrado controlar ciudades significativas en estas zonas.
En Crimea, anexada por Rusia en 2014 tras un referéndum no reconocido por la comunidad internacional, la ocupación es total. Donald Trump, alineado con la narrativa rusa, declaró recientemente que “no hay posibilidad” de que Ucrania recupere la península. Esta afirmación, lejos de moderar tensiones, refuerza la idea de una paz impuesta desde fuera.

La península de Crimea se ha transformado en una base militar rusa de retaguardia, blanco constante de ataques ucranianos. La represión dentro del territorio es severa. Activistas y autoridades locales denuncian torturas, detenciones arbitrarias y un proceso sistemático de “rusificación”.
La situación en el terreno sigue siendo crítica. Rusia mantiene el control total de Crimea y gran parte de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, mientras Ucrania resiste los intentos de consolidar esa ocupación. Las tensiones persisten y cualquier resolución parece distante, especialmente ante propuestas que implican ceder territorios que Kiev considera innegociables.
Kiev insiste en que la única solución viable es el retiro completo de las tropas rusas y la restauración de sus fronteras reconocidas internacionalmente. Desde esta perspectiva, el plan de Trump es visto no como un avance diplomático, sino como una claudicación estratégica.
Mientras tanto, el conflicto continúa escalando, con ataques diarios, miles de desplazados y una población atrapada entre intereses globales y la lucha por su autodeterminació
TAGS: Donald Trump | Rusia | Tensión Rusia-Ucrania | Ucrania
CATEGORIA: Noticias | Internacional
