Tragedia en Afganistán: terremoto deja más de 800 muertos

Un sismo de magnitud 6 sacudió el este de Afganistán en la medianoche del domingo y dejó una escena de devastación. De acuerdo con el último balance oficial, al menos 800 personas murieron y más de 2,.700 resultaron heridas en las provincias de Nangarhar, Kunar y Laghman, una de las zonas más pobres y montañosas del país.

El epicentro se localizó a 27 kilómetros de Jalalabad, en Nangarhar, a solo ocho kilómetros de profundidad, lo que amplificó el impacto. La onda sísmica se sintió con fuerza desde Kabul, capital afgana, hasta Islamabad, Pakistán. El sismo principal fue seguido por cinco réplicas, aumentando el pánico entre la población.

"Las habitaciones se derrumbaron sobre mujeres y niños, algunos murieron en el acto y otros quedaron heridos", relató Zafar Khan Gojar, de 22 años. Su hermano se fracturó una pierna y tuvo que ser trasladado en helicóptero para recibir atención médica.

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En el pueblo montañoso de Wadir, la tragedia es palpable en cada esquina. "En cada casa hubo al menos una persona muerta o herida", contó Gul Mohamad Rasuli, de 55 años, quien también resultó lesionado. Los habitantes buscan entre los escombros con sus propias manos, con la esperanza de encontrar sobrevivientes.

Las labores de rescate avanzan con dificultad. La ONU advirtió que varias aldeas siguen incomunicadas debido a los bloqueos en las carreteras. El ministerio de Defensa informó que se han realizado más de 40 vuelos para evacuar heridos y llevar ayuda, pero reconoció que el acceso a las zonas más remotas sigue siendo un reto enorme.

El impacto del sismo golpeó a miles de familias que recién habían regresado a Afganistán tras ser expulsadas de Pakistán e Irán. "Había unas 2.000 familias de refugiados que planeaban reconstruir su hogar en esta región agrícola", explicó un funcionario local.

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La situación se agrava porque muchos vivían en viviendas improvisadas, levantadas con barro y madera, estructuras extremadamente vulnerables ante un terremoto. Los daños materiales son cuantiosos y el número de víctimas podría aumentar conforme los equipos de rescate logren entrar a las aldeas más aisladas.

El portavoz del gobierno talibán, Zabihulá Mujahid, confirmó en conferencia de prensa que el balance provisional de muertos es de 800, aunque admitió que la cifra seguirá aumentando. También reconoció que los daños son “muy importantes” en Kunar y que el país carece de los recursos suficientes para responder a una emergencia de esta magnitud.

"Nunca habíamos vivido nada parecido. Fue terrorífico, los niños y las mujeres gritaban", contó por teléfono Ijaz Ulhaq Yaad, un funcionario del distrito de Nurgal.

Las autoridades locales, con apoyo de la ONU y de organizaciones humanitarias, intentan movilizar equipos de búsqueda y rescate, aunque los esfuerzos son limitados por la falta de maquinaria pesada y de vías de acceso. La población depende en gran medida de la solidaridad comunitaria para remover los escombros.

El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, expresó su solidaridad con Afganistán y pidió a la comunidad internacional ofrecer asistencia inmediata. Desde el Vaticano, el papa León XIV declaró estar “profundamente entristecido” por la tragedia y aseguró sus oraciones por las víctimas y sus familias.

A pesar de las muestras de apoyo, la ayuda humanitaria enfrenta obstáculos. La retirada de gran parte de la cooperación internacional desde el regreso de los talibanes al poder en 2021 ha dejado a Afganistán en una situación crítica, con escasez de recursos médicos, infraestructura deteriorada y millones de personas en situación de vulnerabilidad.

Afganistán está situado en una de las zonas sísmicas más activas del mundo, la cadena montañosa de Hindu Kush, donde colisionan las placas tectónicas eurasiática e india. Los terremotos son frecuentes y muchas veces letales debido a la fragilidad de las construcciones y la falta de preparación.

En 2023, la ciudad de Herat sufrió un sismo que dejó más de 1.500 muertos y 63.000 viviendas destruidas. Un año antes, en Paktika, otro terremoto causó más de mil fallecidos y dejó a decenas de miles de personas sin hogar. En 2015, un temblor de magnitud 7,5 mató a más de 380 personas en Afganistán y Pakistán.

La provincia de Nangarhar ya venía golpeada: el viernes pasado, inundaciones repentinas provocaron cinco muertos y arrasaron con cosechas enteras. Esta concatenación de desastres refleja la enorme vulnerabilidad del país, que combina geografía hostil, infraestructura débil y una crisis humanitaria agravada por más de cuatro décadas de guerra.

La comunidad internacional teme que el balance de víctimas aumente en los próximos días. Las imágenes que circulan desde Kunar y Nangarhar muestran aldeas reducidas a escombros, hospitales colapsados y familias enteras llorando a sus muertos.

La situación humanitaria en Afganistán ya era considerada grave antes del desastre, siendo un territorio empobrecido por cuatro décadas de guerra y el regreso de los talibanes al poder.