El Grupo Donne Internazionale (GDI) conmemoró este domingo su 45º aniversario con una emotiva celebración en su sede de Vía Grigna 24, en el corazón de Milán. Fundado en 1980 por Celia Landaverde y María Rosa Méndez, el GDI se ha consolidado como una referencia clave en la promoción de los derechos y la integración de las mujeres migrantes en la ciudad.
Durante el evento, la presidenta María Rosa Méndez, de origen uruguayo, y Evelyn Galdamez, salvadoreña e integrante del grupo, dialogaron con el periodista Carlos Renderos. Ambas destacaron la importancia de mantenerse actualizadas ante los constantes cambios en la legislación migratoria y subrayaron la necesidad de ofrecer orientación y apoyo práctico a personas migrantes de diversas nacionalidades, facilitando su adaptación a la vida cotidiana en Italia.
La actual vicepresidenta del GDI es Daysi García, también de El Salvador. Según expresaron las representantes, uno de los principales objetivos del grupo es brindar información precisa y asesoría especializada en materia migratoria. Por ello, todos sus integrantes cuentan con una sólida formación en leyes migratorias, fiscales, así como en normativas relacionadas con el bienestar social, el código civil, penal y de tránsito.
Con una mirada puesta en el empoderamiento, el GDI ha desarrollado una amplia gama de cursos dirigidos principalmente a mujeres que trabajan como cuidadoras internas. Entre las actividades destacan clases de italiano, cocina y costura, herramientas fundamentales para fortalecer su desarrollo personal y profesional.
Una historia de compromiso y transformación
El Grupo Donne Internazionale nació hace más de 45 años con una misión clara: dar voz a las mujeres migrantes y visibilizar los desafíos que enfrentan las trabajadoras extranjeras en Milán. Desde sus inicios, se propuso como un espacio de encuentro, apoyo y reflexión para mujeres de distintas nacionalidades, culturas, religiones e ideologías.
Orgullosamente multicultural, el GDI ha funcionado como un puente entre experiencias diversas, unidas por un mismo anhelo: ser escuchadas y construir soluciones colectivas. El respaldo del sindicato CISL ha sido clave en la realización de numerosos proyectos con impacto social real.
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Para muchas de sus integrantes, pertenecer al GDI ha representado una experiencia profundamente transformadora, permitiéndoles analizar su situación, conocer sus derechos y fortalecer su rol en la sociedad. Gracias a una unión que supera las diferencias, se ha consolidado un espacio que permanece vigente hasta hoy.
Las actividades del grupo giran en torno a tres ejes fundamentales: Inserción en la vida social y política; Promoción de iniciativas solidarias y de concientización; Intercambio cultural.
Desde el GDI sostienen que estos pilares son esenciales para promover el progreso humano, profesional, político y social que toda persona merece, sin importar su origen.
De encuentros dominicales a proyectos de impacto
Los primeros pasos del GDI fueron encuentros dominicales donde mujeres compartían sus vivencias como trabajadoras domésticas, muchas de ellas separadas de sus hijos. La necesidad de hablar y ser escuchadas dio lugar a un espacio de confianza que pronto derivó en nuevas iniciativas, como celebraciones para madres e hijos con el fin de fortalecer vínculos familiares fracturados por la migración.
Con el tiempo, surgieron otros desafíos: soledad, alcoholismo, desconocimiento de leyes y derechos. En respuesta, el grupo impulsó cursos de formación en psicología, salud, derecho y derechos humanos, permitiendo a sus miembros reconocerse como mujeres con dignidad y agencia.
Uno de los proyectos más significativos fue la creación de las “casas de paso”, espacios de acogida temporal para mujeres en situación de emergencia: enfermedad, desempleo, violencia o abandono. Más de 500 mujeres han pasado por estos hogares, encontrando apoyo, orientación y, en muchos casos, una nueva oportunidad.
Otra iniciativa destacada fue la formación de un equipo de fútbol femenino, destinado a integrar a jóvenes en contextos vulnerables. El deporte se convirtió en un medio para crear lazos de amistad y abrir espacios de diálogo.
Todo este camino ha sido posible gracias al esfuerzo colectivo, a pesar de las diferencias de idioma, cultura o experiencias personales. Las discusiones, aunque intensas, nunca impidieron alcanzar consensos ni avanzar en objetivos comunes.
Hoy, el Grupo Donne Internazionale sigue activo con el mismo espíritu que lo vio nacer: luchar por los derechos de todas, promover la inclusión y construir, desde la diversidad, una sociedad más justa y humana.
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