La desgarradora historia de un matrimonio en Texas que negaba vacunarse y murió de COVID-19

Lydia Rodríguez murió a causa del virus unas semanas después de perder a su esposo por la misma causa, ninguno de los dos creía en las dosis contra el COVID-19 y cuando lo hicieron fue demasiado tarde.

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Imagen de referencia. Foto: Pixabay

Por Agencias/ L. Alas

2021-08-19 6:38:11

"Por favor, asegúrate de que mis hijos se vacunen", la última súplica por teléfono que hizo Lydia Rodríguez a su familia desde una cama de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de un hospital en Texas, en Estados Unidos,  donde ella permaneció más de un mes ingresada a causa del COVID-19.

La mujer, de 42 años y que era profesora de piano, falleció el pasado 16 de agosto, dos semanas después de perder a su esposo, Lawrence, de 49, por complicaciones del virus. Ambos batallaron contra la enfermedad desde las camas de la UCI de un centro asistencial, a escasos metros el uno del otro, relató Dottie Jones, prima de Lydia, al periódico The Washington Post.

La pareja, que estuvo casada 21 años y que deja cuatro hijos en la orfandad, no creía en las vacunas contra el coronavirus y cuando por fin deseó aplicarse la dosis fue demasiado tarde.

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El matrimonio se encontraba entre las decenas de millones de estadounidenses que aún no han recibido al menos una dosis de la vacuna contra el virus del SARS-CoV-2, que está disponible de forma gratuita para personas mayores de 12 años.

Las autoridades sanitarias han subrayado que la vacuna reduce significativamente las posibilidades de enfermar gravemente o morir a causa del virus, detalla el portal washingtonpost.com.

Imagen de referencia. Foto: AFP

Sin embargo, los hijos de los Rodríguez, ya huérfanos, se suman a los millones de personas trágicamente afectadas por esta enfermedad, a veces mortal.

El caso de la familia Rodríguez se hace eco de otros pacientes no vacunados que han rogado a sus médicos que les administren dosis de vacunas antes de ser intubados.

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"Lydia nunca ha creído realmente en las vacunas", dijo Jones, de 55 años, a The Post. "Ella creía que podía manejar todo por sí misma, que realmente no se necesitaba la medicina".

Jones es una enfermera neonatal y basada en su experiencia de los casos graves de COVID-19 en madres y los bebés que trataba en el hospital donde ella trabajaba asegura que aconsejaba a su prima sobre las consecuencias que atraía la enfermedad, pues contó que hay pacientes que pasan conectados a un ventilador por semanas sin mostrar mejoría, pero todo apunta a que Lydia nunca acató las recomendaciones.

"Sabía que nunca se vacunaría", dijo Jones a The Post. "Estaba muy preocupada".

Vacunación contra el COVID-19 en Texas, Estados Unidos. Imagen de referencia. Foto: AFP

A principios de julio, los temores de Jones se hicieron realidad, pues la familia Rodríguez contrajo el COVID-19. El contagio se dio luego que Lydia y sus hijos regresaran de un campamento de la iglesia cristiana en la que se congregaban.

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Jones indicó que uno a uno los miembros de los Rodríguez, incluyendo a Lawrence que no los había acompañado en la salida por su trabajo dio positivo a coronavirus.

Prosiguió que la familia no dijo a nadie que estaba enferma, hasta que el 12 de julio el esposo de Lydia la llevó al hospital al experimentar problemas con su respiración. Ambos terminaron ingresados en un centro asistencial, ella en una UCI.

Mientras, la familia se encargó de llevar alimentos y medicamentos a los cuatro hijos de la pareja menores de 18 años que también estaban infectados y en cuarentena, aunque el menor de ellos tuvo síntomas leves, el resto era asintomático, manifestó Jones.

Aunque, por un momento, la condición de salud Lawrence parecía estar mejorando, un par de días después de su ingreso, lo llevaron de urgencia a la UCI. Solicitó una vacuna contra el coronavirus poco antes de que le pusieran un ventilador, dijo Jones, pero también era demasiado tarde para él. Murió el 2 de agosto.

Para entonces, Lydia Rodríguez dependía por completo de una máscara de oxígeno que le impedía hablar con sus hijos, quienes la llamaban y cantaban alabanzas para levantarle el ánimo.

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"Estamos orando por ti y cuidando a los niños", contó Jones que dijo a su prima durante sus últimos días.

Lydia aprovechó su última llamada para pedir a su familiar que le hiciera una promesa: "Por favor, asegúrate de que mis hijos se vacunen", tomando en cuenta que tres de ellos ya están aptos para recibir las dosis.

Ahora, la familia ha creado una recaudación de fondos en línea para ayudar a los niños Rodríguez mientras los tribunales resuelven quién se convertirá en el tutor de los menores.