Huracán Erin amenaza la costa este de EE. UU. con vientos y fuerte oleaje
Erin genera alerta en la costa este estadounidense: vientos de 155 km/h, lluvias intensas y marejadas que ponen en riesgo a bañistas.
Por
Juan Martínez
Publicado el 20 de agosto de 2025
El huracán Erin, categoría 2, avanza por el Atlántico occidental y amenaza la costa este de Estados Unidos. Con vientos de hasta 155 km/h, el ciclón genera marejadas ciclónicas, oleaje elevado y corrientes de resaca potencialmente letales. Las autoridades de Carolina del Norte y Virginia mantienen alertas y recomiendan evacuaciones, habilitando refugios temporales y reforzando la vigilancia marítima. Erin, de gran tamaño, afecta navegación y actividades costeras, mientras la comunidad salvadoreña en EE. UU. sigue de cerca su evolución. Especialistas insisten en evitar playas y atender las recomendaciones oficiales hasta que el fenómeno se aleje.
El huracán Erin, un sistema de gran tamaño que alcanzó la categoría 2 en la escala Saffir-Simpson, avanza este miércoles por el Atlántico occidental y representa una seria amenaza para gran parte de la costa este de Estados Unidos.
Con vientos sostenidos de hasta 155 kilómetros por hora, el fenómeno meteorológico ya provoca advertencias de marejadas ciclónicas, oleaje elevado y corrientes de resaca que pueden resultar letales para bañistas y surfistas, según informó el Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés).
El centro del ciclón se localizaba en la mañana a unos 645 kilómetros al sureste de Cabo Hatteras, Carolina del Norte, desplazándose hacia el noroeste a 20 kilómetros por hora. De acuerdo con los pronósticos, Erin girará progresivamente hacia el norte y noreste entre miércoles y jueves, para luego acelerar su movimiento rumbo al Atlántico nororiental hacia el viernes.

Condiciones peligrosas en la costa este
Las autoridades estadounidenses subrayaron que el huracán generará un escenario de riesgo a lo largo de casi toda la costa este. Se espera que el fuerte oleaje y las corrientes de resaca se intensifiquen en playas desde Carolina del Norte hasta Virginia, e incluso más al norte.
El NHC describió la situación como “potencialmente mortal” debido a las marejadas, que pueden alcanzar niveles considerables.
Actualmente se mantiene un aviso de marejada ciclónica desde Cape Lookout hasta Duck, en Carolina del Norte. También está vigente un aviso de tormenta tropical entre Beaufort Inlet y la frontera con Virginia, lo que incluye las bahías de Pamlico y Albemarle.
De igual manera, se estableció una vigilancia de tormenta tropical en zonas más septentrionales, hasta Chincoteague, en Virginia, y en el archipiélago de Bermudas.
El huracán no solo amenaza con vientos fuertes. Sus bandas exteriores ya comienzan a impactar en Carolina del Norte, donde se prevén lluvias intensas, ráfagas de viento y condiciones marítimas adversas.
Las autoridades locales en Carolina del Norte y Virginia han instado a la población costera a atender las órdenes de evacuación y seguir de cerca las recomendaciones de seguridad.

Preocupación entre comunidades costeras y migrantes
Para millones de personas que residen en los estados del Atlántico, los huracanes forman parte de un riesgo recurrente en cada temporada. Carolina del Norte y Virginia, en particular, han experimentado históricamente los embates de tormentas que generan daños significativos a la infraestructura y la economía local.
La comunidad salvadoreña en Estados Unidos, con una presencia importante en estados como Virginia, Maryland y Carolina del Norte, sigue de cerca la evolución de Erin. Para muchos migrantes, las alertas no solo significan preparativos de emergencia, sino también la preocupación por la continuidad de sus trabajos y actividades diarias.
Dimensión e impacto del fenómeno
Erin es un sistema de grandes proporciones: los vientos con fuerza de huracán se extienden hasta 150 kilómetros desde su centro, mientras que los de tormenta tropical alcanzan los 425 kilómetros. Esto significa que, aunque el ojo del ciclón no toque tierra directamente, sus efectos podrían sentirse a cientos de kilómetros de distancia, afectando tanto la navegación marítima como las actividades costeras.
El huracán se formó la semana pasada como tormenta tropical cerca de las islas de Cabo Verde, en África, donde dejó un saldo de siete personas fallecidas. Posteriormente se fortaleció en el Atlántico central y alcanzó la categoría de huracán el viernes. Su evolución se da tras la aparición de otros sistemas como Andrea, Barry, Dexter y Chantal, este último el primero en impactar tierra estadounidense en julio, con un saldo de dos muertos en Carolina del Norte.
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Una temporada ciclónica activa
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) advirtió recientemente que la temporada de huracanes en el Atlántico podría ser “superior a lo normal”. Sus proyecciones contemplan entre 13 y 18 tormentas tropicales, de las cuales entre cinco y nueve tendrían la intensidad suficiente para transformarse en huracanes. Erin se suma así a una secuencia de fenómenos que confirma estas previsiones.
El NHC enfatizó que, incluso sin un impacto directo en tierra, el principal peligro radica en las marejadas y corrientes marinas. Estos efectos tienden a prolongarse durante varios días después de que el ciclón se aleja de la zona, por lo que la recomendación es mantener la precaución y evitar las playas afectadas hasta nuevo aviso.

Preparativos y resiliencia
Los gobiernos estatales y locales han activado planes de emergencia, habilitando refugios temporales y reforzando la comunicación con la ciudadanía. La Guardia Costera y los servicios de rescate mantienen la alerta en áreas portuarias y zonas turísticas, donde la presencia de visitantes puede complicar las evacuaciones.
Los especialistas destacan que el caso de Erin recuerda la importancia de la preparación comunitaria ante fenómenos meteorológicos de gran escala. Las marejadas, incluso sin un impacto directo, representan un riesgo serio para quienes subestiman la fuerza del océano.
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La recomendación general es clara: seguir los canales oficiales de información, atender las órdenes de evacuación y evitar exponerse innecesariamente en playas y costas durante los próximos días.
Con Erin avanzando hacia el norte y el noreste, el pronóstico indica que en las próximas jornadas el ciclón comenzará a perder fuerza mientras se adentra en aguas más frías del Atlántico. Sin embargo, hasta que eso ocurra, el sistema seguirá siendo un peligro real para millones de personas en la costa este de Estados Unidos.
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