Corte “de lejitos”: La peculiar técnica de los peluqueros chinos para atender clientes por coronavirus

Los taxistas también han tenido que ingeniar métodos para atender a sus pasajeros debido a la propagación de la enfermedad

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Así trabajan algunos peluqueros en China ante el coronavirus. Foto captura de videos

Por Agencias/ L. Alas

2020-03-04 7:49:09

El coronavirus ha provocado cambios drásticos en la vida cotidiana de las personas en China, y hasta se las han ingeniado con sus medidas de protección para continuar con sus labores, tal es el caso de los peluqueros.

La enfermedad de COVID-19 afecta ya a 81 países y territorios y ha contagiado a más de 94,000 personas y causado más de 3,200 muertes en todo el mundo, de acuerdo con información de AFP.

Videos que circulan en redes sociales muestran la peculiar técnica que los barberos están implementando para seguir atendido a sus clientes ante el brote que surgió en una de las ciudades céntricas del país asiático.

Los empleados de estos locales han adaptado sus herramientas de trabajo, como afeitadoras, secadoras de pelo, cepillo y hasta peines, a varas y palos como extensiones para poder realizar su trabajo manteniendo cierta “distancia” con los clientes.

Con guantes y mascarillas para protegerse de la enfermedad, los peluqueros emprenden su labor cotidiana, según se observa en los videos.

Estos negocios atienden al público con cita previa y los encargados deben contactar a sus clientes el día estipulado para preguntar si tienen algunos de los síntomas del coronavirus para determinar si pueden recibirlos o no.

OTRAS MEDIDAS “EXTREMAS” CONTRA EL CORONAVIRUS EN CHINA
En Shangái, por ejemplo, los taxistas llevan guantes blancos y exigen a los pasajeros que lleven máscara.

En Wenzhou (este), los conductores de vehículos de transporte con conductor van incluso más lejos e instalaron paneles de plástico transparente entre el chofer y los clientes.

Se trata de una medida a nivel nacional de líder del sector, Didi Chuxing (equivalente en China de Uber). La empresa asegura haber invertido cien millones de yuanes (13 millones de euros/ $14,354,204) para instalar equipamientos para proteger herméticamente a los conductores y los pasajeros.

Por su parte, los trenes están casi vacíos por temor al contagio, lo que no impide que las webs de reserva indiquen a veces que estos están “completos”.

La explicación es que el sistema de reserva, para evitar que los viajeros vayan demasiado juntos, solo permite reservar una pequeña parte de los asientos disponibles.

CÓDIGOS Y COLOR
En este contexto, los gigantes chinos de internet Alibaba y Tencent crearon aplicaciones móviles que permiten a las autoridades evaluar el nivel de presunto riesgo de los ciudadanos.

Cada teléfono genera un código QR cuyo color define el riesgo de contagio en función de donde han estado sus propietarios: verde (sin ninguna restricción), amarillo (cuarentena de 7 días) o rojo (cuarentena de 14 días).

Este sistema alimenta, sin embargo, las críticas en materia de vida privada porque se basa en el análisis de los desplazamientos efectuados por el usuario de la aplicación.

Tener este código QR es casi obligatorio en varias ciudades del país para salir de la estaciones de tren o utilizar el transporte público.

En la ciudad de Wenzhou, taxis, hoteles y comercios exigen ver el color del código antes de permitir la entrada.

En todos los hoteles es obligatorio tomarse la temperatura al entrar. La toman empleados vestidos con máscaras y que usan termómetros electrónicos apuntando a la frente o a las muñecas de los clientes.

“¿Tiene usted fiebre, se siente mal, viajó a Hubei recientemente?” pregunta el recepcionista de un hotel en Wenzhou.

“¡Quédese donde está!”
En Wenzhou hay controles similares en toda la ciudad.

En un solo día, a un periodista de la AFP le tomaron la temperatura diez veces, desde el taxista hasta el propietario de un restaurante, pasando por el vendedor de una tienda o una empleada de hotel, en un control nocturno antes de entrar en la habitación.

“¡No avance, quédese donde está!”, dijo la empleada antes de que sonara el ‘bip’ del termómetro. “Todo normal, ¡Buenas noches!”.

La psicosis en China también está llevando a la gente a cambiar sus costumbres, como la de tomar con dos manos las tarjetas de visita, un signo de respeto.

Pero un responsable del ayuntamiento de Wenzhou, en vez de tomar la que la ofrecía el periodista de la AFP, le pidió que la dejara encima de la mesa.

Otro funcionario también evitó darle la mano.

“Como medida de precaución es mejor evitar saludarse así”, indicó, antes de proponer un saludo rozando los codos.