La historia de La Constancia empieza a escribirse en 1906 en el Barrio Santa Cruz de Santa Ana como un emprendimiento familiar. Inició haciendo una bebida a base de cereales fermentados, sueños y anhelos, y fue conquistando el paladar de los salvadoreños con paciencia y maestría.
Durante su recorrido por este camino centenario, que inició en el empuje de la era industrial, ha acompañado a los salvadoreños en sus mejores momentos y retos más grandes, creciendo y evolucionando con ellos.
Como una empresa local de corazón y global por evolución, parte del conglomerado internacional AB InBev, sigue consolidando su historia, que acumula más de 100 años de constancia y maestría cervecera, buscando representar la mejor versión de lo que significa ser salvadoreños y ser una empresa de la cual puedan sentirse orgullosos.