Juan Richardson, el joven empresario apasionado por las motos y la pesca

A sus 33 años es el gerente comercial de Rialsa, distribuidora de fármacos y cosméticos y tiene a cargo 30 colaboradores. Vivir de prisa es su lema.

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El próximo destino de Juan y sus amigos es la Riviera Maya. La recorrerán en marzo. Foto EDH/Cortesía-.

Por Tania Urías

2019-02-12 6:45:45

Juan Richardson es un hombre de contrastes. Basta conversar unos minutos con él para descubrir que tiene una personalidad inquieta pero a la vez es un hombre disciplinado. Se describe así mismo como un hiperactivo nato y confiesa que le fascina estar en constante movimiento.

Sin embargo, es también un hombre de rutinas. Se levanta a diario a las 6:00 de la mañana, asiste a misa de 7:00 y luego, sin falta, desayuna en casa de sus padres.

Tercero de seis hermanos, tres mujeres y tres hombres, fue con su hermano Federico, dos años menor que él, con quién se introdujo en lo que considera una de sus más grandes pasiones, la pesca.

Federico y él se escapaban al muelle de la casa familiar de playa, cuando ninguno alcanzaba ni los 10 años y pasaban horas con anzuelos en mano, soñando con atrapar grandes peces.

Esa pasión no lo abandonó nunca. Ni siquiera cuando ya las responsabilidades del negocio familiar lo llevaron a ocupar, primero un puesto como gerente de Innovación y hace cinco años, como gerente Comercial de Distribuidora Rialsa.

Rialsa nació en 1983 como una pequeña droguería y hoy día distribuye unos 700 productos, la mayoría medicamentos, pero también cosméticos, de unas 300 marcas procedentes de todo el mundo, principalmente de Estados Unidos y Europa.

Como gerente comercial, Juan trabaja ocho horas diarias. ¡Ni una más!, dice con propiedad, y esto es por que su filosofía es trabajar y hacer dinero, pero también disfrutar la vida.

La compañía brinda empleo a 52 colaboradores, 30 de los cuales están bajo su mando y son lo que él llama su fuerza de venta.

“Ellos saben que yo soy hiperactivo y cuando algo se me ocurre es de hacerlo ya, no me gusta ir despacio”, confiesa.

Su principal tarea en Rialsa es innovar, por eso constantemente está haciendo cambios en la empresa que primero comenzó su padre, hoy retirado, y luego asumió su mamá. Él, es el único de los hijos involucrado en el negocio y le encanta.

“Estudié marketing y me fascina, saber el comportamiento de los clientes frente a un producto y descubrir cómo llegar a él es todo un reto, a veces no puedo ni dormir pensando en ideas para innovar”, cuenta Juan.

 

Para este año y como gerente comercial de Rialsa, una de las metas es continuar innovando en la industria cosmética, principalmente la natural. Foto EDH /Tania Urías

Su carácter inquieto, dice, le ha permitido introducir nuevas líneas de productos de consumo como bebidas, cervezas, productos de cosmética natural y más, que están causando una increíble respuesta en los clientes. Solo el año pasado, Juan calcula que Rialsa invirtió unos $50,000 en marcas nuevas; ahora el reto es ganar clientes y seguir creciendo.

Dentro de sus proyectos más innovadores, está por ejemplo una revista digital creada por él: Lady’s Like, que creó hace casi un año con el objetivo de promocionar sus cosméticos y medicinas, pero que ahora es toda una comunidad, tiene alrededor de 37,000 seguidores en redes y unos 80,000 artículos compartidos.

Velocidad versus quietud

“Hacerlo rápido, hacerlo ya”, son otras de las frases recurrentes en Juan, también apasionado de la velocidad.

De niño, contó, intentó correr Go-karts, pero su mamá se lo prohibió, más tarde participó en carreras de autos y fue alrededor de los 20 años que descubrió la adrenalina de las motocicletas. La primera que compró fue su fiel compañera en recorridos por todo el país.

Manejar una moto no es difícil, dice, recorrer grandes distancias con ella, es el desafío. Y para él todavía más, por que padece una condición médica que lo pone en riesgo de sufrir un desangrado en su cuerpo si se cae o tiene un accidente . Se lo diagnosticaron hace años y no le gusta hablar del tema, sabe del riesgo, pero asegura que prefiere asumirlo que vivir con miedo.

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“Cuando me lo diagnosticaron me decían: ¡cuidado, te vas a caer, no corras, prácticamente no te muevas! y yo me negué a eso. Andar en moto me quita el miedo a vivir”, sentenció Juan.

El motociclismo es para Juan, otro escape; con el nuevo modelo que tiene, ya ha recorrido el país entero y suele viajar cada 15 días, con un grupo de amigos llamado “Adventure Rider” hasta Antigua Guatemala, solo para desayunar.

El grupo está integrado por 20 personas que viajan por toda Centroamérica, el próximo destino es darle la vuelta a la Riviera Maya.

La carretera y la velocidad que experimenta no tienen precio para él. Ha soportado tormentas y el quedarse solo, sobre todo en el último viaje de 600 kilómetros hasta Belice, que lo llenan de satisfacción.

“Viajar en moto es desconectarse y probarse a uno mismo que puede, recorrer 600 kilómetros sin parar, ir luchando con el cansancio, el ruido, la soledad. Yo en mis primeros viajes tenía miedo y cada recorrido es como una conquista, es como sentir que me da más coraje, más fuerza, más energía”, expresa emocionado .

La pesca, en cambio -su otra pasión- lo llena de quietud, sigue escapándose a la casa de playa, a veces solo o con amigos a pescar, en sus viajes ve atardeceres de ensueño, ballenas y delfines, pero lo que más disfruta es desconectarse del mundo y estar solo frente a la inmensidad del océano.