Juan Richardson es un hombre de contrastes. Basta conversar unos minutos con él para descubrir que tiene una personalidad inquieta pero a la vez es un hombre disciplinado. Se describe así mismo como un hiperactivo nato y confiesa que le fascina estar en constante movimiento.
Sin embargo, es también un hombre de rutinas. Se levanta a diario a las 6:00 de la mañana, asiste a misa de 7:00 y luego, sin falta, desayuna en casa de sus padres.
Tercero de seis hermanos, tres mujeres y tres hombres, fue con su hermano Federico, dos años menor que él, con quién se introdujo en lo que considera una de sus más grandes pasiones, la pesca.
Federico y él se escapaban al muelle de la casa familiar de playa, cuando ninguno alcanzaba ni los 10 años y pasaban horas con anzuelos en mano, soñando con atrapar grandes peces.
Esa pasión no lo abandonó nunca. Ni siquiera cuando ya las responsabilidades del negocio familiar lo llevaron a ocupar, primero un puesto como gerente de Innovación y hace cinco años, como gerente Comercial de Distribuidora Rialsa.
Rialsa nació en 1983 como una pequeña droguería y hoy día distribuye unos 700 productos, la mayoría medicamentos, pero también cosméticos, de unas 300 marcas procedentes de todo el mundo, principalmente de Estados Unidos y Europa.
Como gerente comercial, Juan trabaja ocho horas diarias. ¡Ni una más!, dice con propiedad, y esto es por que su filosofía es trabajar y hacer dinero, pero también disfrutar la vida.
La compañía brinda empleo a 52 colaboradores, 30 de los cuales están bajo su mando y son lo que él llama su fuerza de venta.
“Ellos saben que yo soy hiperactivo y cuando algo se me ocurre es de hacerlo ya, no me gusta ir despacio”, confiesa.
Su principal tarea en Rialsa es innovar, por eso constantemente está haciendo cambios en la empresa que primero comenzó su padre, hoy retirado, y luego asumió su mamá. Él, es el único de los hijos involucrado en el negocio y le encanta.
“Estudié marketing y me fascina, saber el comportamiento de los clientes frente a un producto y descubrir cómo llegar a él es todo un reto, a veces no puedo ni dormir pensando en ideas para innovar”, cuenta Juan.