Uno de los momentos más representativos y esperados por la feligresía católica salvadoreña durante los festejos patronales es la llamada Transfiguración del Divino Salvador del Mundo, la cual se realiza frente a la fachada de la Catedral Metropolitana cada cinco de agosto.
Pero, te has preguntado ¿quién se encarga de hacer el cambio de vestimenta del Santo Patrono en ese momento? Esa misión le fue encomendada a Jorge Orellana, quien ha dedicado 23 años de su vida (18 de manera oficial) a colocar las vestimentas de la imagen del Señor durante el acto de Transfiguración ante miles de salvadoreños.
Orellana, de 47 años, cuenta que representantes de la Cofradía del Divino Salvador le dieron el encargo de ataviar la imagen del Santo hace más de dos décadas cuando dentro de la congregación hacía pequeñas colaboraciones.
Sin embargo, la dedicación, la entrega y el amor hacia el patrono de la República sumaron a su favor para llegar a tener ese privilegio.
Jorge Orellana, encargado de hacer el cambio de vestimenta a la imagen del Divino Salvador del Mundo durante el acto de Transfiguración. Foto EDH: Jessica Orellana
“Ha sido una encomienda bastante difícil, ataviar una imagen procesional es un compromiso muy grande, las personas que se dedican a eso lo deberían tener en consideración porque se trata del patrono”, asegura.
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Durante el evento de la Transfiguración, Orellana tiene un margen de tiempo de 2 a 3 minutos para retirar las túnicas con las que la imagen salió de la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús, para luego colocar la nueva vestimenta cuando sale de la estructura en forma de mundo.
“La gente no lo cree, pero sentir la vibra de todos esos millares de personas es una emoción indescriptible”, dijo Orellana al escuchar desde lo alto de la estructura los ¡vivas! y los aplausos que la feligresía le rinde al patrono.
“Es interesante las emociones y todo lo que se siente en ese momento, porque prácticamente es algo muy íntimo, es estar a solas con el Salvador del Mundo”, relató Orellana quien desde hace cinco años también se desempeña como jefe del Departamento de Restauración en el Ministerio de Cultura.
Es el momento cumbre para él, la presión y el nerviosismo para que todo salga bien es compensado cada año con los aplausos de la feligresía reunida frente a Catedral.
El cambio de vestimenta durante la celebración de la víspera de la Transfiguración
Horas antes del momento de la Transfiguración, Orellana tiene que trabajar dentro del templo de la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús, ubicada en la calle Arce, en el cambio de vestimenta para preparar la imagen del Salvador del Mundo para la celebración de la víspera de la también llamada “Bajada” del Señor.
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Festejos similares se llevan a cabo el primer fin de semana de agosto en ciudades donde residen gran cantidad de inmigrantes de El Salvador en estados como Nueva York, Texas y Nevada, entre otros, y la ciudad de Washington.
Ahí, durante el servicio religioso de misa que se realizan al mediodía, y ante la mirada de cientos de fieles, el hombre viste a la imagen del patrono, cuya figura tiene una altura de 1.70 metros.
El tiempo de cambio vestimentas es de 45 minutos a 1 hora, cuenta Orellana que lo más difícil es cuidar cada detalle, es decir, que cada fibra de tela vaya colocado en el lugar que le corresponde, los colores y las texturas de las telas tienen que encajar de manera perfecta.
“Tenemos un compromiso bastante serio con el cual debemos de cumplir porque la expectativa de la gente va más allá”, dijo al describir la jornada.
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Concluido el cambio de ropa, inicia la peregrinación de la imagen hacia el atrio de Catedral Metropolitana donde ya se encuentra Jorge dentro de la estructura a la espera de la Transfiguración.
“Me desconecto, me olvido de todo y me dedico solo con la imagen en mi mente”, dice Orellana al hablar de su concentración que es clave para que el evento sea, como cada año, un éxito.