Llegan a 433 los reos muertos bajo el “estado de excepción”

Por denuncias anónimas o para llenar una cuota de capturas o simplemente por "sospechas", vaya usted a saber, el joven Adán Moisés Fuentes fue capturado, metido en uno de los siniestros gulags del régimen en Sonsonate y al mes fue hospitalizado al parecer con golpes… murió cuatro días después. 

Casos iguales o muy similares se vienen dando desde la imposición del “estado de excepción” o estado de sitio, comenzando por el ex asesor de seguridad Alejandro Muyshondt, el transportista señor Roberto Jaco, las capturas del abogado constitucionalista Enrique Anaya y su colega Ruth Lopez, luchadora por los Derechos Humanos… El Socorro Jurídico Humanitario (SJH) registra ya 433 muertes de reos o personas que han estado bajo custodia penitenciaria.

La abogada Ingrid Escobar, directora de la organización no gubernamental, dijo a la agencia EFE que el 94 % de las personas fallecidas “no tenía perfil de pandillero, murieron bajo tutela del Estado y en total impunidad”. 

“Es normal que mueran personas condenadas, que después de 10, 20 o 30 años adquieren enfermedades y mueren, pero no es normal la cantidad de gente procesada por asociaciones ilícitas que solo hayan tenido derecho a una audiencia, se les decreta detención provisional y mueran antes de llegar a un juicio”.

Escobar enfatizó que la cifra de inocentes detenidos podría rondar los 40,000, y las muertes, más de mil. El gobierno sólo ha reconocido que liberó a ocho mil inocentes.

Nada de esto puede justificarse, como tampoco las redadas indiscriminadas de inmigrantes que se están produciendo en Estados Unidos, al igual que los horrores que tienen lugar en la franja de Gaza, donde hay niños que mueren por falta de agua, así como permanecen los rehenes en manos del Hamas desde el fatídico 7 de octubre de 2023...

Como todo lo que sucede en esta saqueada tierra salvadoreña depende de una sola persona, la interrogante que todos se hacen es ¿cuál es el propósito de aniquilar a pausas a personas que por condición están totalmente indefensas?

¿Cuál puede ser el disfrute de que niños, jóvenes, adultos y hasta personas mayores sean atormentados no solo físicamente sino también psicológicamente y aunque se reciba el visto bueno de una muy, muy, muy poderosa persona en el norte de nuestro Hemisferio pero que ha suscitado marchas contra su autoritarismo de cientos de miles de personas en numerosas ciudades norteamericanas?

Pero no todos están de acuerdo con lo que sucede, pues las entidades que velan por los Derechos Humanos en el mundo al igual que la Corte Penal Internacional condenan hechos como estos, dado que  aunque haya motivo real para capturar a alguien y encarcelarlo, nunca lo habrá para degradarlo física y moralmente, torturarlo, darle comida podrida y llevarlo a la muerte.

“Esas personas no estaban condenadas… no tuvieron derecho a una segunda audiencia porque o las mataron o las dejaron morir de inanición, enfermedades no tratadas, entre otras causas”, explicó Escobar.

Hay que recordar que la causa de muerte se etiqueta como “edema pulmonar” y no se investiga más porque se podría llegar a niveles insospechados.

Nada se gana con la brutalidad, el sadismo que golpea a seres indefensos...

Bajo Stalin y ahora Putin, en Venezuela sujeta a la voluntad del "Cartel de los Soles" y el tráfico de drogas, en Nicaragua y casi invariablemente en toda dictadura, la pregunta es ¿cuál es el deleite de causar sufrimiento, desesperanza, dolor inmenso...?

Si la inmensa mayoría de personas se conmueve ante el maltrato de animales, de mascotas, de niños por sus padres, maridos con sus mujeres y mujeres con sus maridos... el estupor y rechazo que causa un desbordado sadismo son literalmente insuperables.

Durante milenios y desde que pequeños grupos humanos se unían para protegerse de las fieras, de la inclemencia del tiempo, de lo incierto del clima, las inundaciones... la cohesión no se lograba a garrotazos cuanto a modos de convivencia, como sucede con tribus aisladas del Brasil, en África y Asia.

Más se logra con la bondad y la caridad, con ayudar al otro como en la parábola cristiana del Buen Samaritano, que desencadenando al cavernícola que, como en la novela de Stevenson Dr. Jeckyll and Mr. Hyde, en teoría está dentro de cada uno de los mortales...