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Un conocido evoca con nostalgia la Camboya bajo Francia

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Por El Diario de Hoy
Publicado el 30 de julio de 2025


El conflicto entre Camboya y Tailandia, ambas naciones reinos, trae a memoria de un cercano amigo la visita que hizo a Camboya para ver el extraordinario conjunto de templos de Angkor, uno de los más grandes del mundo con extraordinarias obras, pequeños y medianos templos que la selva ha ido conquistando, con árboles de teca, la preciosa madera con que embarcaciones de lujo "pavimentan" lo expuesto a lluvia, sol, frío y calor.

Los árboles, se nos dice, crecen encima o al lado de templos y sus raíces son como gruesas serpientes que capturan un templo, lo que da un toque surrealista a toda la selva que se extiende al lado de los estanques de Angkor, una de las maravillas universales que posteriormente fue saqueada, partes vendidas, pero que con el tiempo y colaboración de autoridades están siendo devueltas a Camboya. Allí, entre las muchas creaciones escultóricas, la figura de un mono ilustra la vieja advertencia: ver, oír y callar; lo prudente es respetar lo que se oye, la privacidad de otros.

Se nos dice que Nom Pen, durante el protectorado francés (1863-1953), era como un pequeño París, con sus calles ornamentadas como en Francia hace muchas décadas y damas muy bellamente ataviadas y refinadas, lo que, después de los vendavales por los que ha pasado toda esa región,  es "historia antigua".

En Angkor nuestro amigo se alojó en un hotel mediano manejado por un francés, que ofrecía a sus huéspedes un corto recorrido sobre un elefante, experiencia que obviamente no se tiene casi nunca...

Los elefantes están por doquiera en esas regiones, animales acoplados a lo que son esos países y donde se pueden ver en medio de una corriente de agua mientras un niño les frota la piel con medio coco, un improvisado cepillo para ese duro "pellejo"...

Nuestro amigo nos dice que tiene la buena costumbre de comer lo local, adaptarse a la oferta culinaria de los lugares que ha visitado, lo que fue agradable tanto en Camboya como en Tailandia, recordando con especial deleite el fuerte café tailandés, hecho en parte con leche condensada, muy deleitoso, además de la serie de pequeños platos, como si fueran entremeses, que los locales y en muchos países del Asia oriental comen, a diferencia del "plato fuerte" de nuestras tierras.

La locura comunista desgarró gran parte de Asia

Después de tratar a los nativos camboyanos, amigables y discretos, los horrores perpetrados por los Jemeres Rojos bajo el enloquecido Pol Pot, tema de la película "The Killing Fields", sacude el alma. El monstruo pretendía que bajo su régimen totalitario Camboya

iniciaba con "el año cero", como estamos viviendo "en un lugar de Centro-América cuyo nombre no se nos viene a la memoria, donde también inicia un nuevo año cero...". Además los jemeres decretaron que no había mundo sino que ellos estaban “creándolo” en ese momento y que el único “dios” era el partido comunista.

Era natural que los camboyanos asumieran el control de su país, que terminaran rechazando tanto a los franceses como más tarde a los estadounidenses, como también sucedió durante la guerra en Vietnam, sangrienta contienda que tantas muertes, tanto dolor causó...

Sin embargo, cayeron en una locura totalitaria que ya había sojuzgado a China, Vietnam, Corea del Norte y Laos.

Los “héroes”, recibidos con júbilo a su llegada a Nom Pen en abril de 1975, se convirtieron en los verdugos de la población, a la que obligaron a marchar a trabajar en el campo en condiciones precarias. 

Los jemeres adoctrinaron a los niños para espiar a los padres y denunciarlos si se quejaban.

Más de dos millones de camboyanos murieron por los trabajos forzados, el hambre, las enfermedades y los tiros en la nuca asestados por soldados ante la menor sospecha de traición, hasta que los vietnamitas invadieron el territorio en 1979 y derrocaron a los jemeres por temor a que ese cáncer les llegara.

Actualmente, Camboya vive en un régimen autoritario reminiscente del horror, aunque más moderado y tolerante y con un sistema capitalista que le ha traído progreso.

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