¿Hasta cuándo el mundo va a tolerar despotismos feudales?

Hasta 300 reos eran asesinados en una noche por el régimen sirio de Bashar al-Assad, un espanto que no movió a los regímenes árabes del Medio Oriente a buscar una solución en igual forma como en Arabia Saudita una critica al régimen es castigada con la pena de muerte.

Un informe de la ONU da cuenta de que desde 2011 miles de civiles sirios fueron víctimas de detenciones arbitrarias, torturas y malos tratos, así como desapariciones forzadas y violaciones conexas con el fin de sofocar la disidencia y la oposición al régimen.

Al ser liberados por los rebeldes en diciembre pasado, cientos de prisioneros desconcertados y eufóricos salieron de las cárceles sirias, gritando de alegría de escapar de uno de los sistemas de detención más temidos del mundo, donde reinaba la tortura y en algunos casos no se podía ver la luz del día.

Como ocurre en esta tierra, las familias no podían ver a los reos ni saber de ellos, eran mantenidos en condiciones inhumanas y sufriendo torturas, sin esperanzas de juicio, hacinados, en un limbo jurídico —como los deportados venezolanos— y muchos hasta perdieron la razón y la vida.

Pese a tal historial, Assad recibió asilo en la Rusia de Putin, otro criminal de guerra cuya "guerra relámpago", la operación Z que supuestamente iba a durar un par de semanas pero que ha entrado en su cuarto año. Este “sueño” de Putin le ha costado la vida o dejado inválidos a un millón de rusos, además de chinos, norcoreanos e indios a quienes les ofrecieron becas y beneficios si se reclutaban pero que fueron enviados al frente de batalla como "carne de cañón" según la vieja expresión.

Torturar, asesinar dentro de las cárceles, dejar que los detenidos pasen hambre y no reciban asistencia médica, que pasen meses y hasta años en condiciones infrahumanas no parece que despierte indignación general, pues hasta en la democracia más antigua del mundo, los Estados Unidos, los excesos de crueldad perpetrados contra los inmigrantes y hasta ciudadanos nacidos allí no han suscitado el suficiente repudio en la población, como lo comprueba el campo de concentración “Alcatraz de los Caimanes” en Florida y que ya tuvo inundaciones.

¿Es que la mayoría de la gente acepta sin chistar que seres humanos cuyo único delito fue buscar un mejor futuro en los Estados Unidos sean tratados como animales, siendo separados de sus familias y sometidos a brutales condiciones como las que a diario se describen por quienes las sufren?

En tal escenario lo que está evidenciándose es una especie de conjura contra los latinos, estén legalizados o no, al punto que hablar español —la segunda lengua más hablada en los EE.UU.—se ha vuelto una especie de sello de desprecio, como sucedió al hijo nacido en Estados Unidos de un conocido nuestro, un joven universitario que estuvo a punto de ser torturado y muerto por el solo hecho de hablar español por la policía de la ciudad, lo que motivó una protesta de su centro de estudios: los universitarios son jóvenes que deben ser respetados en sus derechos, más cuando no han cometido ninguna infracción.

La interrogante que muchos se hacen es cómo puede el mundo convivir con regímenes que permanentemente violan los derechos de sus ciudadanos, que llegan al extremo de quemar vivos en las calles a grupos que protestan como sucede en Myanmar (antes Birmania), donde un grupo de generales corruptos ha tomado el poder, lo que puede igualmente decirse del régimen comunista chino uno de cuyos voceros dijo que "Putin no puede perder la guerra" ya que tal desquiciado es un prominente miembro de la cofradía de asesinos, torturadores y ladrones...

El mundo enfrenta brutales clepto-regímenes sin reaccionar

¿Se puede pensar que en algún punto del futuro una fuerza internacional formada bajo auspicios de democracias consolidadas corra en auxilio de pueblos pisoteados, masacrados y arruinados en sus economías por clepto-regímenes que actúan sin control?

¿Que los Assad hayan respondido a una sublevación opositora bombardeando ciudades, matando a niños, gente honesta, grupos que anhelaron hacer de Siria una nación democrática y que el mundo esté impávido ante tal espanto...?

La gente de bien no puede ser indiferente y menos aplaudir estas monstruosidades ni en Siria ni en otros países en pleno siglo XXI.