Otro Día del Periodista entre sombras y temores
Más de 40 periodistas en el exilio, captura de nuestro columnista Enrique Anaya, espacios de libre expresión que se cierran, intimidaciones policiales, amenazas desde plataformas digitales y troles contra ellos y sus familias… Este es el panorama con que transcurre hoy el Día del Periodista.
Lejos de festejar, los periodistas salvadoreños independientes viven la jornada en cautela e incertidumbre, con el temor de ser seguidos y perseguidos, de que “ahoguen” sus espacios o de abiertamente ser capturados, sufrir los abusos del régimen de excepción y ser acusados de delitos inventados. Solo el año anterior, la Asociación de Periodistas de El Salvador registró casi 800 agresiones a la prensa independiente.
Pero, en El Salvador, en Venezuela o Nicaragua, si volvieran a nacer, los periodistas honestos y valientes volverían a ejercer como tales, aun con los riesgos que implica denunciar los abusos del poder, exigir transparencia y honestidad en el manejo del dinero de todos y resistir censuras, persecución y cárcel.
Desde su fundación el 2 de mayo de 1936, El Diario de Hoy ha sufrido intimidaciones, censuras, cierres, el exilio de su fundador, Napoleón Viera Altamirano, durante la dictadura martinista; atentados dinamiteros e incendiarios, boicots a su circulación e intento de ahogamiento publicitario durante el duartismo; juicios infundados, intentos de capturas y amenazas a nuestros reporteros en el último régimen, que precisamente se inauguró intentando detener a uno de nuestros fotoperiodistas en el centro de San Salvador el 1 de junio de 2019.
Como dijimos en nuestra nota editorial por el 89o. aniversario de fundación, jamás hemos ejercido en posiciones gubernamentales, precisamente para conservar nuestra independencia. A lo largo de su trayectoria EL DIARIO DE HOY ha recibido numerosos premios cívicos e internacionales, un reconocimiento a su apego a principios éticos y su lucha por la verdad y la justicia.
La mejor profesión del mundo en muchos sentidos es la de periodista, pues al lado de enterarse de mucho de lo bueno e interesante que pasa en el mundo, también se informa de primera mano o a través de noticias y testimonios de muchos dramas, se trate de tragedias y horrores que tienen lugar en nuestro suelo, o de catástrofes y sucesos muy dolorosos que acontecen en cualquier otra parte del mundo.
Al informar de algo, el periodista corre siempre el riesgo de desagradar, alarmar o despertar enojos, como igualmente de alertar a muchos de amenazas latentes, se trata de enfermedades como el dengue y el covid.
El periodista anuncia las nuevas, sean buenas o malas --cómo quisiéramos que siempre fueran buenas--, es un intermediario, un ciudadano sirviendo a otros ciudadanos; no inventa los hechos, los comunica, los difunde para que la sociedad pueda tomar decisiones, prevenir tragedias, cuidar sus presupuestos, desarrollar sus vidas. Por eso no se vale que un régimen dirija las baterías de su fiscalía para atacar a medios que dicen lo que no le gusta lo que publican o lo comprometen, como hacían los antiguos reyes persas que decapitaban a los mensajeros que portaban malas nuevas.
Los periodistas son de los primeros en enterarse de homicidios, tragedias como incendios o coheterías que estallan, de abusos del poder, capturas arbitrarias, de feminicidios y hasta infanticidios, a lo que ahora se suman las capturas "a la diabla" y sin dar oportunidad de defenderse, a inmigrantes en Estados Unidos.
El periodismo ve lo hermoso y noble, pero asimismo las tragedias y el dolor
El periodismo es una noble pero difícil profesión, pues a la par de abogar por los propios principios ha defendido personas y grupos profesionales y cívicos injustamente perseguidos y ha denunciado vigorosamente la corrupción.
El periodismo en sus distintas versiones es dulce/amargo, al hacernos testigos de logros, hazañas, descubrimientos, mucha bondad, pero asimismo de tragedias, persecuciones, de los horrores perpetrados por el crimen organizado, del feminicidio, la violencia contra niños, la intolerancia en todas sus formas....
Sigamos luchando por la verdad, la justicia, el respeto a los derechos humanos y por un mejor El Salvador.

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