Santa Ana 20oC   88% H San Salvador 23oC   94% H San Miguel 23oC   94% H Surf City 23oC   94% H
  mapa
EDH

Temporada de Navidad Conciertos en El Salvador Festivales Turismo en El Salvador Noticias

Banner versión desktop Banner versión móvil
   CONTENIDO DE ARCHIVO: ¡Estás navegando en el pasado! 🚀 Da el salto a la nueva versión de elsalvador.com. Te invitamos a visitar el nuevo portal país donde coincidimos todos.

Viajar con exceso de equipaje

Viajar con un diagnóstico en salud mental es muy valiente e implica enfrentar emociones que usualmente se mantienen enterradas. Un viaje puede ser suficiente para hacer que todo lo que no está resuelto dentro de nosotros salga a la superficie.

Avatar del autor

Por Alejandra Gavidia
Publicado el 20 de mayo de 2025


Pasaporte, tarjetas, dinero en efectivo, cargadores, audífonos, ropa interior, calcetines…creo que llevo todo. ¡Ah! Mi medicamento, mi receta… a ver, ¿cuántas pastillas necesito? ¿Cuántos días estaré? Son 15 días y de esta me tomo dos al día, necesito llevarme toda la caja. De esta otra es 1 al día y una extra por crisis ¿cuántas llevo en caso de crisis? No creo que me vaya a sentir tan mal, pero eso mismo pensé la última vez y me hicieron falta medicamentos. Aunque tampoco puedo llevarme todos porque si me entran pensamientos intrusivos y me da por querer tomármelos todos de una sola vez tampoco es bueno…

Viajar a llegares nuevos siendo un paciente de salud mental es todo un desafío. Más allá de hacer los cálculos correctos para no perder ninguna dosis, los cambios significativos de entorno implican crisis o desequilibrios de forma común.

Con los viajes la estructura de la rutina diaria que, en muchas ocasiones, ayuda a mantener el equilibrio emocional, desaparece. Los horarios, las comidas, el sueño, los lugares seguros cambian generando una sensación de descontrol.

Por otro lado, también se experimenta una sensación de vulnerabilidad y desconexión. No solo se está lejos de amigos y familia, se está lejos de la red de apoyo a la que solemos recurrir en casos de urgencia. Esto conlleva una sensación de aislamiento, especialmente si el viajero se encuentra en un lugar donde no habla el idioma, no conoce a nadie y está sumergido en una cultura diferente. Esto último nos lleva a otro punto importante: el choque cultural. El estrés, la frustración e incluso la confusión con respecto a la identidad personal pueden ser consecuencias de enfrentarse a normas sociales, comidas, valores y comportamientos diferentes.

Al viajar salimos de nuestra cotidianidad, eso es claro, pero también nos da mucho tiempo de introspección. Viajar nos aleja del ruido cotidiano dejándonos solos con los pensamientos intrusivos. Aunque podría sonar liberador, cuando tienes una enfermedad en salud mental esta introspección puede aflorar traumas, dudas existenciales o emociones reprimidas. Cada día de viaje es un día en el que aumenta la posibilidad de tener que afrontarse con preguntar sobre quién sos, qué querés, cómo encajás en el mundo, cuál es tu aporte a la sociedad, en qué eres bueno, a quién le importarías si algo te pasara durante el viaje…y muchas preguntas más que te atacan diariamente y que no puedes evitar.  Aunque las confrontaciones pueden ser enriquecedoras, son dolorosas y al juntar ese dolor con todo lo mencionado, nos encontramos en un cierto grado de estrés emocional. Que, si bien es una repuesta humana natural, cuando eres una persona que experimenta depresión, ansiedad, pensamientos autolesivos, trastornos de personalidad y demás, no es fácil disfrutar el viaje mientras estás haciéndole frente a todos los sentimientos que experimentas.

Lamentablemente el dolor emocional no desaparece con el entorno. Muchas personas suelen decir “estás de viaje, deberías estar disfrutando y no lamentándote”. Creo que esta es una de las frases más dañinas en esta situación porque refuerza el sentimiento de culpa y frustración generando más presión por sentirse bien provocando que el viajero se sienta peor y más solo. Además, una persona que ya carga habitualmente con tristeza, ansiedad, trauma no deja de sentir todo ello al viajar; al contrario, estos sentimientos se intensificar al estar fuera del entorno seguro.

Viajar y alejarse del sistema de apoyo genera una sensación de desprotección al no tener acceso inmediato a médicos, terapeutas o redes de apoyo. Durante los viajes se crean muchos espacios donde el aislamiento puede ser el protagonista y aumenta los pensamientos instrusivos aflorando los más oscuros.

Con tanto encima llegan los sentimientos de autodaño. Cabe destacar que estos sentimientos no son culpa del viajero, es una señal de que la mente intenta aliviar el dolor emocional que, para estas alturas, ya está sobrepasado.

Viajar con un diagnóstico en salud mental es muy valiente e implica enfrentar emociones que usualmente se mantienen enterradas. Un viaje puede ser suficiente para hacer que todo lo que no está resuelto dentro de nosotros salga a la superficie. Por ello, si eres viajero y enfrentas un padecimiento en salud mental recuerda: eres importante, aun cuando tu mente te dice lo contrario.

Miss Universo El Salvador, consultora política

💡
¿Qué deseas ver ahora?