Un final demasiado pronto
La autopsia psicológica también es importante para diferenciar un suicidio de un asesinato, pues no son raros los casos en que un asesinato se encubre con un aparente suicidio.
Mientras regresaba a casa la noche del pasado jueves escuché por la radio una noticia que ha ocupado mi mente desde entonces. Se informaba sobre la muerte de un muchacho de catorce años en Santo Domingo de Guzmán, un pueblo del departamento de Sonsonate. Al escuchar el nombre del pueblo retrocedí mentalmente casi cuarenta años, a la época de la guerra, cuando como estudiantes de Medicina nos tocaba colaborar con las campañas de vacunación. Recordé que llegar hasta el pueblo fue toda una hazaña pues prácticamente sólo vehículos de doble tracción podían atravesar esos ríos, quebradas y caminos de piedra y lodo. Del pueblo caminamos otro tramo más hasta el lugar de vacunación. Algunos compañeros, que ahora son prestigiosos especialistas, tuvieron la suerte de conseguir caballos. Un pueblo casi inaccesible, al menos en aquella época. Creí luego que el muchacho se había ahogado en algún río o poza, un tipo de desgracia que de vez en cuando ocurre. Pero el locutor dijo que la muerte había sido por suicidio, que el muchacho había sido encontrado colgado de un árbol.
Se quitó la vida a los catorce años, una edad que es generalmente feliz, cuando todo son sueños y proyectos, cuando se está con un nivel de salud física óptimo, cuando los amigos ocupan un lugar preponderante y cuando se empieza a ensayar con el amor.
¿Qué le pasó para tomar esta terrible decisión? ¿Fue un acto impulsivo, motivado por una reacción emocional intensa? ¿Sufría maltrato de parte de algún miembro de la familia? ¿Bullying?
Todo suicidio es una tragedia inmensa, pero el de un adolescente lo es en grado superlativo.
¿Qué pasará ante este hecho? ¿Se investigará? ¿Se tomará alguna medida si alguien resulta directamente responsable? Con un grado de amargura e impotencia creo que lo más probable es que no se haga nada y que en unos días todo quede en el olvido.
La inacción se justificará pensando que de todos modos ya no se puede hacer nada o que sucedió en un lugar recóndito del país. Pero lo cierto es que hay mucho que se debería hacer. Investigar a fondo lo sucedido no sólo es posible sino también muy importante.
Hay que conocer las causas de esta tragedia.
En estos casos se inicia realizando un análisis de la escena, con fotografías, recolección de evidencias y pistas que lleven a la elaboración hipótesis de móviles. Una investigación médico-forense se debe realizar, que incluya una autopsia para determinar si los hallazgos patológicos concuerdan con lo supuesto por la escena.
Un estudio que sería relevante sería lo que se ha denominado una autopsia psicológica. Mediante entrevistas a familiares, vecinos, amigos y compañeros de escuela, se determina si existían razones ambientales, familiares, emocionales y de personalidad que provocaran el acto. Se determina asimismo si existía planeación y en qué grado ésta estaba estructurada. Cartas, conversaciones, mensajes, existencia de intentos previos, todo es importante.
La autopsia psicológica también es importante para diferenciar un suicidio de un asesinato, pues no son raros los casos en que un asesinato se encubre con un aparente suicidio.
De las conclusiones se puede aprender mucho y resultan muy valiosas para efectos de prevención. La gran mayoría de suicidios, especialmente en los jóvenes, son prevenibles. De cada uno se extraen lecciones muy útiles, que eventualmente sirven para prevenir futuros casos.
Los familiares deben asimismo ser atendidos pues la culpa por un caso de suicidio en la familia dura para siempre.
Médico Psiquiatra.

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