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Oscar Picardo El Diario de Hoy

El silencio de las Facultades de Medicina

El Ministerio de Salud ha hablado, señala que la formación médica es de baja calidad; los estudiantes también han elevado su voz, criticando el instrumento. ¿Y las autoridades universitarias no tienen nada que decir?

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Por Óscar Picardo Joao
Publicado el 28 de julio de 2025


En semanas pasadas el Ministerio de Salud (Minsal) informó que los más de 200 estudiantes de medicina que se sometieron al examen extraordinario para iniciar su año de internado rotatorio y no obtuvieron la nota necesaria para aprobarlo deben esperar seis meses para repetir la prueba. 

“No se trata de que no haya plazas, sino de responder a una demanda de la población: aplicar un examen de requerimientos para evaluar si quienes estarán en contacto con pacientes tienen los conocimientos necesarios”, señaló el titular de la cartera de Estado, Francisco Alabi; y argumentó que “se trata de una situación en la cual evidentemente existe una disminución en la capacidad de las instituciones formadoras de generar los conocimientos específicos en el grupo”.

Por otro lado, un grupo de estudiantes que habló bajo el anonimato, por temor a represalias gubernamentales, detalló que el examen que se les había sometido por el Instituto Nacional de Salud (INS) y la Dirección de Hospitales, presentaba una serie de irregularidades debido a que alrededor de 30 de las 100 preguntas estaban redactadas con imprecisiones.

Sobre estos hechos la Facultades de Medicina de las universidades que imparten la carrera debieron dar alguna explicación, al menos bajo tres hipótesis: 1) El examen estaba mal diseñado (como afirman los estudiantes); 2) La calidad de la formación médica ha bajado (como señala el Ministro de Salud); y 3) Los sistemas de admisión han bajado los estándares por la baja calidad de educación media (nadie lo dice, es una posibilidad o sospecha).

Una máxima de los sistemas de evaluación indica que cuando un número significativo de estudiantes aplaza un examen el problema es el instrumento; es decir, está mal diseñado. Generalmente hay una distribución normal de los resultados en la campana de Gauss.

En las pruebas estandarizadas de ítems, para lograr la validez y confiabilidad, se utilizan varias técnicas o índices de dificultad y discriminación académica. Incluso existen software especializados –como Iteman- para descartar preguntas ambiguas o con distractores mal utilizados o confusos.

Por otro lado, suele haber problemas con las "fuentes" de los ítems; es decir, qué programas de estudios y qué libros de texto se utilizaron para diseñar las preguntas. Si bien existe un "core curriculum" de la carrera médica de las cuatro grandes especialidades –pediatría, medicina interna, cirugía y ginecología-, es probable que cada universidad tenga un modelo educativo particular y diferenciado para formar a sus estudiantes; ¿se consideró esto en la evaluación?, ¿hubo un diálogo con las autoridades académicas para diseñar la prueba?

Pese a que el destacado médico Sir William Osler afirmaba que “La medicina es la única profesión universal que en todas partes sigue los mismos métodos, actúa con los mismos objetivos y busca los mismos fines”, hay diferencias académicas, científicas y de calidad.

En términos generales, las instituciones de educación superior suelen ser celosas a la hora de admitir estudiantes para las carreras de ciencia de la salud; además de los criterios académicos, notas de bachillerato, existen pruebas psicológicas, entrevistas y otros recursos de admisión. De tal modo que la masa crítica de estudiantes de medicina suele ser de buen o alto desempeño académico.

Por otro lado, la mayoría de docentes que enseñan en las Facultades de Medicina suelen ser profesionales experimentados y con vocación; docentes exigentes que ya van poniendo filtros formativos durante los primeros años de estudio.

Obviamente, creemos que existen ciertos estándares formativos en las diversas facultades, puede haber un baremo diferencial en función de: la calidad de su planta docente, recursos didácticos, biblioteca, laboratorios, etcétera; pero, sabemos que tanto el Ministerio de Educación como el Consejo Superior de Salud Pública y su junta de vigilancia de la profesión médica, vigilan los requisitos mínimos o indispensables para formar profesionales de la salud.

Más allá de estas consideraciones, llama la atención el silencio de los rectores y de los decanos de las Facultades de Medicina. El Ministerio de Salud ha hablado, señala que la formación médica es de baja calidad; los estudiantes también han elevado su voz, criticando el instrumento. ¿Y las autoridades universitarias no tienen nada que decir?, ¿temor…?

Dado el carácter y trascendencia de la medicina, y más allá de las acusaciones e hipótesis, los rectores o decanos deberían dar una explicación a la sociedad, respondiendo simplemente a las posibilidades: ¿Ha bajado la calidad de la formación o de los candidatos que llegan al programa?, ¿la evaluación estuvo mal diseñada? o ¿la “materia prima” humana que les llega limita sus posibilidades académicas? 

Se imaginarán que muchos estamos preocupados, ya que los médicos del futuro son los cuestionados y en ellos sus programas formativos. Nadie quisiera ser atendido u operado por un cirujano que obtuvo una nota de 5.0, es decir que sabe la mitad de lo que debería saber; entonces ¿esa nota de 5.0 es real o no?

Sería prudente, que al menos de manera colegiada, establezcan una posición respecto a los señalamientos. Es importante, necesario y una responsabilidad de las casas de estudios superiores. Se les agradecerá… Por el momento yo sospecho de la prueba…

Disclaimer: Somos responsables de lo que escribimos, no de lo que el lector puede interpretar. A través de este material no apoyamos pandillas, criminales, políticos, grupos terroristas, yihadistas, partidos políticos, sectas ni equipos de fútbol… Las ideas vertidas en este material son de carácter académico o periodístico y no forman parte de un movimiento opositor. Nos disculpamos por las posibles e involuntarias erratas cometidas, sean estas relacionadas con lo educativo, lo científico o lo editorial. A los nuevos críticos: Paren de sufrir.  

Director Editorial / oscar.picardo@altamiranomedia.com

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