Signos tempranos

Las ciencias en general, y las neurociencias en particular, aportan conocimientos que tienen el potencial de brindar enormes beneficios a la Humanidad. Imagine el lector que fuera posible detectar durante la niñez reacciones fisiológicas y patrones conductuales que pudieran predecir futuras conductas criminales, y no solo eso, sino que fuera también posible intervenir tempranamente y modificar eficazmente tendencias delictivas antes que aparezcan en sus formas más extremas. Algo así permitiría evitar homicidios y otras agresiones, robos, estafas, y otra gran cantidad de conductas criminales. 

En la mayoría de casos las conductas criminales, especialmente las más graves, son llevadas a cabo por personas que tienen predisposición natural (hereditaria) o adquirida a estas conductas. Digo la mayoría de casos pues existen situaciones en que la conducta criminal se produce en personas normales que siempre han sido obedientes de la ley. Casos como conductas agresivas en personas con alta fatiga física o hipoglucemia; o robos en personas con necesidades apremiantes. Aquí nos referimos a los criminales con predisposición al crimen.

Las neurociencias han aportado datos importantes a este respecto. La psicopatía, tendencia a transgredir normas, a la agresividad patológica y a los delitos sobre la propiedad ajena, pueden advertirse tempranamente en la vida, incluso en la primera infancia. Hay bebés que muerden o golpean a sus madres y que parecen disfrutar con ello. En la niñez hay dos conductas que plantean una posible psicopatía: la piromanía (jugar y deleitarse frecuentemente con el fuego) y la crueldad a los animales. La agresividad excesiva en la etapa preescolar y escolar, y el hurto en edades tempranas también son predictores. Los niños con tendencias psicopáticas tienden a presentar mayor resistencia al dolor físico, no tienen temor a las consecuencias de sus actos, tienen poca empatía al sufrimiento de otros y no presentan o son muy leves los sentimientos de culpa y el remordimiento.

El término psicopatía, aunque muy valioso y descriptivo, no aparece en los manuales diagnósticos psiquiátricos, especialmente por su connotación peyorativa. Lo más cercano es el diagnóstico de Trastorno de Conducta en la niñez y la adolescencia, y el Trastorno Antisocial de la Personalidad en los adultos. Aproximadamente la mitad de los niños con trastorno de conducta desarrollan personalidad antisocial en la adultez. 

Actualmente se están desarrollando diversos tipos de pruebas para detectar psicopatía. Existen pruebas psicométricas y pruebas de reacciones fisiológicas. Se ha advertido que las personas psicopáticas tienen una menor respuesta a la adrenalina y que tienen dificultad para reconocer expresiones faciales de sentimientos negativos (tristeza, miedo) en los demás. Estudios con neuroimágenes están arrojando datos sobre las estructuras cerebrales que determinan estas reacciones. Con el tiempo estos métodos de detección serán más precisos.

Pero la detección, y especialmente la detección temprana, es sólo la primera parte de la cuestión. ¿Qué se puede hacer con los casos detectados? Actualmente se están desarrollando formas de intervención que han dado muy buenos resultados. Algo importante que se ha determinado es que los castigos no tienen mayor efecto en las personas psicopáticas, pues carecen de miedo a las consecuencias y soportan bastante bien el dolor. Otro punto importante es que no toda intervención es eficaz, que hay algunas que incluso pueden resultar contraproducentes. 

Los niños con tendencias psicopáticas deben ser intervenidos oportunamente, y mientras más temprano mejor. Se deben usar métodos terapéuticos específicos y que han sido probados y validados. Y se debe contar con personal debidamente entrenado, pues no hay espacio para la improvisación.

Médico Psiquiatra