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Cuando se pierde la confianza

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Por Teresa Guevara de López
Publicado el 01 de junio de 2025


Una de las condiciones más importantes en las relaciones humanas es la confianza, una virtud que se gana cuando las personas, gracias a acciones transparentes y el cumplimiento de la palabra dada, llegan a ganarse respeto y cariño. La confianza entre el pueblo y sus gobernantes es determinante para el bien común, al creer en las promesas hechas por los funcionarios a quienes dio el voto para que trabajen por el pueblo.

En los 6 años de gobierno cian, la elección del presidente con millones de votos a su favor, y una reelección inconstitucional, demostraba una total confianza en sus promesas, y la esperanza de mejores condiciones de vida para los más necesitados, especialmente en los dos temas claves, salud y educación. Pero la realidad ya comprobada, es que la mayoría de las promesas han sido totalmente falsas, verdaderos engaños que han hecho despertar y desilusionarse a los ciudadanos.

El pueblo ha escuchado cifras totalmente fuera de la realidad que parecen producto de la improvisación. Construir 5 mil escuelas en 5 años resultaba en casi 3 escuelas diarias. Nada de esto pasó, pues solo se construyeron o repararon unas 11 cada mes. Y sin contar con las que con la excusa de remodelarlas, las destruyeron y dejaron a los padres y alumnos en situaciones dramáticas, con gastos que no estaban incluidos en sus escasos presupuestos.

Las promesas de construir puentes, pavimentar calles de acceso de pocos kilómetros en la zona rural, no han sido cumplidas, y al complicarse la situación con las fuertes tormentas del invierno, los sufridos vecinos han tenido que dedicar sus propios esfuerzos para construir ellos mismos, lo que era obligación del gobierno. Rifas, ayuda de hermanos del exterior, mano de obra y materiales donados para tener la posibilidad de acceder a la carretera, sacar a sus enfermos y mandar a sus hijos a la escuela. Estas acciones, tan admirables en un pueblo trabajador, debían llenar de vergüenza a los funcionarios de NI, que disfrutan de las mieles del poder con lujos, viajes, modas, restaurantes, vehículos y propiedades, lo que un dicho popular calificaría como “contar pisto frente al pobre”.

Se construyó una planta desalinizadora en el Cantón Las Hojas que suministra agua a una sola escuela, porque la pequeña comunidad tenía servicio de agua desde hace más de 10 años, pero fue construida con urgencia tras la denuncia de la construcción de un rancho vecino, propiedad de parientes de funcionarios de NI, por reos en fase de confianza, y que gracias a una divertida maniobra, la propietaria generosamente donó a la ANDA: ¿Puede confiarse en un gobierno así cuando hay miles de salvadoreños que no tienen agua?

Tras la pacífica protesta de los vecinos de la Comunidad El Bosque, a punto de ser desalojados, fueron rechazados violentamente por las autoridades y capturados uno de los líderes y un abogado. El mandatario ordenó a su Ministra de Vivienda dialogar para apaciguar los ánimos, y ella ofreció generosamente la construcción de casas para los futuros desalojados. Pero sale la noticia de un proyecto de vivienda destinado a beneficiar a 84 familias de la comunidad 10 de mayo en el Cantón Chancuyo, Ahuachapán, que se comenzó a principios del 2023 y se encuentra paralizado desde hace seis meses. La comunidad afirma que el ministerio dejó de enviar los materiales, así que las familias están aportando la mano de obra no calificada, pues todavía falta construir 28 viviendas más. ¿Se repetirá con los del Bosque?

Con estos antecedentes, no es de extrañar que los docentes, y la mayoría de los ciudadanos, tras escuchar en cadena nacional la última promesa presidencial de dos escuelas por día, y que su gobierno es el que más ha invertido en educación, surja la legítima desconfianza de que nada de esto será realidad.

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