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Triángulo amoroso

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Por Alejandra Gavidia
Publicado el 13 de julio de 2025


Sigo tratando de descubrir si la vida amorosa es más difícil por culpa de esta época hiperconectada, volátil y globalizada o si es tal vez porque estoy cada vez más cerca de los 30 's y me he vuelto más quisquillosa con las personas de quienes me rodeo.

Independientemente a eso, a veces es más complicado llevar en pie una relación sentimental cuando convives en un eterno triángulo amoroso. Y no, no estoy hablando de una tercera, y a veces hasta cuarta, persona que se involucra. Hablo de un triángulo amoroso entre una persona, la otra y el diagnóstico en salud mental de una de ellas.

Como una paciente en recuperación en salud mental puedo decir con toda honestidad que a veces, después de años de haber sido diagnosticada, sigo encontrando cosas nuevas en mi enfermedad. Nuevas explicaciones al comportamiento que he tenido durante años, a mis manías, a mi obsesión con el control y a mi poca tolerancia al fracaso o a los cambios de planes. Si ya es difícil encontrar como pareja a una persona decente, sin vicios y que tenga buenas intenciones, imagínate encontrar a alguien que además de eso esté dispuesto a enfrentarse a convivir con una persona con un diagnóstico como depresión o ansiedad.

Y todos, casi todos, dirán al principio que “sí pueden”, jurarán que “eso no nos define” y prometerán “siempre estar” cuando tengamos una crisis, cuando pasemos por un mal día o una mala semana o incluso cuando solo queramos ser una bolita y no movernos por horas acostados en cama.

Y muchos, pero no todos, van a correr a la primera crisis. Dirán que eso que están experimentando los “sobrepasa”, objetarán que “nunca habían estado en una situación así” o argumentarán que “temen que los vayan a culpar a ellos”.

Lamentablemente, aunque una persona con un padecimiento en salud mental sea clara y detallada sobre su diagnóstico y su sintomatología, hay personas que no entienden la magnitud de lo que vivimos hasta que no lo ven con sus propios ojos o hasta que no pasa bajo su techo y se sienten indignados y molestos. ¿Pero por qué se indignan si ya sabían que esto venía con nosotros? ¿Por qué actúan como si fuéramos personas desagradables que de pronto ya no son merecedoras de amor? Y más importante ¿por qué hacen que todo gire en torno a ellos?

Cuando una persona con una enfermedad de salud mental experimenta alguna crisis, como una crisis depresiva, crisis de ansiedad, crisis autolesivas, entre otras, esta persona está realmente sufriendo. Es una persona que padece un sufrimiento inmensurable y muchas personas suelen indignarse por las muestras de sufrimiento de sus parejas y lanzan los típicos comentarios de “no tenés idea cómo esto me hace sentir”, “pensá en mí”, “yo pensé que si te ofrecía cariño ya no ibas a pensar/hacer eso”…

Pero esto no funciona así. No somos los perros de Pavlov; no por sonar una campanita (querernos), vamos a automáticamente estar felices y libres de cualquier agobio o sufrimiento que estemos padeciendo. Claro, ofrecernos un ambiente sano, amor real, condiciones pacíficas son condiciones que propiciarán una mejor calidad de vida para nosotros. Pero eso no significa que no volveremos a pasar por ansiedad o depresión.
Y peor aún, cuando una persona no dimensiona correctamente la condición en salud mental de su pareja se frustra y reacciona erráticamente. Desde comentarios innecesarios e incómodos, hasta decidir alejarse de la persona. Tal vez para la persona que ha decidido alejarse será un duelo que enfrentará, pero no vivirá con la carga de ser “un combo complicado de querer” de “no ser suficientemente bueno”, esa persona no va a pensar “nunca nadie me va a querer por mi diagnóstico”.

Las personas que se involucran con pacientes de salud mental deben entender que el diagnóstico de sus parejas es igual de importante que otro. Porque estoy segura de que la pareja de una persona con diabetes no cree que con “suficiente amor” va a producir la insulina necesaria para tener una vida sana, ¿o sí? Es posible navegar por ese triángulo amoroso, pero requiere de paciencia, esfuerzo y compromiso.

Miss Universo El Salvador, consultora política

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