¡A la basura!

Oí que alguien preguntó: ¿Qué hacemos con estos chunches? Le respondieron con toda naturalidad: “Tíralo a la basura”… ¿Ya no sirven? ¿No habrá alguien a quien le pueda servir?... ¡Te dije que lo tires a la basura!… ¡Ni modo, a la basura!…

Recordé un pueblo en el entorno de Bruselas donde viven unos amigos alemanes. Estando de visita en su casa, el sábado a media mañana, me preguntó mi amigo, si lo acompañaba a entregar unas cosas que ya no necesitaban. Incluso le ayude a cargarlas en su camioneta. Eran varias cajas con envases de plástico, otra con restos de tabla yeso de una reparación, una caja con trozos de cable de cobre y conectores, bombillos y tubos fluorescentes quemados y dos cajas con envases de vidrio de diferentes productos alimenticios.

Después de unos 30 minutos, viajando unos 25 kilómetros en un tráfico normal, llegamos al lugar donde para entrar había una cola de ocho vehículos y una pluma que para entrar hay que tomar un ticket y al salir pagar. Es un terreno de media manzana en el que en lugares bien señalizados se colocan separadas las cosas que ya no se utilizan. Por ejemplo, las botellas de vidrio verde, las de vidrio blanco, las de vidrio café, las de plástico PET, separadas, de los recipientes de PVC. Las llantas de bicicleta, llantas de carro y lo mismo, los restos de hierro, acero inoxidable, aluminio, cobre, trozos de cerámica, restos de cemento, pinturas, madera sólida, madera chapada, tubos fluorescentes y otros productos que la gente ya no utiliza y que aquí nosotros tiramos a la basura. Conté 43 promontorios de diferentes productos. 

La mentalidad de reutilización y reciclaje de todo tipo de materiales está en la mente de las personas y los niños… Por ningún lugar se encuentran bolsas o promontorios de basura en las calles esperando que la alcaldía los mande a recoger. Y vi contenedores donde los vecinos llevan ropa y zapatos que ya no utilizan y había un cartel, en el que pedían lavar y doblar la ropa antes de colocarla en el lugar, y si son zapatos, que también estén limpios.

Esta semana vi un video grabado en Nueva York, de grupos de personas, que en la noche esperan en las aceras de tiendas de comida preparada, como pizzas, donas o cualquier otra, que no se puede guardar para el siguiente día. Y en cuanto los empleados sacan las bolsas negras cerradas, estas personas las abren, sacan la comida, la ponen en sus mochilas, cierran nuevamente las bolsas y se llevan la comida a su casa para compartirla con sus familia. 

Desde hace 30 años, que de los Tigres de Oriente y China nos llegan cientos de contenedores de productos domésticos, juguetes, ropa y calzado de bajo precio fabricados de materiales plásticos. Y eso está bien, pues por poco dinero se pueden comprar, pero con la mentalidad de aquí, como son baratos, cuando ya no gustan se tiran a la basura. Y así… ¡“Aquellos” cada día más ricos y aquí cada día más inundados en basura!… Segunda ley de la Ecología: “Todo va a parar a algún lugar”…

Después de escuchar: ¡Tíralo a la basura! Pensé: ¿Serán conscientes que tirar a la basura significa responsabilizar a otros del final de algo que ellos compraron, lo utilizaron y cuando ya no lo quieren, lo pasan a la sociedad?

Ni modo… Sigamos educando sobre la conveniencia del reciclaje, la sostenibilidad de las decisiones y que bien estaría si subvencionan la creación de empresas pequeñas, medianas y grandes que se dediquen al negocio del reciclaje.

Pero bien… ¡Como al final todo es energía, no se puede destruir, pero sí transformar, y la mejor muestra de gratitud a las cosas que nos han servido es reciclarlas!

Pedro Roque, ingeniero / Todo es más fácil y más sencillo con sentido común.