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Naturaleza e historia y gracia

Acabamos de contemplar cómo, en palabras de Serrano Oceja, “al colegio cardenalicio, y esta es también una enseñanza que se puede demostrar desde el punto de vista de las pruebas históricas, le asiste una inteligencia implícita que escudriña, a la hora de elegir al sucesor de Pedro, las corrientes profundas de la historia y de la humanidad”.

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Por Carlos Mayora Re
Publicado el 16 de mayo de 2025


José Francisco Serrano Oceja, periodista y catedrático de periodismo en Madrid, ha escrito un artículo especialmente iluminador con respecto a la elección del Papa León XIV -flamante sucesor de Francisco en la sede de Pedro-, pero sobre todo en relación a la época histórica, y las corrientes de pensamiento más bien posmodernas, en las que dicha elección ha tenido lugar.

Lo aborda desde una perspectiva muy interesante. Quizá una de las citas más ilustrativas de su escrito sea la siguiente: “quien siga necesitando que León XIV le dé la razón al Papa Francisco, o se la quite, no entiende ni lo que hizo el Papa Francisco ni lo que hará León XIV. Los cardenales electores han sido conscientes de que, incluso dentro de la Iglesia, con Francisco se ha producido un cambio biológico. Las generaciones del Concilio y de los años 60, 70 y 80 ya no están, o están en retirada. El mismo León XIV es ya de otra generación, de otra época”.

La elección del papa se sitúa, sin dudarlo, más allá de las disputas entre conservadores y progresistas, mucho más allá de categorías temporales; y muestra cómo la Iglesia Católica permanece como un faro, como un punto de referencia de los valores morales y éticos que no solo sostienen, sino que contribuyen a forjar la cultura vigente.

Cuando se parte del esfuerzo para comprender que en el mundo en general, y en la Iglesia en particular, no todo es política (lucha por el poder), que más allá de quién ocupa la cátedra de Pedro, está la verdad fundamental de que hay algo sobreterrenal, sobrenatural, que posibilita la permanencia del catolicismo por encima de lo político o lo meramente humano, entonces cobran un nuevo sentido, un significado incluso casi literal, las palabras de Jesús cuando prometió a Cefas que, como piedra que es, sobre ese lecho de roca, edificaría su Iglesia.

Así, si se analizan las cosas desde la honestidad intelectual y se dejan de lado prejuicios bastante difundidos en el mainstream cultural/mediático, se es capaz de ver cómo la Iglesia ha contribuido asiduamente a una sociedad mejor, a un mundo más humano; y no solo por las proverbiales obras sociales promovidas por los cristianos y esparcidas por todos los continentes, sino también proveyendo unos Papas, unas figuras señeras cuya presencia y acciones han estado situadas siempre más allá del neto liderazgo humano o de lo meramente político, incluso simplemente organizativo o de gestión de recursos.

Unos sumos pontífices que -cada uno a su modo- han reconocido -y actuado en consecuencia- las necesidades y esperanzas, los valores y anhelos de cada coyuntura histórica.

Acabamos de contemplar cómo, en palabras de Serrano Oceja, “al colegio cardenalicio, y esta es también una enseñanza que se puede demostrar desde el punto de vista de las pruebas históricas, le asiste una inteligencia implícita que escudriña, a la hora de elegir al sucesor de Pedro, las corrientes profundas de la historia y de la humanidad”.

Ya se sabe que, a toro pasado es un poco más fácil juzgar lo sucedido, y quizá por ello la elección del cardenal Prevost ha sido en general, sorpresiva, pero cargada de sentido cuando se conoce mejor a León XIV.

Un hecho que, continúa escribiendo el periodista, se explica mejor cuando se considera que “los creyentes creemos que esa inteligencia sentiente (…) forma parte de eso que llamamos la asistencia del Espíritu Santo, que juega siempre en el terreno de la relación entre naturaleza e historia y gracia, verdad y libertad”; categorías que parecen estar un tanto alejadas de la mayoría de las personas, pero que si uno se aplica, terminan por convertirse en conceptos clave que nos permiten afirmar que la Iglesia, como venimos diciendo, ha aportado y sigue aportando a la humanidad unos papas que han sabido estar, siempre, a la altura de los retos de los tiempos.

Ingeniero/@carlosmayorare

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