De “el jugador que se ganó a sí mismo”
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Próximo a un encuentro de ajedrez, el diestro ajedrecista se jactaba de conocer los ocultos misterios del tablero. El tablero de ajedrez, al escucharlo le aclaró: “Aún te falta una victoria que alcanzar de las muchas que tienes en tu haber.” “¿Dime de qué victoria hablas tabla cuadriculada?”-dijo desafiante el vanidoso jugador. El tablero que -por su antigüedad y experiencia de miles de años- conocía los enigmas del triunfo, respondió: “La victoria que te falta librar, es la victoria sobre ti mismo. Debes jugar a solas con el desconocido adversario que está en tu interior. Sólo puede vencer en las lides de la vida aquel que antes ha ganado la victoria contra sí mismo, ante sus propias dudas, retos y desafíos.” El fatuo ajedrecista, ante tal lección de la vida, agradeció al tablero su sabio consejo y se fue, buscando su victoria final hacia los confines del oriente… Moraleja: Más que en los tableros de la vida, el ajedrecista necesita haber vencido antes los enigmas de su corazón. (De fábulas “Pastor de Ovejas Perdidas” de C. B.)

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