“Pastor de ovejas perdidas”
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Lloraba un joven pastor la pérdida de sus ovejas y de su fortuna, bajo un manzano desnudo de sus ramas. En cuenta había perdido el amor de su amada… “No tienes por qué llorar y lamentarte de tu suerte -le dijo el viejo manzano. Yo he perdido mi follaje y mi verdor y, sin embargo, no me lamento.” “Qué te da por comparar tu follaje pasajero con mis ovejas y anhelos? -objetó el pastor. El sabio manzano contestó: “Pierde el árbol sus hojas en la ventisca y el hombre sus ilusiones en tiempos malos. Pero debes saber -agregó- que cuando mis ramas quedan desnudas es cuando florezco y doy frutos. Así el hombre que pierde el follaje de sus ilusiones habrá de florecer el día venidero”. “Gracias, hermano manzano -respondió el joven pastor, secando sus lágrimas. Gracias por enseñarme tal sublime secreto de la vida.” Y diciendo eso se fue por los senderos el ovejero a buscar sus ovejas y sus sueños. Moraleja: Entre más pagamos a la vida la tristeza, más pronto estamos por cobrarle su alegría. (De fábulas “Pastor de Ovejas Perdidas” de C. B.)

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