Gente trabajando en libertad bajo la ley es la base de grandes naciones
Para que la Economía de Mercado funcione a plenitud es esencial que un pueblo e idealmente sus vecinos estén regidos por un Orden de Derecho
Dejar que la gente actúe libremente bajo un Orden de Derecho y, como se dice desde Adam Smith, "dejar hacer y dejar pasar", es la fórmula más efectiva para combatir el hambre, poner en pie a pueblos arruinados por cleptodictaduras, guerras y catástrofes naturales, siendo asimismo el único camino que puede recomponer a nuestro El Salvador cuando llegue el momento.
Actualmente lo que están haciendo muchas comunidades para proveerse de agua potable y no depender de "el Estado" es de mucho mérito, a lo que se agrega el hecho de que cada invierno el buen Dios nos suministra, con lluvias muy copiosas, lo que tantos pueblos quisieran para sí, aun cuando a causa de los ciclos solares se sufre de efectos del "Niño" y la "Niña", que entre otras consecuencias ha hecho que llueva a raudales en zonas desérticas mientras el nivel de grandes ríos desciende peligrosamente.
Desde siempre y recordando las campañas de una asociación que lastimosamente desapareció, "Los Amigos de la Tierra", se viene insistiendo, sin lograrlo, poner pequeños diques en cauces de ríos para que en invierno se formen pozas que perdurarían en verano y se nutran los mantos freáticos, pero estas prédicas no consiguen penetrar la conciencia pública. Como dice el Evangelio, a San Juan Bautista le tocó "predicar en el desierto"; el bautismo de Jesús fue un acto de reverencia hacia el agua como fuente de vida, alegría, verdor y abundancia...
Para que la Economía de Mercado funcione a plenitud, sea un motor de desarrollo y genere riqueza, es esencial que un pueblo e idealmente sus vecinos estén regidos por un Orden de Derecho, no un esquema de continuas y con frecuencia destructivas ocurrencias, las que invariablemente se prestan a ruinosos programas, atropellos a la libertad de los ciudadanos y saqueo imparable.
Es tremendamente perjudicial para el desarrollo tanto de la persona, de las agrupaciones de diversa naturaleza que siempre están presentes, que se forman espontáneamente, ir de susto en susto, de sacudida en sacudida, ya que lo que se haga para formar capital, tener los bienes necesarios para asegurar un esquema de trabajo, está siempre sujeto a lo indeciso, a la impredecible ocurrencia que desde "el Olimpo", el "casco de la hacienda", acosa a la gente.
Falta de empleo y seguridad jurídica empuja a la emigración
Esa permanente incertidumbre es la causa de que tantos jóvenes quieran emigrar, un acto preñado de peligros y a lo que se suma la persecución desatada por el presidente Trump contra los inmigrantes, lo que coloca a todos, jóvenes y viejos literalmente, e incluso a los que ya están legalizados, entre la espada y la pared.
Un reportaje de Radio Francia Internacional da cuenta de que desde la toma de posesión de Donald Trump, México ha recibido a casi 20.000 personas devueltas desde Estados Unidos. Y las autoridades estadounidenses precisan que están devolviendo a los migrantes al interior de México o al sur, cerca de Guatemala, en lugar de a la frontera norte, para disuadirles de intentar cruzar de nuevo. Internamente, las autoridades han desatado una "cacería" indiscriminada, no se le puede llamar de otra manera porque se denuncia que son brutales e incluso no distinguen si una persona es residente legal, sólo ven su color de piel.
Numerosas ONG y asociaciones denuncian esta instrumentalización de la inmigración, que convierte a los migrantes en moneda de cambio diplomática. Y estas medidas, por disuasorias que sean, dejan a muchas personas en un callejón sin salida, atrapadas en México, sin posibilidad de pedir asilo ni de regresar a su país.
El Salvador debe volver a tener seguridad jurídica, un pleno Estado de Derecho, así como mejorar su economía y combatir la corrupción, para ofrecer garantías a la inversión extranjera y evitar que su gente vote con los pies buscando mejores rumbos...

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