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¡La mujer del siglo XXI, aún a la espera de su justo valor!
Representa entonces un reto para nuestro país la creación de políticas que favorezcan la maternidad y crianza de los hijos y la revisión o elaboración de leyes que promuevan la corresponsabilidad mediante una paternidad responsable, la defensa de la vida y más aún, la equidad salarial.
El 8 de marzo recién pasado celebrábamos el Día Internacional de la Mujer. fecha que tiene su origen en marzo de 1908 cuando un centenar de Mujeres que pedían mejores condiciones laborales y salariales en una fábrica textil en Nueva York, pierden la vida en un lamentable incendio. Y es en honor a ellas que Naciones Unidas, en 1977, declaró esta fecha el Día Internacional de la Mujer.
Esta es una ocasión para reflexionar sobre la situación de la mujer en el mundo, los avances conseguidos ylos retos que faltan por superar. El siglo XX, tuvo grandes avances en cuanto a 3 hechos fundamentales: el derecho al voto con la subsiguiente autonomía legal, acceso a la educación y la incorporación de la mujer al mercado laboral.
Actualmente, las mujeres representan más del 42% de la fuerza de trabajo a nivel mundial. Y Aunque ocupan el 50 % de los puestos a nivel inicial, ocupan solo un 25% en puestos directivos (según informes del Foro Económico Mundial 2024 sobre brecha de género). Lo que significa en palabras del Jefe del Banco mundial, Indermit Gil, que “las mujeres tienen el poder de dar un impulso a la tambaleante economía mundial”, Los retos son grandes, aún quedan 5 generaciones o 134 años para alcanzar la paridad salarial en todo el mundo”. Y la brecha salarial refleja que las mujeres asalariadas ganan un 20 % menos que un hombre. (ONU Mujeres 2024).
En El Salvador, la mujer, representa el 53% de la población, y constituye un pilar importante para la familia y sociedad. Dónde el 45% de los hogares salvadoreños son liderados por mujeres. De la población Universitaria, el 56.5% son mujeres (datos 2022) y el número de empresas lideradas por mujeres ha crecido en un 30 % en la última década, según datos del banco mundial. Asimismo el 60 % de las micro y pequeñas empresas son lideradas por mujeres, según datos presentados por CAMARASAL 2023 y el 70 % de los emprendimientos que se han creado en el país, son dirigidos por mujeres.
Venimos emergiendo, pero aun aspiramos a que todos tengamos igualdad de oportunidades para alcanzar bienestar, generar recursos y lograr equidad en derechos económicos y culturales.
En el mundo actual, resulta difícil definir: ¿quÉ es una mujer? Y podríamos decir que es un ser humano del sexo femenino con cromosoma XX, que vive intensamente sus emociones, que es sinónimo de fortaleza, de re inventarse, de resiliencia, educadora y administradora del hogar, es quien resguarda el amor de la familia, es trabajadora incansable dentro y fuera del hogar, es dadora de vida y humanizadora en cualquier ámbito de la sociedad.
La mujer moderna debe cumplir con una doble responsabilidad: en su trabajo y en el hogar. Es evidente que no se puede realizar ambas tareas satisfactoriamente, ya que por falta de facilidades laborales y falta de corresponsabilidad del cónyuge, resulta imposible convertirse en la “superwoman” del siglo XXI, lo que repercute, casi invariablemente en frustración personal, descuido del hogar y desatención de los hijos.
Según un informe de desarrollo humano del PNUD, el valor del trabajo doméstico no remunerado realizado principalmente por mujeres en El Salvador, alcanzaría, si se pagase a precio de mercado, un equivalente al 32 % del Producto Interno Bruto (PIB) nacional. Es decir, el trabajo doméstico no remunerado estaría aportando al bienestar del país más que lo que aporta el sector industrial o la industria manufacturera y el sector agrícola juntos.
Representa entonces un reto para nuestro país la creación de políticas que favorezcan la maternidad y crianza de los hijos y la revisión o elaboración de leyes que promuevan la corresponsabilidad mediante una paternidad responsable, la defensa de la vida y más aún, la equidad salarial.
Concluyo con la frase “invertir en la mujer es un imperativo económico y una cuestión de derechos humanos para mejorar el mundo”.
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