Dignificación docente: una promesa de 30 años
a acertada (o no) centralización de los planes de formación docente exclusivamente en el MINED, la formación inicial docente no tiene una identidad propia, no hay un plan de carrera que desarrolle al magisterio, no existe una política de incentivos a la formación, y, a pesar de los diferentes amagos para ampliar la formación docente de tres a cuatro o cinco años, equiparándolos con la licenciatura, la formación docente sigue igual.
La dignificación docente ha sido una promesa constante de todos los ministerios de Educación (MINED) desde los acuerdos de paz en 1992. Basta dar unas ojeadas a los programas de gobierno para ver que la apuesta por la llamada calidad educativa fue puesta por Plan Maestro en los hombros de las y los docentes. Sin embargo, a su vez, todos los sindicatos docentes, académicos y especialistas en educación señalan que los ministerios de educación a la fecha han reprobado esta materia, pero ¿qué significa dignificar la carrera docente y por qué es importante? Veamos esto de forma panorámica.
De forma general podemos decir que dignificar la carrera docente significa reconocer, valorar y fortalecer el rol del magisterio en la sociedad mediante acciones concretas que mejoren sus condiciones laborales, profesionales y sociales. No son pocas las instituciones que ponen al docente en el centro de las políticas educativas, es el caso del estudio “Docentes exitosos, alumnos exitosos” del Banco Mundial (2021), o el estudio “los docentes son importantes: atraer, formar y conservar a los docentes eficientes” de la OCDE (2009) que, dado su nivel de incidencia en las políticas de gobierno, inciden en, eso sí, en términos más neoliberales y eficientistas de la educación.
Desde la perspectiva más amplia, no son pocos los estudios que señalan la importancia que juega la dignificación docente. El académico español Francisco Imbernón en muchos de sus estudios señala que cualquier política innovadora que las administraciones educativas quieran impulsar en la escuela no puede “negligenciar las relaciones laborales del profesorado”. Maurice Tardif y Claude Lessard en sus estudios señalan la importancia de las condiciones laborales en el desarrollo de la docencia como profesión. Bernadette Gatti pone el énfasis en, no solo la formación inicial, sino en el desarrollo profesional docente.
Ahora bien, ¿qué nos dicen estos estudios sobre cómo dignificar la carrera magisterial? Lo primero que se viene a la mente es algo que hoy debería ser obvio, (pero que aún no lo es): la carrera docente es una profesión. Más allá de la histórica mirada romántica de la “vocación docente”, las políticas educativas deben ir en el sentido de ver al magisterio como profesión con sus propias dinámicas laborales. Infelizmente, en el caso salvadoreño, desde el cierre de Ciudad Normal Alberto Masferrer en 1980 por el batallón Atlacatl, tristemente recordado por sus aportes al conflicto armado como la matanza en el Mozote, las políticas educativas a la formación docente han carecido de la visión estratégica.
Más allá de la acertada (o no) centralización de los planes de formación docente exclusivamente en el MINED, la formación inicial docente no tiene una identidad propia, no hay un plan de carrera que desarrolle al magisterio, no existe una política de incentivos a la formación, y, a pesar de los diferentes amagos para ampliar la formación docente de tres a cuatro o cinco años, equiparándolos con la licenciatura, la formación docente sigue igual.
Los Planes de estudio (ya con 12 años desde su última revisión) son demasiado técnicos, sobrecargados de contenidos, las prácticas docentes se han reducido y con ello la oportunidad del aspirante a profesor de confirmar su interés, sin incentivos para atraer a los mejores estudiantes (obvio, ¿para qué estudiar profesorado si deben pasar más de 40 años para que el salario se duplique?), el marco de actuación sigue desfasado y cada vez lo será más al ignorar los avances tecnológicos. Lo peor del asunto es que, como ya se ha señalado anteriormente, ¿de qué sirve hacer el mejor plan de estudios para los profesorados si estos con suerte llegarán a ejercer la docencia con cinco o diez años después de formarse? La dignificación docente debe pasar por garantizar que se forman los docentes necesarios, con el perfil y el momento justo.
Habiendo formado al docente y garantizando su espacio en el aula, ¿cómo se puede dignificar la carrera? Una política necesaria es reconocer a todo el trabajo que el docente realiza. Actualmente el MINED lleva una política de que el docente cubra lo más posible sus horas de trabajo para dar clases, es decir, que si el horario del docente tiene 25 horas disponible a la semana estas sean cubiertas dando clases a los estudiantes. De esta manera, el MINED no reconoce como trabajo docente la revisión del trabajo de los estudiantes (revisión de tareas, exámenes), la planificación escolar, el apoyo para actividades administrativas (reportes de notas al MINED, llenado de formularios, etc). Todo esto el docente lo hace en horario no laboral sin retribución. En otros países, la jornada laboral docente reserva un porcentaje para actividades escolares más allá de ministrar clases.
Por otro lado, la dignificación también debería considerar la formación continua. No son pocos los docentes que se quejan con formaciones totalmente inútiles y homogeneizadoras (una misma formación para todos en todo el país a todo nivel). Este tipo de formación ya cuenta con varios estudios que señalan lo ineficiente que son para modificar las prácticas docentes, fin último que se esperaría de tales. Ni se diga que la actual legislación no reconoce el permiso con goce de sueldo o becas para docentes estudiar postgrados unido a la falta de oferta atractiva en las universidades en esta área, más allá de maestrías generalistas poco efectivas.
Por último, ¿qué se puede decir de la dignificación docente en cuanto al salario? Esto, que es lo único que suelen señalar en las mesas de trabajo los gremios magisteriales, también es una materia pendiente. En un reciente estudio hecho en la Universidad Francisco Gavidia señalamos que la política salarial docente tiene tres deficiencias: no existen mecanismos para revisar el salario docente, la Ley de la Carrera Docente define que se revise el salario cada tres años, pero tanto los gobiernos Flores y Bukele han ignorado la ley en este punto; no existen parámetros para definir el aumento, es decir, el MINED puede aumentar a discreción o no el salario base y; el salario docente es regresivo a medida que los docentes se mantienen en el sector público, se ha demostrado que el profesor pierde poder adquisitivo frente al Producto Per Cápita y al salario mínimo a lo largo de los años. Esto a parte de que el sistema está diseñado sólo para premiar la antigüedad, siendo que un profesor con licenciatura puede ganar lo mismo que alguien con especializaciones, maestrías y doctorados.
En fin, esta opinión no busca abarcar todas las problemáticas sobre la no dignificación docente en El Salvador, sino para servir como punto de partida para un diálogo más amplio que incluya diversos sectores. Más que una responsabilidad exclusiva del MINED, es un acuerdo de nación que no nos hemos dado el tiempo de pensar: empresarios, políticos, cooperantes, medios de comunicación, gremios docentes, universidades, padres, madres, estudiantes estamos en deuda y ojalá una hoja de ruta se trace para resolver estas problemáticas.
Desde mi experiencia y mi total identificación con las causas del magisterio, les deseo a mis amigos y amigas colegas un feliz día del maestro y la maestra.
Profesor e Investigador en Educación Matemática – UFG

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