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Jaime Ramirez Ortega

No desprecies el sacrificio en la cruz

Los geólogos Jeffeson Williams, del SupersonicGeophysical, y Markus Schwab y Achim Brauer, del Centro de Investigación alemán de Geo-ciencias, estudiaron la playa Ein Gedi, ubicada en la orilla oeste del Mar Muerto, a 13 millas de Jerusalén, cuyos sedimentos muestran que hubo allí al menos dos grandes terremotos: uno en el año 31 antes de Cristo, y otro, entre el 26 y el 36 de nuestra era, lo cual es consistente con el relato de los evangelios con respecto a la crucifixión.

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Por Jaime Ramírez Ortega
Publicado el 25 de febrero de 2025


“Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena…Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu. Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; y se abrieron los sepulcros y muchos cuerpos de santos que habían dormido se levantaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos. El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente este era Hijo de Dios” (Mateo 27:45-54). 

Los evangelios narran que la tierra se oscureció por el lapso de tres horas. Teológicamente esto ocurrió debido a que el Señor Jesucristo estaba cargando con los pecados de la humanidad. Por esa razón hubo una separación entre Jesús y Dios el Padre. Note lo que dice: “Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46). Este desamparo está vinculado a la Santidad y Justicia de Dios, dado que Jesús cargó con los pecados de la humanidad, haciéndose maldición por nuestros pecados (Gálatas 3:13). 

En la cruz del Calvario el Señor Jesucristo, según lo relata el Apóstol Pablo en Colosenses 2:13-14, "Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz".

La palabra todos significa “cualquier, cada uno, la totalidad de”. Así, todos nuestros pecados -pasados, presentes y futuros- fueron clavados en la cruz y están completamente perdonados. 

Por lo tanto, ningún historiador serio puede negar que el Señor Jesucristo sea un personaje histórico, que murió crucificado y que resucito al tercer día.

Uno de ellos fue el galardonado periodista de investigación Lee Strobel, que pasó los primeros 30 años de su vida como ateo. De hecho, creía que el cristianismo era una secta, así que cuando su esposa le confesó que se había convertido al cristianismo, Strobel pensó que su matrimonio no tenía remedio. A raíz de ello comenzó una investigación basada en evidencia científica, concluyendo que hay un Creador del universo; y, según datos históricos, se convenció de la afirmación de que Jesús es quien dijo ser el “Hijo de Dios”.

Y con respecto al oscurecimiento de la tierra por tres horas y el fuerte terremoto que se dio en el contexto de la crucifixión,  los geólogos Jeffeson Williams, del SupersonicGeophysical, y Markus Schwab y Achim Brauer, del Centro de Investigación alemán de Geo-ciencias, estudiaron la playa Ein Gedi, ubicada en la orilla oeste del Mar Muerto, a 13 millas de Jerusalén, cuyos sedimentos muestran que hubo allí al menos dos grandes terremotos: uno en el año 31 antes de Cristo, y otro, entre el 26 y el 36 de nuestra era, lo cual es consistente con el relato de los evangelios con respecto a la crucifixión. 

Del mismo modo el apologista cristiano Tertuliano, en el año 197 d. C., dijo con respecto al oscurecimiento de la tierra, que ese evento no era un eclipse sino un presagio, que quedó registrado en los archivos romanos. Los eruditos modernos han encontrado mención sobre ese evento en escritos antiguos que las fuentes de referencia hoy en día perdidas, como las del historiador griego Thallus, quien aseguró que el oscurecimiento de la tierra por tres horas se debió a un eclipse;  sin embargo, este argumento ha sido desvirtuado, puesto que científicamente un eclipse, puede durar como máximo 7 minutos, pero jamás tres horas. 

Por ejemplo, Julio Africano, a quien el emperador romano Lucio Septimio Severo (193-211 d.C) encargó la construcción de la biblioteca del emperador en el Panteón de Roma y ​​que más tarde se convirtió al cristianismo, escribió lo siguiente: “Thallus, en el tercer libro de sus historias, explica esta oscuridad como un eclipse de sol, algo que, a mi parecer, resulta irracional, puesto que se trata de un evento real, que no tiene explicación”. De estas referencias se desprende claramente que el relato evangélico de la oscuridad (de tres horas de duración) durante la crucifixión de Jesús proporciona  fuentes “externas” que respaldan los documentos primarios de los Evangelios. 

En 1 Juan 5:13, el apóstol dice: "Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna".

Juan escribió esta epístola para asegurar a los creyentes de su salvación eterna, que es una realidad presente y futura (Juan 3:16).

@Jaime_RO74 

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