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In Memoriam: Leonardo Franco: Su contribución a la solución de los problemas de los refugiados y desplazados salvadoreños y centroamericanos

Leonardo siempre estuvo convencido de que el ACNUR tenía que trabajar con desplazados internos, pero entendió que si lo decía claramente en Cartagena en 1984 el fracaso estaba más que asegurado, pero cinco años más tarde, con CIREFCA, fue posible, aunque de manera limitada, pero poco tiempo después ya de forma abierta, como el caso del trabajo del ACNUR con desplazados internos en Colombia

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Por Francisco Galindo Vélez
Publicado el 20 de mayo de 2025


Leonardo Franco comprendía que la protección de refugiados y desplazados en Centroamérica era parte de un largo proceso que había que llevar por partes para que no fuera rechazado desde el primer momento. Así, entendía la importancia del rumbo y el ritmo y, aunque nadie más lo sabía o lo presagiaba en aquel momento, ya tenía claro que todo esto no podía empezar y terminar con la Declaración de Cartagena sobre los Refugiados y que era imprescindible dar más pasos, entre ellos, encontrar la manera de dar fuerza a la propia Declaración de Cartagena, ya que se trataba de una declaración y no de una convención, pensar en las soluciones duraderas, brindar una atención especial a las mujeres refugiadas, desplazadas y repatriadas y buscar la vinculación de toda esta labor con los procesos de paz en la región centroamericana.

Desde que se adoptó la Declaración de Cartagena, empezó un esfuerzo de cabildeo con gobiernos y organizaciones no gubernamentales para legitimarla y lograr que fuera ganando aceptación y fuerza. Con el paso del tiempo, muchos países, incluso más allá de Centroamérica, incluyeron su definición de refugiado en sus leyes nacionales, algunos la Declaración completa, aunque hay que decir que también los hay que han dado marcha atrás. 

En 1989, se organizó en Ciudad de Guatemala la Conferencia Regional sobre Refugiados Centroamericanos (CIREFCA), para tratar las soluciones duraderas. Produjo dos documentos: un documento jurídico que incluyó por primera vez una definición del término desplazado interno, y un plan de acción con proyectos productivos, pues las soluciones duraderas exigían la aplicación simultánea de los derechos civiles y políticos y de los derechos económicos, sociales y culturales. Esta es una segunda convergencia fundamental. Y aquí hay que decir que si esta convergencia de derechos se aplicara siempre, seguro que no habría ni refugiados ni desplazados internos.

Además, ya con CIREFCA se entreabrió un poco más la puerta para la labor internacional en favor de desplazados internos, en un primer momento como parte del trabajo con refugiados y repatriados, pero tiempo después se abrió de par en par ya sin este tipo de vínculo. Y vale recordar que los Principios Rectores sobre el desplazamiento interno de 1998, habían empezado a discutirse en los años 1992 y 1993 como parte del trabajo con refugiados, desplazados y repatriados en Centroamérica. En realidad, fue una propuesta del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en una reunión de expertos que organizó el Instituto Interamericano de Derechos Humanos (IIDH) en San José, Costa Rica, que en aquel momento dirigía el jurista salvadoreño Roberto Cuéllar Martínez.

El Instituto había creado un grupo de trabajo con expertos independientes, el ACNUR, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que en aquellos tiempos todavía no era parte del sistema de las Naciones Unidas, un observador del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), y organizaciones no gubernamentales, entre otros. Ese grupo había empezado a trabajar lo que serían los Principios Rectores con una clara visión de partida: establecer qué normas del Derecho Internacional Humanitario, de los Derechos Humanos y del Derecho de los Refugiados, en este último caso por analogía, se aplicaban o se podían aplicar a los desplazados internos, y a partir de allí identificar las lagunas en materia de protección. Esto lo puedo afirmar sin ambages porque a mí me tocó presentar esta propuesta en nombre del ACNUR. Cuando el secretario general de las Naciones Unidas nombró al Dr. Francis Deng representante especial para los desplazados internos, este trabajo se le trasladó y se concluyó bajo su guía.

Y para la situación de las mujeres había que hacer algo importante y por eso se organizó, también en Ciudad de Guatemala, en 1992, el Foro Regional Enfoque de Género en el Trabajo con Mujeres Refugiadas, Repatriadas y Desplazadas (FOREFEM), que recomendó, por ejemplo, reconceptualizar los principios de libertad, seguridad e igualdad a la luz de las restricciones y las discriminaciones genéricas a las que se ven sometidas las mujeres refugiadas, repatriadas y desplazadas y que les restringen el ejercicio pleno de sus derechos y libertades fundamentales, ya sea ante la ley, el Estado, la administración de la justicia, la sociedad, o en el ámbito comunal, familiar y personal.

Y sobre el ritmo, he aquí un ejemplo: yo creo que Leonardo siempre estuvo convencido de que el ACNUR tenía que trabajar con desplazados internos, pero entendió que si lo decía claramente en Cartagena en 1984 el fracaso estaba más que asegurado, pero cinco años más tarde, con CIREFCA, fue posible, aunque de manera limitada, pero poco tiempo después ya de forma abierta, como el caso del trabajo del ACNUR con desplazados internos en Colombia.

Escritor y diplomático salvadoreño.


 

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