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Paolo Luers

Carta a los cobardes carceleros que gobiernan El Salvador: Liberen a Kilmar Armando Ábrego García

El gobierno de Estados Unidos dice que fue un “error administrativo”, pero que ya no puede repararlo porque Ábrego García se encuentra en El Salvador, donde Estados Unidos no tiene jurisdicción para ordenar su regreso. Es mentira. El caso Ábrego García no es un asunto de jurisdicción. La jurisdicción sobre cada preso en El Salvador la tienen exclusivamente ustedes. No necesitan orden ni  autorización de Washington para liberar a Kilmar. Es su obligación. Y es obligación de Estados Unidos recibirlo. Punto.

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Por Paolo Lüers
Publicado el 02 de abril de 2025


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El gobierno de Estados Unidos sabe que Kilmar Armando Ábrego García no tiene ninguna causa penal contra él en Estados Unidos, donde vivió desde el 2011. Ni siquiera estaba violando las leyes migratorias. Vivía en Estados Unidos legalmente, respaldado por una  sentencia judicial que le daba protección. No había razón ninguna de deportarlo, mucho menos de encarcelarlo.

Ustedes en el gobierno de El Salvador igual saben que Ábrego García no tiene causa penal, ni en Estados Unidos ni en El Salvador, país que abandonó con 16 años. Lo saben Casa Presidencial, el Ministerio de Justicia y Seguridad, la Fiscalía y las autoridades judiciales, policiales y penitenciarias: Ábrego García es inocente.

A pesar de esto, el hombre está encerrado en el CECOT, aislado de su familia, incomunicado de sus abogados defensores, sujeto a un régimen de seguridad diseñado para terroristas.

El gobierno de Estados Unidos dice que fue un “error administrativo”, pero que ya no puede repararlo porque Ábrego García se encuentra en El Salvador, donde Estados Unidos no tiene jurisdicción para ordenar su regreso.

Es mentira. El caso Ábrego García no es un asunto de jurisdicción. La jurisdicción sobre cada preso en El Salvador la tienen exclusivamente ustedes. No necesitan orden ni  autorización de Washington para liberar a Kilmar. Es su obligación. Y es obligación de Estados Unidos recibirlo. Punto.

El gobierno de El Salvador –y esto incluye su ministerio de Justicia y Seguridad, su Dirección General de Centros Penales y en última instancia al carcelero Osiris Luna- tiene la obligación de inmediatamente dar la libertad a Ábrego García y gestionar con Washington su regreso a Estados Unidos y a su familia. Cada día adicional en el CECOT es un día más de secuestro. Es inconcebible que la Corte Suprema no haya actuado...

Pero el caso de Ábrego García es solamente la punta del iceberg. Todas las personas deportadas y trasladadas al CECOT se encuentran en un limbo legal, en el cual el gobierno salvadoreño diariamente viola sus derechos. O sea, ustedes, cada uno de ustedes. Y esto es válido incluso para los venezolanos y salvadoreños que tienen acusaciones, juicios pendientes o incluso condenas por delitos penales. Incluso ellos se encuentran en el CECOT privados ilegalmente de su libertad por ustedes, porque sólo una instancia judicial salvadoreña podría ordenar su encarcelamiento. Ninguno de los deportados ha visto a un juez.

Hay que decirlo con toda claridad: Nadie que no tenga orden de detención o condena de un tribunal salvadoreño puede estar encarcelado en nuestro país, sea pandillero venezolano, marero salvadoreño o simplemente alguien que violó las leyes migratorias de Estados Unidos. Esto significa que a todos los que no tengan una sentencia condenatoria o una orden de detención provisional de un tribunal salvadoreño hay que sacarlos del CECOT. Algunos habrá que presentarlos a un juez, a otros -como Ábrego García- habría que liberarlos inmediatamente; a los venezolanos -todos ellos sin distinción- habrá que repatriarlos a Venezuela, a menos que pidan asilo en El Salvador – o mandarlos de regreso a Estados Unidos, en caso de que resulte que igual que nuestro compatriota Kilmar son “errores administrativos” de las autoridades de Estados Unidos. Este último no es invento mío, sino una orden de James Boasberg, juez de la Corte Federal del Distrito de Columbia, posteriormente confirmada por un Tribunal Federal de Apelaciones.

Parece inconcebible que el gobierno no haya tomado inmediatamente las únicas decisiones legal y humanamente correctas, ni siquiera en el caso tan obvio del salvadoreño Ábrego García. Es insólito que los periodistas, quienes no somos letrados de leyes, les tengamos que explicar a ustedes lo que tienen que hacer – incluso para lavarse sus manos ya ensuciadas y para reparar errores y abusos cometidos por sus  amigos en Washington.

¿Es tan cobarde, Nayib Bukele, para no atreverse a ordenar lo único correcto mientras no le dé permiso Donald Trump?

Saludos…

Paolo Lüers

Posdata: ¿Les extraña que sigo insistiendo y jodiendo con el tema de las deportaciones al CECOT? Lo voy a tocar hasta que esta gente encuentre el debido proceso justo que los corresponde. Aunque aburra. Hace unos días el senador Gary Brooker habló por 25 horas ininterrumpidas en el Senado, describiendo y denunciando todos los abusos cometidos por la Casa Blanca. 

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