Dime cuánto ganas y te diré en qué parte de la ciudad puedes vivir

Ocho de cada diez salvadoreños vivirá en el área urbana del país en 25 años, advierte el UNFPA en el siguiente cuestionario sobre algunos factores que han incidido en la disminución de la población rural.

Pregunta: ¿Qué fuentes de información se pueden utilizar para comparar la evaluación temporal de la población urbana-rural?

UNFPA: Como parte de la Revisión 2024 de las estimaciones y proyecciones poblacionales de América Latina y el Caribe, la CEPAL ha desarrollado cálculos históricamente comparables que pueden tomarse como referencia para analizar la distribución urbano-rural. De acuerdo con esta fuente, sólo el 36.5% de la población era urbana en 1950. Este porcentaje se ha elevado progresivamente a tal grado que, a partir de 1992, la población de El Salvador se convirtió en mayoritariamente urbana. A 2050, se proyecta que el 82.5% de la población sea urbana.

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¿Qué aspectos han influido en este cambio poblacional histórico y estructural? 

UNFPA: Demográficamente hay 3 variables que explican el tamaño de una población: 1) la fecundidad; 2) la mortalidad; y 3) la migración. 

Según el Censo de Población y Vivienda 2024, el porcentaje de mujeres fértiles que ya son madres es más alto en las poblaciones rurales que en las urbanas. El porcentaje de mujeres en edad fértil de 10-49 años con algún hijo nacido vivo en la zona rural es de 56.1% mientras en el área urbana es de 51.5%. En las mujeres rurales, la edad promedio del nacimiento del primer hijo en las madres de 10-49 años es de 20.2 años mientras que, en las urbanas, 21.4. En promedio, las madres rurales de 10-49 años tienen 2.3 hijos nacidos vivos; y las madres urbanas, 2.1 hijos nacidos vivos. 

2) La existencia de niveles de mortalidad similares en las poblaciones rurales y urbanas. Según el Censo, en promedio, las poblaciones rurales son más jóvenes que las urbanas. En promedio, la población rural tiene 33 años; la urbana, 35. 

La relevancia demográfica de la población fallecida en el último año reportada por el Censo es similar en el área urbana y en la rural. La población de fallecidos reportada en hogares rurales por el Censo 2024, representa el 1.0% de la población rural. En las zonas urbanas, es el 1.1%. En promedio, la edad de muerte de la población fallecida es más baja en las áreas rurales que en las urbanas (63 años en contra de 65 años). 

3) Migración. En diferentes países del mundo se han vivido procesos de urbanización que están directamente asociados con la clásica dinámica de migración interna “del campo a la ciudad” impulsada por diferentes cambios en la matriz productiva (cada vez menos rural-agrícola y cada vez más urbana ligada ya sea al sector manufacturero y/o terciario) y aspiraciones culturales vinculadas con el “sueño citadino”: es mejor vivir en la ciudad que el campo. En el caso particular de El Salvador, este fenómeno ocurrió con mayor fuerza en el siglo XX cuando la población era mayoritariamente rural y fue transformándose en una población cada vez más urbana en las décadas marcadas por diferentes desafíos económicos, conflictos sociopolíticos y una deuda ecológica creciente. 

Hoy en día, las dinámicas de migración interna capturadas por el Censo de Población y Vivienda 2024 sugieren que la migración interna está ocurriendo principalmente entre territorios con poblaciones mayoritariamente urbanas. Aún persiste la migración de territorios más rurales a otros más urbanos. El 19% son residentes urbanos que vienen de municipios con una población mayoritariamente rural. Este porcentaje aumenta de manera creciente con la edad. 

4) Según el Censo de Población y Vivienda, el porcentaje de hogares con miembro en el exterior es mayor en el área rural (11.0%) que en las urbanas (7.0%). 

¿Qué efectos puede tener el aumento de la población urbana? 

UNFPA: Puede haber muchos, pero en el caso particular de El Salvador es importante destacar los siguientes: 1) Demanda de servicios más voluminosa pero más centrada en las áreas urbanas. Esta situación refleja un desafío que puede traducirse en una oportunidad de política pública. Especialmente, es más fácil encontrar a la población, pero se necesitan más recursos para poder tener la infraestructura, personal y suministros para satisfacer la demanda de una población voluminosa. En las zonas rurales, se enfrentan el desafío de atender a una población pequeña pero espacialmente dispersa. Este tema es especialmente crítico para el circuito de servicios claves para el desarrollo de capital humano como educación y salud. 

2) Los mercados laborales se enfrentan a distintos desequilibrios amenazantes para el bienestar cuando las zonas urbanas operan como polos concéntricos de las oportunidades de trabajo mejor remuneradas, más calificadas y socialmente valoradas a expensas de la inclusión rural. Por un lado, los mercados urbanos necesitan absorber una fuerza laboral voluminosa y muchas veces, esto se hace por medio de cupos laborales de subsistencia que impiden el vivir bien en el hoy y en el mañana (se gana lo del día o menos y no se puede ahorrar o invertir para el futuro). Por otro lado, los mercados rurales se vuelven poco atractivos y competitivos y en algunos sectores como el agropecuario, se dificulta la renovación generacional de la fuerza laboral. 

3) En el imaginario salvadoreño, el vivir en las ciudades se suele asociar con vivir mejor que un pueblo. Sin embargo, el tener niveles elevados de concentración urbana también abren las puertas a nuevas formas de segregación social por la manera en cómo la diferencia de poder adquisitivo se traduce en inequidad socioespacial. Es decir, dime cuánto ganas y te diré en qué parte de la ciudad puedes vivir, cuántos metros cuadrados tendrás, que zona recreativa puedas disfrutar, entre otros factores. Asimismo, se pueden generar riesgos ambientales, en la medida que se expone a una población urbana cada vez.

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¿Qué acciones se deben tomar para equiparar la población en ambas zonas? 

UNFPA: Desde un enfoque de derechos no se busca “equiparar poblaciones” o regular volúmenes de población. El énfasis está en equiparar medios, oportunidades y resultados de desarrollo a modo de que sin importar en donde se viva, las personas puedan ir a la escuela a la edad ideal, cuidar su salud, tener un trabajo decente con buena paga, poner un negocio próspero, disfrutar de espacios recreativos, entre otras condiciones de bienestar. Por lo tanto, se deberían contar con políticas públicas territorialmente diferenciadas para las ciudades, las localidades semidensas y las zonas rurales, tomando en cuenta que lo rural abarca diferentes espectros (desde asentamientos más concentrados como las aldeas hasta territorios mayoritariamente deshabitados, pero en donde hay personas con derechos que necesitan ser garantizados). La existencia de estas políticas necesita datos territorialmente desagregados. 

En el departamento de San Salvador, la población rural apenas alcanza el 3.46%; mientras que en La Unión, el 77.75%. ¿Cuáles son los factores que pudieran influir en dicha disparidad? 

UNFPA: La concentración espacial. Estructuralmente, la dinámica demográfica es altamente concéntrica. El 71% de la población salvadoreña está concentrada en el 12% de la superficie.

Económicamente, ¿hay alguna incidencia de que las personas se estén trasladando a la zona urbana y abandonando el área rural? 
UNFPA:A nivel global, la migración rural hacia las zonas urbanas se ha dado por las asimetrías territoriales de desarrollo. En general, existen mayores oportunidades educativas, económicas y digitales en las ciudades. En este sentido, culturalmente, se ha legitimado el imaginario de que es mejor vivir en las áreas urbanas que en las rurales. Esta situación ocurre en El Salvador. De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2024, diferentes indicadores socioeconómicos mejoran a medida que se eleva el grado de urbanización.