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Ciudadana hace homenaje a negocios en el Centro de San Salvador

Flores y recuerdos personales plasmados en páginas de papel han sido observados en los recientes días en espacios clausurados por las autoridades. La iniciativa ha revivido memorias en los transeúntes que las observaron.

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Por Menly González
Publicado el 17 de enero de 2025


"Gracias, porque de pequeña me gustaba tratar de ver si se podía sacar una llave del suelo. Gracias por haber sido parte importante de lo que fue el centro histórico", se lee en una nota adornada con rosas de plástico, una roja y otra blanca, en la fachada de la cerrajería Cien Mil llaves, que cerró recientemente.

La nota cautivó a transeúntes, quienes la fotografiaron y la replicaron en sus redes sociales. La iniciativa se expandió a otros puntos del centro histórico.

La nota hace referencia a las llaves que estaban embebidas, como decoración, en el concreto de la acera frente al negocio clausurado. El pavimento fue demolido en las primeras obras de intervención y se perdió para siempre esta curiosidad.

Los mensajes se pueden aún ver en la plaza Morazán, en la excafetería Samsil, en los alrededores de Electrónica 2001, también donde hubo algunos negocios informales de comida y el punto de ventas de libros sobre la avenida España.

Geraldina de 38 años, tuvo esta iniciativa de escribir las memorias y agradecimiento en los puntos mencionados. Para la ciudadana los lugares también forman parte de la vida e historia de las personas, de la identidad, por lo que ver como uno a uno desaparecen estos espacios, que disfrutó con familiares y amigos, ha sido un proceso chocante. "Pensé que algunos lugares eran inamovibles, que podían desaparecer por un proceso natural y no por ser expropiados".

"Bajar del bus y ver que libros habían era una obligación, por años fue la rutina y encontré libros que jamás hubiera encontrado en una librería normal y muchos menos que hubiera podido pagar. Se que siguen resistiendo" dice uno de los mensajes para los libreros que estaban en una esquina de la avenida España.

Foto EDH/ Menly Gonzalez

La ciudadana se inspiró a realizar dicho homenaje al ver cómo los clientes del bar LGTBIQ El Hoyo le rindieron tributo a este lugar, que, según ellos, más que un negocio recreativo de convivencia, era un espacio seguro donde podían expresarse libremente y sin los estigmas. Durante este proceso que llaman "revitalización", Geraldina se ha conmovido porque los capitalinos actúan como si no estuviera pasando nada, cuando en realidad se está expulsando a los negocios que le daban vida y carácter nostálgico a la ciudad.

Negocios como la cerrajería antes mencionada, la sucursal de la vieja Mía Pizza y otros comercios han cerrado por las reglas del Reglamento Especial para la Aplicación de Compensación de la Autoridad de Planificación del Centro Histórico de San Salvador, APLAN, aprobado por la Asamblea y promovido por el Nayib Bukele y su familia como una continuación de las obras que inició en el centro de la capital desde que fue alcalde y le dieron la popularidad necesaria para llegar a ser electo presidente en 2019.

Aunque sean establecimientos que tengan antigüedad entre 5, 15 o 50 años, los comerciantes afirman que son requisitos son insostenibles financieramente, porque van más allá de costos de los permisos y el arrendamiento que en los últimos años se ha elevado, requieren de caras restauraciones también los plazos que imponen son absurdos. Los dueños de los inmuebles también se ven afectados y ponen en venta sus edificios.

Geraldina explica que, aunque vive en las afueras de San Salvador, cuando era niña muchas de las diligencias que su familia tenía que hacer en la capital eran en el centro y luego se convirtió en un lugar habitual en su adolescencia y más en su adultez.

"Para mí los desalojos deshumanizan, como ciudadana no puedo hacer mucho, pero me molesta lo que está pasando", expresó al ser entrevistada durante un recorrido por lugares llenos de recuerdos de infancia. "La gente se alegra por los desalojos, pero la frialdad del proceso y en lo que se está convirtiendo el centro hace que se sienta como si son ratas las que se están eliminando", agregó.

Por lo que, según la ciudadana, su objetivo con esta iniciativa es que cada quien traiga sus recuerdos al presente y los comparta, "que no se olvide que ahí pasó algo o tienen un significado especial".

La iniciativa ha logrado su cometido, al ver la nota y las flores las personas por curiosidad se acercan y leen, entre ellas surgen algunos, "es cierto era buena la comida aquí", "ahora bien cara la comida en los lugares nuevos", "el café todo chiquito y caro".

"Como salvadoreños hemos pasado muchas cosas y actualmente considero que somos varios ciudadanos que sentimos que ya no podemos hablar y solo queda resignarnos, tenemos derecho de hablar, expresarnos y de mantener el recuerdo de las historias que tenemos con los lugares".

En algunos puntos del centro hay otras iniciativas artísticas, como "stikers" y "esténcil", formas de arte urbano que muestran algún mensaje de desacuerdo sobre el nuevo rostro del centro.

En los espacios, algunas personas también compartieron entre si sus anécdotas. Foto EDH/ Menly Gonzalez

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