El emprendimiento que le da una segunda vida a las llantas usadas
Luego de varias generaciones, este negocio familiar es una opción económica de repuestos para vehículos mientras ofrece una alternativa de reciclaje.
Un camión mediano detiene sus chillidos frente a un peculiar negocio sobre el pasaje Acosta, del centro de San Salvador, en las cercanías del cementerio Los Ilustres. La vibración y el calor han provocado que, metal contra metal, emitan sonidos molestos y desgaste en el chasis. Al conductor le urgen soportes en su motor y unos separadores para que la cama de su vehículo no golpee la cabina.

Al mismo tiempo, al otro lado de la calle, una camioneta Ford Aerostar, de finales de los años 80, se parquea frente al comercio. "Estas camionetas son buenas, estables, suaves de fábrica, pero ya no se encuentran los topes para la suspensión. Aquí hemos encontrado una solución para recuperar la estabilidad del vehículo", comenta su propietario mientras muestra las viejas piezas desgastadas que solo sirven para tomar medidas.
Mientras tanto, Carolina Hércules de Ángulo, una de las propietarias del negocio, conversa con un hombre que sostiene dos llantas desgastadas de tipo 4x4, ambos tratan de llegar a un buen precio de compra y venta.

Este es el día a día del Taller Hércules, un local al que Úrsula de Ramírez llegó hace 30 años con su papá, cuchillo en mano rebanaba llantas, "para hacer alzas para cama de pick-up, patas de motor, tensores, estabilizadores, fajas de molino, soportes para amortiguadores de carro y piezas para sistema de frenado de moto", comenta, mientras aconseja a su hija Carolina cómo cortar unas piezas.

"Tenemos bastantes años de hacer esto y las calles siguen arruinadas además la gente ya nos conoce, pero ahora como ya estoy mayor y no puedo trabajar mucho, ya se quedaron solo ellos", comenta Úrsula, "para cualquiera puede ser basura, además de contaminación, pero nosotros le damos un buen uso, mi nieto es el encargado de hacer todos los productos que vendemos, yo por mi edad ya no puedo", finaliza.

La cuarta generación del negocio viene con Alfredo Alexander Ángulo, Este joven se pasea enérgicamente por el interior del local, sube y baja gradas, carga llantas viejas, recibe indicaciones de sus dos madres de cómo hacer las cosas y maneja maquinaria pesada con bastante pericia y rapidez, recién ha finalizado sus estudios de bachillerato, los cuales alternaba apoyando al emprendimiento familiar.
Alfredo padece una especie de sordera que va progresando con el tiempo, debido a lo sorpresivo de la enfermedad su familia no maneja un lenguaje de señas establecido, pero tienen un sistema de comunicación basado en el conocimiento de sus miembros, "yo nunca he ido a clases para aprender a hablar por señas, pero es mi hijo y lo conozco, el me lee los labios o me ve la cara y sabe qué le quiero decir", comenta Carolina mientras su hijo golpea con fuerza una pieza de llanta hasta darle una forma cuadrada.

"Dentro del sistema educativo no hay una forma en que los profesores entiendan o apoyen en la formación de muchachos con este tipo de problemas, aveces lo que hacen es ignorarlos", comenta Carolina y agrega que se mantiene buscando ayuda para poder realizar algún tipo de intervención médica para su hijo.
Alfredo no para de producir, no se distrae, dice que su sueño es trabajar con motores, pero quiere hacerlo luego de estudiar una carrera universitaria orienta a la mecánica automotriz
Para encargos puede contactar con Carolina de Ángulo al teléfono: 74995452

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